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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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El Parque Nacional del Teide solicita premiar al introductor de los muflones

La suelta de muflones en Las Cañadas. José Miguel González sonríe feliz por la “hazaña”

Eustaquio Villalba

El próximo día 11 tendrá lugar la reunión del Patronato del Teide. En el punto ocho, dedicado a los informes del Director-Conservador, hay uno que dice: “Informe sobre normas anuales Campaña  control del muflón 2017” y en el punto siguiente “Carta de apoyo para la concesión de la Medalla de Oro a don José Miguel Glez. Hdez.”. Es realmente asombroso que el responsable de soltar esta especie exótica reciba el apoyo del Parque Nacional del Teide para que el Gobierno de Canarias lo premie nada menos que con una Medalla de Oro.

El muflón tiene su origen en ovejas asilvestradas que han recuperado la morfología anterior a su domesticación. Los llamativos cuernos de los machos lo convirtieron en una especie cinemática y los aficionados a la caza mayor los introdujeron en otros hábitats con el beneplácito de las clases dirigentes, no en vano la caza mayor es un deporte de las élites sociales. Personajes de gran relevancia social en España son practicantes como es el caso de Blesa, el antiguo director de la Caja de Ahorros de Madrid, o el conocido político Francisco Granados.

Como en Canarias no hay especies cinegéticas de caza mayor José Miguel González y otros próceres de la época dieron satisfacción a los cazadores y soltaron en 1971 muflones en Las Cañadas y arruis en La Palma. Estos animales se multiplicaron con gran rapidez ocasionando un gran impacto sobre la flora endémica del Parque, tanto que el primer Plan Rector, el de 1986, incorporaba como un objetivo inmediato su erradicación. Pero una cosa son las palabras y otra muy distinta son los hechos y, tanto los responsables de los Parques Nacionales como el Cabildo y el Gobierno de Canarias hicieron caso omiso de las recomendaciones de los científicos. Por el contrario, favorecieron a los cazadores sin importarles el daño que causaban en toda la vegetación de alta montaña en Tenerife. Es más, un consejero del Cabildo llegó a proponer traer nuevos ejemplares “para renovar la sangre” y evitar las consecuencias de la endogamia.

Cansados de los incumplimientos de la normativa que obliga a su erradicación, Atan promovió la publicación de un manifiesto que fue rubricado por numerosos científicos y técnicos de Medio Ambiente que, entre otras cosas, decía: “Los estragos causados por herbívoros introducidos en otras islas del mundo, era argumento más que suficiente para asegurar que estos animales ponían en peligro la conservación de una parte sustancial de los endemismos insulares. Los estudios científicos que se han realizado posteriormente, tanto en la Facultad de Biología de la Universidad de La Laguna como por los técnicos del Organismo Autónomo de Parques Nacionales, han confirmado estas predicciones. En 1993, los arruis se comieron los últimos ejemplares del Helianthemum cirae y, si no fuera porque están vallados, los muflones ya habrían acabado con la mayor parte de las poblaciones de cardo de plata (Stemmacantha cynaroides) y de Helianthemum juliae del Parque Nacional del Teide. Por ello resulta incomprensible que las Administraciones competentes (Ministerio de Medio Ambiente, Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente y Cabildos Insulares) aún no hayan adoptado medidas para su erradicación  a pesar del grave daño que están ocasionando a la naturaleza.

15 años después seguimos igual, sin hacer frente al problema y, en consecuencia, agravándose la situación de tal manera que las invasiones de especies exóticas ya son una de las principales amenazas a nuestra biodiversidad y pone en peligro el conjunto de los ecosistemas insulares.

El BOC del 30 de marzo publicaba un anuncio del Cabildo de Tenerife que hacía pública la resolución del 22 de marzo que aprueba las bases reguladoras para el control del muflón, no la erradicación como dice la normativa. La rapidez con las que estos animales se reproducen, sea el suficiente para que los cazadores puedan seguir matando a los machos con espectaculares cornamentas. Según el Cabildo, la finalidad de la resolución es la erradicación, pero eso lo dejan para un futuro indeterminado. Por ahora solo se propone el control de la población de herbívoros y la instalación de vallas que protejan a las plantas de la depredación de muflones y conejos.

Hace 40 años Atan ya denunciaba el peligro de las invasiones de exóticas y, el mismo año que se fundó Atan su primer presidente, el doctor Wildpret, se manifestó públicamente contra la suelta de estos herbívoros, pero no se le hizo caso porque era uno de los de no a todo. Casi medio siglo después, nuestra asociación, junto a otras entidades conservacionistas, está llevando a cabo una intensa campaña para concienciar a la población de la gravedad del problema y, simultáneamente, organizando actividades de voluntariado para contribuir a limpiar nuestros espacios “protegidos” de las especies invasoras. Aunque hemos conseguido que los tinerfeños conozcan el problema, los responsables prefieren premiar a la personas que más contribuyeron a la proliferación de especies exóticas y, entre ellos está, como se puede ver en la foto,  José Miguel González.

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