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Willy García, los machangos y el ataúd

Juan García Luján / Juan García Luján

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No me sumaré al chorro de insultos que estos días han llenado las secciones de los lectores de los periódicos digitales. Pero los cientos de comentarios que se han escrito contra Willy García en esos medios son piropos frente al insulto que el viernes recibió el propio García por parte de sus promotores. El comunicado de prensa del gobierno canario en el que se anunciaba su nombramiento estaba acompañado de tres imposiciones: el director de la Radio Pública, y los jefes de informativos de la Televisión y de la Radio. El menos discutible es el del director de la radio, que tiene una trayectoria profesional vinculada a ese medio. Además García ha trabajado mano a mano con Juan Carlos Mateu. El Gobierno también le exige al nuevo director que mantenga frente a los informativos a alguien que ha hecho historia en la Televisión Canaria: ha sido el primero que ha insultado a los trabajadores en antena y ha hablado de ellos como si fueran una gente con la que no tenía vinculación. Estos hechos provocaron que por primera vez en la historia de la Televisión Canaria el comité de empresa pidiera la dimisión del jefe de informativos, después el Ente público contrató a seis editores y un subdirector de informativos y ninguno de ellos fue seleccionado de la redacción como veganza del propio director de informativos.

Dejo para el final la guinda de los nombramientos. Es la primera vez en la historia que a un director de un medio público le nombran a alguien que no conoce. A Willy García y a Mateu le imponen a Teresa Cruz, la esposa de Larry Álvarez, el secretario de propaganda del PP y consejero de la Televisión Canaria. Me parece bien que los del PP salgan en manifestación para defender a la familia católica, apostólica y heterosexual, pero usar los presupuestos públicos de la Autoridad Portuaria, de la Fundación Perez Galdós y ahora de una radio que no existe, para incrementar los ingresos de la familia, pues eso está muy feo, Larry, perdona que te lo diga. Además, después de leer esos fantásticos artículos de Soria defendiendo el pensamiento ultraliberal, proclamando que mande el mercado, que el Gobierno no intervenga porque el mercado es sabio. Pero cuando el mercado sólo quiere a tu mujer como redactora de provincias de una radio de tu cuerda ideológica, pues hay que recurrir al dinero público, sobre todo cuando el que controla la Hacienda pública es tu jefe, el mismo que decía que había que cerrar la tele y dedicar el dinero a los hospitales. Ahora Soria hace lo contrario de lo que dijo: cierra las urgencias de los hospitales y abre una radio y contrata con urgencia a la mujer de Larry, ¡qué coherencia, oye!

Además queda por nombrar al futuro Director de la Televisión Canaria, un cargo que parece que le toca regalar al Partido Popular. Se comenta que también traerán a alguien de Madrid, para que Teresa Cruz no se contamine con tanto acento canario. Tras el nombramiento de Roldós, Pilar Merino y otros peninsulares se trataría de una nueva contribución de este gobierno para frenar la superpoblacion?de Madrid.

Willy García se estrenó en la Televisión Canaria entrevistando a unos machangos a los que ponía voz el genial Juan Luis Calero. Ahora el presidente del Gobierno Paulino Rivero y el vicepresidente José Manuel Soria han tratado a Willy García como un auténtico machango. Se han saltado la propia ley de la Radio Televisión Canaria, le han impuesto tres nombramientos y le anuncian uno nuevo. El mismo Gobierno que defendió el derecho de Sánchez Simón a nombrar a su equipo en el Puerto de Las Palmas, le niega ese derecho a Willy García.

He trabajado siete años en Televisión Canaria, por eso me duelen las cosas que pasan en esa casa. Sólo le pediría a Willy García que escuche a sus profesionales, que se acerque al Sebadal y al Parque de la Granja y que hable con ellos. Porque si sigue el ejemplo de su antecesor y del que le imponen en Informativos, si se dedica a comunicarse con el presidente del Gobierno o sus asesores y a incomunicarse con los trabajadores de la tele o a menospreciarlos, al final la credibilidad de la Televisión Canaria acabará dentro del ataúd en el que el propio Willy se metió en uno de esos programas que lo hicieron famoso.

Juan García Luján

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