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El auge de la ultraderecha en Europa

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En estos convulsos tiempos de mísera miseria, a la que nos han llevado las nefastas políticas de los gobernantes de turno de nuestro país; y también, en los del sur europeo, por las insensatas administraciones en el apartado económico, y por los desmesurados préstamos bancarios de Alemania y Francia. Dinero alegremente solicitado, y que hay que devolver. De ahí, las perversas restricciones económicas a la que nos someten ahora, por las exigencias de la Troica: Comisión Europea BCE y FMI.

Bien servidos económicamente están los que han hecho pingues negocios y escandalosas corruptelas, con el manejo de aquéllos fáciles dividendos prestados. En cambio, la gran masa ha sido la única sufridora de sus canallescas tropelías (siempre permitidas por los distintos gobiernos españoles.

A consecuencia de ello, estamos sumidos en una desafortunada tormenta humanitaria, en los países menos favorecidos económicamente del sur de Europa. Esta indigna pobreza, esta torpe austeridad suicida, ha llevado a los países sureños a extremos insospechados, hasta hace unos cinco años. Promovida por la indolente avaricia que propone el BCE, y los banqueros alemanes (por boca de su marioneta Merkel), apremiando a que se devuelva el capital facilitado. Ninguna lástima ni pena soportan, que las naciones sureñas se hundan en la más abyecta e inhumana hambruna, con tal de recuperar sus dineros. Sin admitir demandas ni más dilaciones, el capitalismo salvaje nos ahoga a la gran mayoría trabajadora del sur europeo.

En esta maldición que pervivimos, en la pérdida continuada del bienestar y derechos sociales logrados, y sobremanera el trabajo, como derechos constitucionales -el cual, parece haber sido, sólo un mal sueño surrealista?. Desafuero que ha llevado a un enorme gentío a denostar las ineficaces políticas y políticos existentes, aplicadas también, por los partidos gobernantes democráticos, más próximos a las ideas conservadoras-neocapitalistas. Surge de nuevo, la que parecía ya fenecida, la ultraderecha, en toda Europa, especialmente en los países del sur. Las ideas neonazis renacen de sus cenizas, como el Ave Fénix.

Los nuevos profetas de la extrema derecha, dan varios eufemismos a las siglas en que se cobijan: tradicionalistas, patriotas, transversales, cristianos, católicos, o añorantes del nacionalcatolicismo (imperante durante el autoritarismo franquista en España), etc. Pero no se tildan de ultraderecha. Tampoco se autocalifican de ser xenófobos ?aunque persigan a los inmigrantes, no permitiéndoles trabajar en nada, amedrentándolos con amenazas de muerte y palizas, e incluso, propugnan la pena de muerte para los que delincan; y persiguiendo con toda vileza, a los homosexuales, gitanos, a los 'sinpapeles' y a los 'sintechos'. Abominan de la desintegración geográfica de las naciones, entre ellas, la española (Euskadi y Cataluña). Se dicen ser realistas ante la cruda realidad social que se vive (o malvive). Y se proclaman ser la solución ante las erráticas políticas actuales, porque ellos tienen la panacea del saber para vivir en la abundancia, el trabajo, el orden y el bienestar.

Este imparable auge de la extrema derecha se está extendiendo por toda la vieja Europa, incluidos los países del Este, recientemente liberalizados de la dictadura soviética. Tratan de permeabilizar las burdas soflamas en la sufrida sociedad, aplicando las políticas del pasado, trasnochadas para estos avanzados tiempos. O por lo menos, en el intento de cazar los votos de los desesperados por el paro y el hambre, y la ignominiosa austeridad impuesta por la Europa boyante. El hambre y la desesperación hacen olvidar los aciagos acontecimientos vividos, con la paranoica política de Hitler y sus adláteres del partido Nazi, que con sus dislocados fanatismos llevó a Europa a la mayor de las catástrofes que la humanidad conociera. Recordemos que Adolf Hitler, ganó en 1933, las elecciones, cuando en Alemania había seis millones de parados.

El fascismo resurge en las instituciones italianas y en la Francia actual. En Grecia ya es un hecho, con el partido neonazi Amanecer Dorado, con su mesiánico Nikolaos Michaloliakos, con sus programas arcaicos. Hecho que le llevó, por la desencantada población griega, a alcanzar el 7% de los votos, y obtener 18 diputados en el Parlamento griego. En España parece no cuajar aún las ideas nazis, o bien, las fascistas; quizás, porque aún están en carne viva, una horrorosa guerra incivil, y cuarenta años de dictadura militar, por la imposición a sangre y fuego de las imperativas ideas del nacionalcatolicismo, en contra del librepensamiento humano. Causa ésta, más digna para todo comportamiento, en principios éticos y de libertad en la convivencia humana.

Ya se suma, en todos los parlamentos europeos, hasta un total de treinta partidos neonazis. Su primitiva proclama está, en la desunión de toda la UE, como estado único en leyes armonizadas; la ruptura total del euro; contra el pluralismo religioso, y en favor de la xenofobia más feroz. Pero estos ultras, no se aíslan en sus correspondientes países, se unen a nivel continental, en la búsqueda de una fuerza común que les haga poderosos en sus demandas políticas ultraderechistas. En Noruega, han obtenido el 22, 9% de los votos; en Austria, el 28,2%; en Suiza, el “9%; en Finlandia, el 19%; en Dinamarca, el 13,9 %; en Holanda, el 15,5%; en Hungría, el 16%; en Lituania, el 13%. En España, se amparan aún en las siglas del PP.

“La amenaza del fascismo sigue viva en la Unión Europea, y hay que estar alerta”, en decir, de J. F. López Aguilar. Asimismo lo advierte el politólogo Sam Naïr, de la Universidad de París, sobre las alarmantes condiciones sociales en Europa, que ha comenzado a reiterase de nuevo, como en los años treinta. Y como consecuencia de la nefanda política de los neocon y parte de la socialdemocracia europea, más próxima al neoliberalismo galopante que nos subyuga hacia la absoluta desigualdad de las clases sociales, entre los muy ricos y la grey empobrecida.

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