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Fuimos los que convocamos la primera manifestación contra ETA

Iñaki Anasagasti / Iñaki Anasagasti

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Hay que recordar que aquel 28 de octubre no había sido aprobada aún la Constitución, no teníamos aprobado un nuevo estatuto y el Lehendakari Leizaola y su gobierno, surgido el 7 de octubre de 1936, continuaba en el exilio. Hay que recordar también que ETA conservaba en aquellos momentos, una cierta aureola luchadora por su lucha clandestina contra el franquismo.

Este era el contexto.

Cuando la noche del 10 de octubre de 1978, desde el Euzkadi Buru Batzar del PNV hacíamos público un comunicado convocando una manifestación contra el terrorismo, muy pocos calibraban las consecuencias de aquella decisión, criticada, no solo por la izquierda abertzale, incluida la representada por Bándrés y Onaindia, también por algunos sectores del propio nacionalismo democrático. El texto de la nota era el siguiente: “Ante los nuevos hechos en los que el valor supremo de la vida ha sido menospreciado en forma brutal e incomprensible desde nuestra óptica política, el PNV desea proclamar rotundamente su repulsa ante esta violencia terrorista. (...) Nos sentimos intérpretes, no solo de nuestros afiliados y simpatizantes, sino de la gran mayoría del pueblo vasco, al expresar nuevamente este sentimiento de condena y asumir el anhelo de erradicar para siempre la violencia de Euzkadi. (...) Nuestro compromiso con el pueblo vasco de utilizar exclusivamente las vías pacíficas y democráticas en la defensa de sus derechos, exige, en esta hora histórica para el futuro de Euzkadi, que pidamos a nuestro pueblo que proclame pública y colectivamente su rechazo absoluto del terrorismo; y a tal fin el PNV convoca a todo el pueblo de Euzkadi a celebrar una manifestación en Bilbao, el día 28 del presente mes de octubre, (?). Esta repulsa de la violencia no nos hace olvidar, antes al contrario, que sigue siendo, cada vez más inexorablemente, urgente la adopción por el Gobierno de las medidas políticas tan insistentemente reclamadas por nuestro partido como ignoradas por el poder central y cuya adopción cooperaría de manera fundamental a liberar al pueblo vasco de la frustración política a la que se le ha conducido. (...) Asimismo, el PNV hace un especial y angustioso llamamiento a quienes han elegido para su lucha política un procedimiento que nosotros repudiamos y a quiénes deseamos fervientemente ver pronto incorporados a la pacífica tarea de reconstrucción de una Euzkadi libre”.

Las reacciones fueron para todos los gustos. Txomin Ziluaga, en nombre de Herri Batasuna calificaba la convocatoria de “demagógica y oportunista”. Valentín Solagaistua, secretario de ANV, la consideraba como “injustificada”. Iñaki Martínez, miembro de la Ejecutiva de EIA (EE), amén de no apoyar la iniciativa dijo “sólo va a ser utilizada por el centralismo y sus acólitos”. Las demás fuerzas, UCD, PCE y ORT valoraban positivamente el llamamiento, mientras que el PSOE, sorprendido por la iniciativa del PNV, pedía que fuese el Consejo General Vasco el que asumiese la convocatoria.

Dos días más tarde, el 13 de octubre, comenzaba sus trabajos la comisión del PNV encargada de organizar la manifestación que iba a tener como lema Por una Euzkadi libre y en paz. Simultáneamente, se convocaban las Asambleas Regionales del PNV para explicar el sentido de la convocatoria.

La batalla constitucional imponía a la convocatoria un sinfín de flecos polémicos. Iñigo Agirre, diputado a Cortes del PNV, debía salir al paso de ciertas informaciones, asegurando: “No ha habido viraje en el contenido de la manifestación”. Ese mismo día, el lunes 16, en un mitin de EIA-EE en Sestao, Mario Onaindia afirmaba que “la convocatoria de la manifestación contra la violencia se debe al nerviosismo que está afectando al PNV.(...) Hay ciertas acciones que me preocupaban porque lo más importante ahora es un Estatuto de Autonomía y, para conseguirlo, es necesario decir no a la Constitución”. Bandrés, en el mismo foro, calificó el texto de “una Constitución de UCD con algo de calderilla para el PSOE”. Afortunadamente con el tiempo cambiaron de actitud.

El día 17, ETA (m) hacía pública una nota en la que calificaba de “incomprensible y dolorosa” la convocatoria del PNV, a la vez que hacía un llamamiento a nuestra organización política para que reconsiderara su postura “que lejos de solucionar nada, acrecentará los problemas de nuestro País, dividiendo y enfrentando a nuestro pueblo para satisfacción del capitalismo centralista español”. En la misma línea, KAS planteaba la anulación de la manifestación.

El día 18 de octubre, el EBB nos reuníamos en Gasteiz para estudiar las distintas reacciones que se habían producido, respondiendo, asimismo, a la nota de ETA. En un largo comunicado de cuatro puntos, la dirección del PNV concluía diciendo: “El PNV quiere la libertad de su pueblo, pero quiere también para él mismo la conservación de unos principios éticos elementales consustanciales con nuestra forma de ser, y a la salvaguardia de las bases materiales indispensables en las que se asienta la futura sociedad vasca. Para ello es indispensable acabar con toda violencia y sus efectos negativos sobre los esquemas de pensamiento y sobre los intereses materiales del hombre vasco”.

El miércoles 25 de octubre, el EBB del PNV enviaba una nota a la UCD, pidiéndole que se retirase de la convocatoria, al considerarle “corresponsable” de la situación de violencia “por su negativa sistemática a adoptar lo que siempre hemos señalado como el mejor antídoto: las soluciones políticas”. La víspera de la manifestación, la convocatoria estaba firmada por PNV, PSOE, ORT, PTE, PCE-EPK, CC.OO., UGT y SU. Al día siguiente, el 26, HB y Gestoras pro-Amnistía convocaban una manifestación paralela.

Expulsada UCD y muda AP, sólo EIA-EE, EMK y ESEI se mantendrían al margen de ambas convocatorias.

El PNV puso “toda la carne en el asador”, movilizando a miles de sus militantes. Quizá por ello, dos de sus batzokis fueron atacados: el de Gros (Donostia) con piedras. El de Erandio Goikoa recibió 21 impactos de bala en la madrugada del sábado 28. Todo ello no impidió que el día previsto, entre 35 y 50 mil personas, según las fuentes, se manifestasen “por una Euzkadi libre y en paz”.

La manifestación discurrió en silencio y sin incidentes. Eso sí, el itinerario debió reducirse en dos kilómetros para evitar enfrentamientos con la “marcha sobre Artxanda” convocada por Herri Batasuna y las Gestoras pro-Amnistía y que había sido disuelta por las FOP. Eso sí, ésto tras una negociación con un teniente de los “grises”, el ministro del Interior y un gobernador que se llamaba a andanas. Estos últimos insistían en que la manifestación transcurriese por el itinerario establecido. Los organizadores, incluido el Consejero de Interior del Consejo General Vasco, Txiki Benegas, rogaban cambiarlo para evitar más violencia.

Los comunistas pusieron también toda la carne en el asador. Para algunos, fue la última gran movilización del PCE en Euzkadi. En la cabeza, junto a veteranos nacionalistas como Irujo u Oregi. el “histórico” Ormazabal y la nueva generación formada por Bobi Lertxundi y Alonso Zaldivar (hoy en el PSOE). Dolores Ibarruri Pasionaria iba a hacer parte del recorrido de la manifestación, sumándose a la misma a su paso por la entonces Gregorio Balparda. Vano intento, porque la manifestación se desvió por doctor Areilza.

En otro momento, a punto de finalizar, apareció en la cabeza de la manifestación el, a la sazón secretario general de HASI, Txomin Ziluaga que, dirigiéndose a mí, me dijo “Nos han masacrado: la Policía nos ha masacrado, no dividid más a nuestro pueblo; decídselo a los vuestros”. La “ertzaina” del partido apartó a Ziluaga y a quienes le acompañaban.

Aquella manifestación tuvo gran trascendencia posterior. Desde Herri Batasuna se afirmaba que “El Gobierno de Madrid ha dividido una vez más al pueblo vasco”. Telesforo de Monzón declaró: “Hoy es uno de los días más trascendentales de Euzkadi. Es también en cierto modo un día triste que nosotros vemos con gran necesidad”.

El PNV había demostrado que se podía estar contra la violencia y defender sus ideas. En sus dirigentes, pesaban algunos lemas que identificaban “Constitución y paz”, y anticonstitución y violencia. Sin embargo, al día siguiente el día 29 de octubre, la Asamblea Nacional, reunida en Pamplona, se manifestaba unánimemente por la abstención ante el texto Constitucional, sabiendo, además, que los constitucionalistas radicales no habían logrado reunir más que a unas pocas decenas de personas contra la violencia en aquella histórica manifestación del 28 de octubre de 1978. Se cumplen ya treinta años. Y seguimos de forma parecida. Pero no es malo recordar que fuimos los primeros en convocar una manifestación contra ETA.

Iñaki Anasagasti

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