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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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La derecha xenófoba entra en el Gobierno canario

Eustaquio Villalba Moreno / Eustaquio Villalba Moreno

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Este partido fue creado por el hijo del Presidente de la Cámara de Comercio y antiguo dirigente del PP. Está concebido como una inversión cuya rentabilidad está en controlar instituciones públicas y áreas de influencia; la ideología, los principios que sustentan su oferta política, es sustituida por el “marketing”, como ahora se llama al populismo. El nombre elegido para este partido-empresa es revelador: Centro Canario Nacionalista. Definirse de centro es la manera fácil de eludir la controversia ideológica, y lo de nacionalista no aclara nada. Nacionalista era el régimen de Franco, nacionalista se denominan Chávez y Castro, también asumen la condición don Pepito, Paulino Rivero o Cubillos, sin olvidar a los defensores de ETA y de la identidad patria de cualquier pueblo o barrio.

Ignacio González ha invertido mucho dinero en este partido-empresa para convencer a los electores. Lo primero que hizo fue incorporar a su consejo de administración o como se llame su máximo órgano dirigente, a personajes que tuvieran algún tipo de relevancia social, “gente conocida”. Expolíticos, dirigentes vecinales o cualquier otro rostro medianamente popular, son los elegidos para “mandar” en el partido-empresa que tiene un accionista único. Uno de sus contratos estrellas ejemplifica muy bien lo que se puede denominar “Síndrome Wladimirus britus” el correspondiente a Pedro Medina, actualmente consejero del Cabildo de La Gomera, antiguo militante del MAPIAC y dirigente ecologista. Pero su curriculum palidece si se compara con el del flamante viceconsejero del Gobierno. Éste pasó del comunismo que apoyaba a los de Batasuna en Canarias, a consejero por los “nacionalistas de izquierda” de José Carlos Mauricio y desde allí dio el salto más espectacular: Secretario General de los socialistas tinerfeños y consejero del Cabildo. Posteriormente sería presentado por el dueño del partido como como uno de los grandes fichaje del CCN.

Una muestra evidente de los síntomas del síndrome “Wladimirus britus” fue su intervención en Radio El Día al contestar a un oyente que le reprodujo en las redes sociales el programa electoral de ese partido en las elecciones del año 2007. Ante la evidencia del carácter xonófobo y racista, propio de la extrema derecha cristiana del programa electoral de su partido, este señor dijo que era el clásico intento de desprestigiar a la clase política y que eso iba en el sueldo. Cuando le explicaron al flamante cargo que esta palabra no era un insulto, dio las gracias al oyente por felicitarlo. Negó públicamente! conocer esta parte del programa electoral. De todas maneras, dijo, eran otros tiempos, cuando el archipiélago estaba sometido a la “invasión” de pateras. Como le dijo el periodista: tienes los principios de Gruxo Marx.

Es verdad que este profesional de la política, como su partido, carece de escrúpulos ideológicos y lo mismo denuncian la corrupción en La Gomera de los socialistas, que tapan la información e insultan a los que denunciamos los graves casos judiciales en los que están implicados la familia propietaria del partido-empresa CNN. Pero eso no es, desgraciadamente, algo que se tenga en cuenta en la política canaria, por el contrario es el poder, y sus prebendas asociadas, lo que mueve esta constelación de políticos que padecemos.

El cargo de Melchor Núñez le tocó en reparto de gobierno entre CC y el PSOE, y quedó bajo la dependencia de una consejería de CC. Ya conocemos las ideas del CCN sobre el fenómeno de la inmigración, las suscribiría cualquier grupo de extrema derecha europea ¿pero que dice el programa del partido con el que fue coaligado a las elecciones? Pues poca cosa: cuando se habla de empleo insiste en dar prioridad a los residentes (Medidas 26 y 27) y la 150 dice que hay que controlar el incremento del población como el experimentado por el archipiélago en las últimas décadas. Evidentemente, como el incremento no es atribuible al tasa de natalidad, se refieren, sin nombrarla a la inmigración.

En el apartado dedicado a África no dice sino generalidades y buenos deseos pero ni una sola referencia a la situación y los derechos de las personas procedentes de este continente residentes en las islas. El caso más llamativo lo encontramos en su referencia a América, en este apartado solo se habla de los derechos de los emigrantes isleños y reivindican que tengan el mismo derecho al voto que los residentes en Canarias. Todos sabemos las razones de tanto interés, es un voto comprable y puede decidir quién será el alcalde o el presidente del cabildo de un pueblo y de una isla que no han visto en su vida pero según esta propuesta pueden votar porque han heredado la nacionalidad española. Tampoco hace referencia a los derechos de los ciudadanos procedentes de América. Con éste programa no cabe duda que Coalición Canaria ha elegido bien y, por supuesto, cuenta con la bendición del PSOE, pues la trayectoria del nuevo cargo ejemplifica perfectamente la deriva que ha tomado la Política en Canarias. No hay ideología, solo interesa lo que permite llegar al poder y, en consecuencia, el populismo, la corrupción y el más rancio caciquismo se han apoderado de estos partidos. Por esa razón eligen a una persona con la trayectoria política de Melchor Núñez y a un partido de extrema derecha para compartir las labores del Gobierno de Canarias e imponer sus ideas extremistas en todo lo relacionado con la inmigración.

Eustaquio Villalba Moreno

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