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El desarraigo

José H. Chela / José H. Chela

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Aquí no hay nada de eso, claro. Un día una amiga mía fue advertida por la profesora de su hija: la niña era daltónica. Le había dicho que pintara un dibujo color bombona de butano y la pequeña utilizó el lápiz gris. Nunca se le ocurrió a la señorita que las bombonas podían tener un color distinto a las que se repartían en su ciudad de procedencia. Y así sucede que un agente policial, de servicio en el control de pasaportes de un aeropuerto canario, hace regresar en el mismo avión en el que llegaron –lo cual equivale a una deportación o así- a los componentes de un grupo musical venezolano que venían, como invitados, a un tradicional festival lagunero organizado por Los Sabandeños. No traían contrato de trabajo precisamente, porque iban a actuar desinteresadamente, sin cobrar un euro, en el espectáculo, por pura amistad con sus colegas de la manta esperancera. Tenian billetes además para regresar a Venezuela al domingo siguiente. Que esto pase en un Archipiélago donde otros controles fronterizos no existen, al que arriban diariamente centenares de inmigrantes sin papeles, en cuyas aguas mueren tantas gentes del cercano tercer mundo por alcanzar la meta del bienestar, la libertad y el trabajo, es una tremenda paradoja. No sé si una vergüenza. Más, cuando el responsable del desaguisado diplomático-cultural, el agente de marras, justifica su acción, que seguramente es impecable desde un punto legal, asegurando, tan satisfecho, a algún medio de comunicación que él no tiene ni puñetera idea de quienes son esos Sabandeños de los que hablaban los venezolanos deportados. Por lo que actuó en consecuencia. Pues bueno. Ese agente controlador puede ser considerado un analfabeto en lo que se refiere a las cosas de la tierra donde vive (oigan: a lo peor es de aquí, lo cual sería más lamentable aún). Pero, que además parezca presumir de su incultura resulta intolerable. Ratifica que aquí hay mucho ignorante al servicio del Estado que, sin embargo, acierta en una convicción muy arraigada: no pasa nada; aquí, las autoridades, sus superiores, le van a dar la razón, haga lo que haga. Actúe como actúe.

José H. Chela

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