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Los nuevos amigos de Pasqual Maragall

Jordi García-Soler / Jordi García-Soler

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Fue aquel un acto muy emotivo, de público reconocimiento a una trayectoria humana y política como la de quien fue el gran alcalde de la Barcelona olímpica y el primer president de la Generalitat de izquierdas desde la recuperación de la democracia. La profunda emotividad del acto, en el que junto al propio Maragall intervinieron también su hija Cristina y sus amigos Narcís Serra, Ferran Mascarell y Francesco Rutelli, vino muy marcada por el público conocimiento del padecimiento de la enfermedad de Alzheimer que le aqueja desde hace tiempo.

Fue una amplísima y muy variada muestra de la sociedad catalana la que se congregó allí, por rigurosa invitación. Junto a una representación muy nutrida de los socialistas catalanes, que siguen manifestando gran respeto y simpatía por Maragall a pesar de su renuncia pública a la militancia en el PSC, así como la presencia de la práctica totalidad de los miembros del Gobierno de la Generalitat, con el president Montilla encabezándola, hubo allí también representantes de todos los sectores políticos, cívicos, económicos sociales y culturales de Cataluña, además de gran número de adhesiones llegadas de muchos países.

Hasta aquí, nada de extraño. Lo que a mi modo de ver es como mínimo bastante sorprendente, por no decir, lisa y llanamente, que resulta un auténtico escándalo, es que Pasqual Maragall se haya convertido, de pocos meses para acá, en curioso objeto de pública veneración y admiración por parte de algunos de sus más enconados y encarnizados adversarios tradicionales, tanto en el mundo político como en el mediático. Incluso algunos de quienes recurrieron en el pasado a las peores descalificaciones públicas de Pasqual Maragall, llegando en no pocas ocasiones hasta el insulto, la difamación, la injuria y la calumnia, pretenden erigirse ahora en maragallistas conspicuos.

* Periodista y analista político de elplural.comelplural.com

Jordi García-Soler*

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