El proyecto de Repsol, muy peligroso

Me he entretenido un poco leyendo el informe y los análisis del experto en mareas negras, Richard Steiner, y me he puesto negro del susto. Ha sido muy rotundo en su relato sobre el desastre que originó el petrolero Exxon Valdéz y la plataforma de BP, y en definitiva de las enormes mareas negras causadas en el Golfo de México. Y ha sido muy duro y claro en sus afirmaciones sobre Repsol, que prepara según su visión un proyecto muy peligroso para Canarias, porque no tienen las medidas de seguridad que deberían tener, y no alcanza en este punto lo que exige la legislación europea, y lo que es más sorprendente y contradictorio, ni siquiera lo que reglamenta la española.

El profesor Steiner no es un cualquiera en estos asuntos/trasuntos, porque lleva el Departamento de Conservación Marina de la Universidad de Alaska, en Estados Unidos, y además es asesor especial de varios países en esta materia. Para el profesor Steiner además el proyecto de Repsol está lleno de errores y deberían tener estándares de seguridad muchos más elevados al hacerse en aguas profundas en donde existe mayor peligro para un posible escape, o incluso una explosión, como ocurrió en el Golfo de México en el pozo Macondo cuando la plataforma que perforaba para British Petroleum sufrió un explosión originando uno de los peores desastres medioambientales de la historia. Se me ponían los pelos de punta y mucho más canosos leyendo las teorías y las advertencias del profesor Steiner, pensando en Playa Blanca, Lanzarote y en Morro Jable, Fuerteventura, mis dos playas canarias preferidas aparte de Las Canteras que la tengo al caerme de la cama, y de San Agustín, a donde empecé a ir de jovencito cuando no existía todavía ni La Rotonda, la primera piedra que se puso en el Sur grancanario.

Me viene a la memoria algunas conversaciones, y conferencias que le he escuchado al catedrático de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Roque Calero. Defensor de las energías renovables, o alternativas si ustedes prefieren, ha sido el azote de las fósiles. También recuerdo cuando hace años me tropecé en el Diario de Navarra un reportaje sobre energía solar, y me quedé totalmente sorprendido. Estaba en Pamplona para cubrir para La Provincia un partido de la UD con el Osasuna y desde que llegamos el viernes por la noche no había cesado de llover. El domingo por la tarde todavía estaba el diluvio encima de nosotros, y Nanino Díaz Cutillas que retransmitió ese partido me comentó con su ironía casi inglesa: “Oye, lo del periódico navarro que tenías ayer y hablaba de energía solar aquí en Navarra, sería una coña, digo yo, con todo lo que llueve. En Canarias podía haber paneles solares en cada esquina”. Lo cierto es que el lunes en la mañana, cuando cogíamos el coche para ir al aeropuerto y volver a Gran Canaria, todavía llovía en Pamplona.

Y no era una coña la energía solar en Pamplona, porque preguntando a colegas navarros me informaron de la existencia hacía años de la empresa Parques Solares de Navarra, con una dilatada experiencia en la promoción, construcción y gestión integral de parque solares. Después llegué a la síntesis de la tesis y la antítesis de que eso de las energías solares, la térmica, fotovoltaica, termosolar, eólica, maremotriz, y otras tantas, no eran de interés para las petroleras, y ahora más recientemente en una nueva síntesis que tampoco le interesa a José Manuel Soria López, que a ambos los dos les importa un bledo y un pepino que las aguas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura albergue una de las comunidades de cetáceos más importantes del mundo, con 29 especies diferentes en las que destacan rorcuales, cachalotes, delfines, orcas, calderones, y muchas otras. Pero para Repsol y Soria, pelillos a la mar.