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Se repiten las dificultades

Enrique Torres Curbelo

Las Palmas de Gran Canaria —

La Constitución de la República fue aprobada el 9 de diciembre de 1931, se consideró a España como la República de los trabajadores de toda clase. Podríamos decir que fue la Carta Magna española, la Constitución influenciada por las tendencias, de algunos países europeos y de corte avanzado. El contenido de esta, en defensa de la cultura y la educación, y recogiendo el derecho al sufragio femenino, es un hecho novedoso en nuestro país (la anterior Constitución era de 1876).

Uno de los problemas de mayor calado con los que se encontró la redacción de la Constitución fue la cuestión nacionalista, no fue fácil apaciguar las demandas de los catalanista, bajo la presión de los grupos separatistas, la línea blanda del gobierno de la nación, había tenido en cuenta el proyecto de estatuto catalán, pero se señalaba que para acceder a la autonomía, una o varias provincias, debería presentar una propuesta (Estatuto) que aprobada en referéndum representara un mínimo de una mayoría de dos tercios de la población de ese territorio. Además, se señaló, la necesidad de que las Cortes españolas dieran el visto bueno en tal asunto, con lo que sé estaba indicando, la supremacía del derecho nacional al local o regional.

Los juristas y diputados de las Cortes españolas aun teniendo totalmente clara la cuestión de “la soberanía nacional”, fueron cuidadosos con la terminología utilizada en la redacción de la Carta Magna, utilizando la expresión, en su lugar, “todos los poderes emanan del pueblo”. Así mismo, se cuidaron de señalar que el idioma era el castellano, expresando que la lengua era el “español”, término este por otra parte, utilizado en nuestro país desde el siglo XVII.

Hubo así mismo, algunas discrepancias en la forma de Estado para definir la nación. Unos hablaron de un Estado federal, pero esa expresión podría llevar a la equivocación que en España había que unir el conjunto de los territorios, lo que podría interpretarse que se estaba dando una desunión entre las distintas provincias o regiones del país. El concepto de Estado unitario tampoco se consideró afortunado, dando la impresión de un territorio nacional inamovible, cuando lo que sé deseaba era un Estado que aceptara los cambios de la historia, un Estado de progreso, un Estado que recogiera las singularidades de las regiones de España. Esa concepción del país sé pensó que era contemplada en la figura de un Estado integral.

Se definía así, a un territorio integrado en municipios, esos municipios aglutinados en provincias y todo ello, conformando regiones que podrían constituirse en referentes de autonomías. Se había confeccionado un régimen constitucional que permitía, por vez primera, la posibilidad política de regiones autónomas. Con él se había conseguido un claro doble efecto, de un lado, recoger las aspiraciones constitucionales nacionalista y de otro, apuntalar el concepto de nación. Como puede advertirse la historia a veces se repite en ciertos modos y maneras.

Aunque pasen los años parece que el avance no fuera suficiente y se necesite un cambio constitucional urgente. Los partidos nacionalistas catalanes posiblemente es lo que van a demandar después del 9 de noviembre de 2014, van a solicitar; algo más que lo que han reclamado hasta ahora. ERC ya tenía en su anterior programa electoral un Estado independiente. Pero es que Convergencia Democrática de Catalunya lo pondrá como bandera. Al solicitar posiblemente el actual Gobierno Catalán elecciones anticipadas; al verse acorralado. ¿Será ese el camino que seguirán para alcanzar algo? ¿Será un camino que les llevará a alguna parte?

Me hablan amigos catalanes con total sinceridad y pesimismo. Aquellos que defendían la consulta (el derecho a decidir) y creo que mayoritariamente no quieren la independencia. Pero que también entienden que el Gobierno de la Nación los ha llevado contra las cuerdas. Uno de ellos, catedrático de Ciencias Políticas, analiza la situación actual con grandes dosis de pesimismo para llegar a una solución pactada entre los dos Gobiernos.

La situación actual recuerda cuando en el Gobierno de la Republica, Macia continua presionando al gobierno constituido en el ámbito nacional, su finalidad era alcanzar un Estatuto singular para Cataluña, recogido en el Estatuto de Nuria, y que fuese contemplado en la redacción de la Constitución. Los diputados de las Cortes Constituyente seguramente se sintieron presionados por esas posiciones mantenidas desde Cataluña, aunque los resultados alcanzados por los catalanistas fueron mínimos, a tenor de lo solicitado. Pero si habían conseguido sembrar un clima de tensión política en el conjunto del Estado. Desde el País Vasco se vivió una actitud más solidaria con el conjunto del Estado, quizás como consecuencia que dentro del PNV, había salido, se marchó, el sector más radical del nacionalismo vasco.

Luego parece evidente que España en el año 1931 respiraba un ferviente nacionalismo en algunas regiones de España. Pero las regiones más deprimidas de este país entre la que se encontraba Extremadura, Andalucía y Canarias, eran recelosas, de la insolidaridad de los nacionalismos históricos. En ese sentido, muchos territorios de este país continúan teniendo la misma opinión.

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