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Los rusos avanzan hacia Repsol YPF

José García Abad / José García Abad

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Moratinos coincidió con el presidente ruso Dimitri Medvédev sobre “la voluntad de ambos países de desarrollar una relación en materia energética en los dos sentidos, las empresas españolas en Rusia y las rusas en España” pero el ministro español ha negado que se refirieran a esta operación empresarial concreta. Las declaraciones efectuadas ayer por el ministro de Energía ruso, Sergei Shmatko son más precisas: “Si Lukoil muestra interés por este proyecto se le dará el apoyo político correspondiente” un compromiso formulado ante la presidenta argentina Cristina Fernández Kirchner de visita en la capital rusa. No hay que olvidar que Repsol YPF es en cierta medida una compañía hispanoargentina. El ministro aclaró que actualmente se están discutiendo los problemas financieros y las posibilidades de crédito y explicó que el Kremlim está interesado en que Lukoil esté presente en el mercado energético europeo a través de participaciones en compañías estratégicas.

Por parte española también se aclara el panorama resolviéndose las contradicciones internas del Gobierno de acuerdo con la decisión de su presidente, lo que no puede sorprender a nadie. Recordemos que el ministro de Industria Miguel Sebastián trató de abortar la operación filtrándola a la SER y a Radio Nacional y que Pedro Solbes se manifestó levemente en contra al aludir a la falta de reciprocidad entre ambos países que se resume en un hecho evidente: Lukoil puede comprar Repsol mientras que Repsol no podría comprar Lukoil por la alta implicación del Kremlin en las empresas de energía.

Zapatero, que ya había asegurado taxativamente que el Estado a través de la SEPI no compraría el 20 por ciento de Repsol que quiere vender Sacyr, a lo que se inclinaba Sebastián, ha emitido señales inequívocas de que no hará nada para impedir la entrada de la rusa siempre que la participación accionarial de esta se limite al 20 por ciento que de momento controla Luis del Rivero.

En ese mismo enfoque puede interpretarse el cambio de actitud de la Caixa que ahora no piensa vender su paquete con el que contaba Lukoil para conseguir un 29.9 por ciento de la petrolera española y ocho consejeros. Hay que recordar que La Caixa fue el accionista de referencia de Repsol y que puso al frente de la misma a su actual presidente Antonio Brufau. Con la llegada de Luis del Rivero a esta empresa, de la mano del influyente Javier de Paz y de la de Miguel Sebastián y con la bendición de Zapatero, la Caixa pasó a un segundo plano pero, una vez resistida la tentación de obtener buenas plusvalías vendiendo su paquete accionarial, no renuncia a seguir desempeñando un papel importante en el futuro.

Las razones profundas de Zapatero son más profundas que transparentes aunque se puede aventurar que tienen que ver con la insistente petición del el Rey en favor de su amigo Putin, pero también pudieran justificarse en un propósito perfectamente legítimo de llegar a un acuerdo de largo plazo con los rusos. Estos disponen de enormes reservas de petróleo del que no nos ha dotado Dios pero necesitan colaboración para el refino que España hace muy bien.

El presidente de Repsol también tiene algo que decir en esta historia. No podrá impedir la entrada de la rusa si finalmente se concreta la compra por parte de Lukoil del paquete de Sacyr pero sí puede negociar con aquella que firme un compromiso en el que manifieste de forma fehaciente sus intenciones pacíficas, o, en cristiano, que no pretende hacerse con el control de la compañía. El arma de Brufau es impedirle o dificultarle sillas en el consejo de administración apelando a que existen relaciones de competencia entre Lukoil y Repsol.

Por otro lado los bancos, atrapados por la formidable deuda de Sacyr, urgen la venta al precio anunciado que, recuerdo, es el doble de la cotización de las acciones de la petrolera española. El mayor implicado en esta deuda es el Banco de Santander cuyo presidente, Emilio Botín, es de suponer que ha trasmitido su inquietud a Zapatero. Pero el Santander no es más que la cabeza de un crédito sindicado a la constructora de Luis del Rivero en el que han participado numerosas cajas que si quiebra Sacyr se encontrarían en situación muy embarazosa. Son otras tantas explicaciones para entender la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero.

* Periodista, escritor, director de El Siglo y analista político. Columnista de elplural.comelplural.com

José García Abad*

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