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La sobrina de Rouco Varela

Juan García Luján / Juan García Luján

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Dicen que lo que acabo de contar ocurrió hace más o menos dos mil años. Sí. Dos mil años. Aunque parece que fue ayer cuando cuarenta obispos españoles y cientos de miles de católicos salieron a las calles de Madrid a tirar piedras sobre las personas homosexuales, o sobre sus derechos. Fue el pasado 30 de diciembre, dos meses antes de las elecciones generales. Teóricamente la manifestación fue convocada por el Foro de la Familia, cuyo portavoz es Benigno Blanco, un antiguo miembro del gobierno de Aznar muy preocupado por el fin de las familias cristianas. Las bodas de homosexuales, por lo visto, matan a las familias católicas, pero las bombas del amiguito yanqui de Aznar sólo mataban a familias iraquíes que no eran cristianas, por eso el Foro de la Familia convocó la misa-manifestación en las calles de Madrid. Al altar subió el cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que también en marzo se presentaba a unas elecciones. La manifestación tenía para Rouco dos objetivos electorales: él quería ganar la presidencia de todos los obispos y, la situación ideal sería que Mariano Rajoy ganara las otras elecciones, las de las Cortes Generales.

Pero Antonio Rouco sólo logró su primer objetivo, la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. El líder de los obispos españoles se llevó ayer el primer gran disgusto público de su nuevo mandato. Su sobrina Magdalena salía semidesnuda en la portada de la revista Interviú. Pero el mayor escándalo que ha montado su sobrina ha sido por los trapos que ha enseñado no por los que se ha quitado. Magdalena ha mostrado los trapos sucios de la familia del líder de los obispos españoles. La sobrina de Monseñor Rouco está muy enfadada con su tío porque no se ha mostrado precisamente muy entregado a su familia en los momentos en que más lo han necesitado. En el 2001 se murió el padre de Magdalena y Antonio María Rouco no acudió al entierro de su hermano en Tenerife. Dice Magdalena que Rouco Varela ni envió flores ni llamó a su cuñada para ver cómo estaba. Rouco le dijo a su cristiana familia que no había acudido al entierro de su hermano “porque tenía una cita con el Santo Padre”. Cuenta la sobrina que se pudo enterar que su tío no tenía ninguna cita con su jefe de Roma. También le pidió ayuda cuando echaron a su marido del trabajo, de una empresa que trabajaba para el obispado de Tenerife. Magdalena llamó a su tío y le contó el problema y éste le cortó el teléfono. Magdalena cree que su tío desprecia a su familia porque son pobres y porque su hermano es toxicómano.

Algunos criticarán a Magdalena por mostrar los trapos sucios de su familia, otros la criticarán por quitarse lo trapos en público. Magdalena no tiene lo que se dice un cuerpo “divino”. Aunque recogiendo la crítica de una lectora debo decir que sí, que su cuerpo es “divino” porque es más parecido a la creación de los dioses que la mayoría de los que salen en esa revista, que suelen ser más productos de cirujanos y clínicas de estética que de la divinidad. Pero sus declaraciones habrán dado más de un dolor de cabeza a su tío Rouco Varela. Me pregunto si en la próxima manifestación que organice la jerarquía católica contra los derechos de las personas Rouco llevará un cartel que ponga: “en defensa de la familia, menos de mi sobrina”. No seré yo el que tire la primera piedra a Magdalena, tampoco a su tío, pero a ver si aprende y paran ya en su emisora y dejan de tirar piedras sobre los que no pensamos igual que ellos.

Juan García Luján

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