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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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“Se vende”; no al aborto

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La única promesa cumplida, hasta ahora, del programa electoral del PP en las últimas elecciones va a traer cola: La nueva Ley del aborto o Ley Orgánica para la protección de la vida del concebido y los derechos de la mujer embarazada, no contenta ni a los colectivos provida, ni a los que se muestran a favor del aborto. A unos porque la consideran insuficiente y a los otros porque les parece restrictiva y una mala broma, todos han expresado de distinta forma su disconformidad con esta Ley.

La nueva ley que el PP se ha sacado de la chistera, presentada por el Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón plantea requisitos, que no derechos, que vulneran libertades y que coartan la voluntad de una mujer o de una pareja para decidir qué hacer con su vida.

Se presenta como un atropello a la vigente Ley del aborto de José Luís Rodríguez Zapatero, que acorde a la legislación de los demás países europeos establece unos plazos para poder abortar libremente.

Aún más prohibitiva que la que existía en 1985, este nuevo Proyecto de Ley da un salto atrás en el tiempo, siguiendo la estela de otras imposiciones de este Gobierno tales como la Reforma Laboral o la LOMCE, observándose tremendamente contradictoria en su creación, ya que nace supuestamente para proteger la vida, pero con un desatinado contenido que, en mi opinión, la pone en riesgo.

Exigencias como la eliminación del supuesto de malformación del feto, como la necesidad de acreditar dos opiniones o informes de médicos facultativos especialistas (uno de ellos que certifique el daño psicológico para la futura madre) y como el consentimiento de los padres en caso de que la embarazada sea menor de edad y no esté emancipada, son aspectos de un documento articulado que demuestran hasta donde puede destruirse la libre decisión personal de recurrir a un aborto.

Pero lo que me parece aún más sangrante y denigrante para la mujer a mi entender, es que el señor Gallardón pondrá precio a su embarazo y que con la excusa de dar la información necesaria y obligatoria a la futura madre, se intentará convencer a ésta de que el no abortar le generará beneficios económicos mediante prestaciones sociales, como si fuera mercancía de un supermercado de lo que estamos hablando. Pero ojo, si lo de la pasta no funciona, siempre quedará el “plan B”, donde se alimentará el miedo esgrimiendo los riesgos que la mujer podría sufrir con el aborto, para que ésta, de puro pánico, dé marcha atrás en su decisión.

Lea bien las últimas palabras de este artículo, ya que son las únicas referentes a futuro que podrá encontrar, porque esta ley no traerá más que un daño al ser humano, porque esta ley será un regreso al pasado, porque esta ley en España no la necesitamos. Por todo esto, yo digo: NO A LA NUEVA LEY DEL ABORTO.

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