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¿En vísperas de un corralito?

José Carlos Gil Marín / José Carlos Gil Marín

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Tenemos un ejemplo en el que mirarnos para saber si hay o no hay que preocuparse tanto en Canarias como el conjunto del Estado español: el diciembre de 2001 el Gobierno argentino restringió la extracción de dinero de las entidades financieras, con el fin de evitar la fuga de capitales a los EEUU, el pánico bancario y la quiebra del país. El gobierno Ménem dejó en 1999 dos bombas de relojería: a) un déficit fiscal muy elevado, de 7.350 millones de pesos y b) una enorme deuda externa, que aumentaba aún más el déficit fiscal. Además, se mantenía una paridad fija peso-dólar que perjudicaba a las exportaciones argentinas. En diciembre de 2000 se decidió postergar pagos de capital e intereses de la deuda del Estado por 40.000 millones de dólares. Pero nada detenía ya a la fuga de depósitos de los bancos y a la fuga de capitales al extranjero. .En enero de 2001 había depósitos por US$ 85.000 millones, para marzo se habían perdido más de 5.000 millones. Con Domingo Caballo como Ministro de Economía se llevó a término el .Megacanje en junio de 2001, por el que el FMI y la banca privada prestaban al Estado 29.500 millones de dólares para hacer frente a los pagos de la deuda externa. A cambio, una serie de medidas antipopulares (condición del Fondo Monetario Internacional-FMI) hacía mella en las condiciones de vida de la población, generando la alarma y el caos. La fuga de capitales continuaba imparable y el país entraba en recesión. En octubre, el desempleo fue récord: 4,8 millones entre desocupados y subocupados, que representaba un 18,3% de la población activa. La deuda pública llegaba a 132.000 millones de dólares. Los datos de noviembre, previos al estallido de la crisis, eran devastadores, con caídas del 11,6% en la industria, 18,1% en la construcción, 27,7% en la industria automotriz, etc., la desocupación alcanzaría el 16,3% en octubre de 2001. El riesgo país fue el más alto de la historia, 5.000 puntos básicos...

Los depósitos bancarios estaban en diciembre en 67.000 millones de dólares. Es en diciembre de 2001 cuando el gobierno publica el decreto 1570/2001 que desata lo que se llamó “el corralito”: limitaba el retiro de dinero a 250 dólares o pesos a la semana para el público en general independientemente de la moneda en la que hubieran ingresado sus haberes, y se limitaban las actividades bancarias a las empresas. Se trataba de evitar la fuga de capitales y proteger al peso ante una posible devaluación, pero lo que se consiguió fue la desesperación social la quiebra de la economía argentina. Los trabajadores y las clases medias se vieron marcadamente afectadas por la política del gobierno y el 20 y 21 de diciembre se produjo el estallido social contra el Presidente De la Rúa, que finalmente se veía obligado a dimitir. A continuación, el nuevo gobierno declara el “default” de la deuda pública de la Argentina, la mayor suspensión de pagos de un Estado en la Historia. Las revueltas sociales y la crisis entrópica se sucedió entonces sin solución de continuidad hasta bien entrado 2002, dejando muertos en el camino y una sociedad completamente desarticulada. El 2 de enero de 2002 asumía Eduardo Duhalde como presidente interino, anunciando que serían devueltos los montos sustraídos a la población en la misma cantidad en que habían sido depositados, y en la misma moneda en que éstos habían sido efectuados, así garantizaba la paz social y el fin de la controvertida convertibilidad de dólares a pesos .Eduardo Duhalde en su discurso de toma de posesión del cargo tras la interinidad sintetizaba la situación socio-económica de la siguiente forma: “No es momento, creo, de echar culpas. Es momento de decir la verdad. La Argentina está quebrada. La Argentina está fundida. Este modelo en su agonía arrasó con todo. La propia esencia de este modelo perverso terminó con la convertibilidad, arrojó a la indigencia a 2 millones de compatriotas, destruyó a la clase media argentina, quebró a nuestras industrias, pulverizó el trabajo de los argentinos. Hoy, la producción y el comercio están, como ustedes saben, parados; la cadena de pagos está rota y no hay circulante que sea capaz de poner en marcha la economía”.

¿Nos hemos olvidado aquí, en nuestra España, en nuestra Canarias de cada día, del cambio necesario de modelo productivo del que ya nadie habla?

En el Estado español el Fondo de Garantía de Depósitos tiene la consideración de garantizador de los saldos acreedores mantenidos en cuenta, incluidos los fondos procedentes de situaciones transitorias por operaciones de tráfico y los certificados de depósito nominativos que la entidad tenga obligación de restituir en las condiciones legales y contractuales aplicables, cualquiera que sea la moneda en que estén nominados y siempre que estén constituidos en España o en otro Estado miembro de la Unión Europea. La garantía se aplica por depositante, sea persona natural o jurídica, y cualquiera que sea el número y clase de depósitos en que figure como titular de la misma entidad. Dicho límite se aplicará también a los depositantes titulares de depósitos de importe superior al máximo garantizado. El fondo cubría originalmente 15.000 euros por depositante, que se extendieron a 20.000 euros a partir del año 2000 y 100.000 euros a partir del 10 octubre 2008? Pero visto lo que estamos viendo: ¿hay dinero o habrá dinero si es necesario en verdad efectivizarlo?

Aún estamos esperando que la comunidad internacional actúe contra los más de 200 mil millones de dólares que están depositados en paraísos fiscales, algunos de los cuales se sabe provienen de Canarias. Aún se espera por la ciudadanía.

José Carlos Gil Marín

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