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El vodevil de Casimiro Curbelo

Juan García Luján / Juan García Luján

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El vodevil protagonizado por Casimiro Curbelo recorrió ayer periódicos digitales y redes sociales a la velocidad de un rayo. Detienen a un político borracho que había estado de putas con su hijo, una maravilla de causa para un juicio rápido. Y con la justicia tan lenta que tenemos el pueblo no está dispuesto a esperar para conocer la versión del acusado. Así que vamos para allá, toca lapidación. Fuerte sinvergüenza. Para eso sirve el Senado. Fitetú yo soy gomero y llevo hablando de este personaje y nadie me hacía caso. La culpa es de Rubalcaba que como estaba pendiente de Faysán no enseñó a la policía que no se puede detener a un senador. La versión policial era tan atractiva en estos tiempos de descrédito de la clase política, que había que aprovechar para soltar toda la artillería que tenemos preparada para disparar al primer político que se resbale, que meta mano o que, más grave todavía, quiera meter mano sin pagar a la dama del puticlub (según versión policial).

Me llama la atención que este vodevil protagonizado por el presidente del cabildo de la Gomera haya tenido mucha más repercusión mediática en los periódicos de Madrid que otras operaciones anticorrupción que se realizaron en las islas. Parece que es más grave darle (presuntamente) un piñazo a un policía o no querer pagar (presuntamente) unos servicios sexuales que ser detenido por asaltar los presupuestos públicos.

Me recuerda a lo que ocurrió con el carné de conducir de José Carlos Mauricio, después de 30 años manejando la política canaria con trampas, mentiras y cambios de chaqueta, vivió una lapidación colectiva por un incidente menor y privado. Es que los políticos deben dar ejemplo, decían los moralistas. Como si mentir, trampear o actuar como un cacique (de esto último se le acusa a Casimiro Curbelo) fuera un ejemplo y no mereciera más censura que un episodio de embriaguez nocturna. Entonces pedí que no lapidaran a Mauricio, que merecía un juicio justo (tan distinto, por ejemplo, de los juicios que Mauricio llegó a hacer sobre un servidor en reuniones de Ican). Desgraciadamente creo que caminamos irremediablemente hacia el modelo político-social norteamericano, donde los presidentes son aplaudidos cuando invaden países y provocan decenas de miles de muertes de civiles, pero merecen la censura pública cuando se bajan la bragueta en el despacho oval.

Casimiro Curbelo está obligado a contar su versión ante los consejeros del cabildo y la opinión pública. Aunque se trate de un incidente de su vida personal, es un personaje público y ha dañado la imagen de la Gomera y el Senado. Pero, qué quieren que les diga. Se acerca el 18 de julio (75 años del inicio de un periodo de 40 años de fascismo) y estoy jartito de que cualquier episodio oscuro protagonizado por un político se convierta en argumento para cuestionar a todos los políticos, a todas las instituciones, a cualquiera que recibe un sueldo público. Visito el muro del perfil de Casimiro Curbelo en facebook y compruebo que esos 2788 amigos que tiene no son tan amigos.Con Casimiro se cumple en dicho “eres más falso que un amigo de facebook”. Le dicen de todo, a él y a su hijo. Por eso no me apetece caer en el recurso fácil de condenar a Casimiro Curbelo a partir de una versión policial bastante increíble ( sabemos que las copas son el demonio, pero que te vayas de pagar de un puticlub después de romper una mesa y vayas tú a llamar a la policía para llevarla a la sauna es propio de un ser profundamente imbécil, y no creo que un personaje así pueda llevar 30 años ganando elecciones). Me llama la atención que el CCN sea el único partido que se lanzó a pedir ya la dimisión de Curbelo. Lo hacen a partir de una versión policial. Si los del CCN hicieran caso de las versiones policiales deberían pedir la dimisión de buena parte de su ejecutiva que está siendo investigada por presunta financiación ilegal.

Creo que fue Manuel Vicent el que escribió aquello de “Por favor, no le digas a mi madre que soy periodista, ella cree que toco el piano en un cabaret”. Con la política pasa lo mismo. Si Casimiro Curbelo se identificó como Senador para evitar que lo detuvieran y amedrentar a los policías, quizá ese fue su gran error. Todas los noches decenas de personas acaban en la comisaría por una pelea en la puerta de los bares. Unos se pasan de la raya son denunciados por la policía y otros reciben una buena paliza de las fuerzas de seguridad. Pero en este caso la policía supo ver que si había un político en el conflicto ellos tenían la batalla pública ganada. A este paso la próxima vez que detengan a un senador o diputado en un puticlub y le pidan el carné, veremos al político diciendo: “Sí, yo rompí la mesa, es verdad yo quería echarme un casquete sin pagar, denúncieme y avise a mi mujer y dígale por qué me arrestaron pero por favor, no le diga que soy político que mi mujer no lo sabe”.

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PD: En la rueda de prensa que Curbelo dio esta mañana (después de publicado este artículo) recurrió a la habitual teoría de la conspiración contra su persona. En este caso fue una conspiración, dijo Curbelo, protagonizada por la policía, el PP y la prensa que no contrastó la información. Bueno la prensa tuvo que esperar casi 24 horas a que él hablara. El prefirió hacerlo en La Gomera. Por ahora tengo que decir que con esa rueda de prensa el asunto no está cerrado. Habrá que esperar a ver el informe judicial y el jucio antes de valorar si debe dimitir Casimiro Curbelo.

Juan García Luján

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