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Ravelo: “Todo el mundo merece compasión, hasta Bárcenas”

El escritor grancanario Alexis Ravelo.

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Cometer un delito, incluso uno “tremendo”, es algo que probablemente haría cualquiera de darse las circunstancias adecuadas, defiende Alexis Ravelo, último premio Hammett de Novela Negra, que cree por ello que “todo el mundo merece compasión, hasta el peor criminal y hasta Bárcenas”.

“Necesitamos volver a sentir compasión, en el sentido, además, más etimológico de la palabra, el de sentir las emociones del otro, sentir empatía por los demás, aunque puedan parecer los peores criminales”, porque solo así se podrá entender a quienes han hecho “cosas monstruosas” para intentar luego impedir que se repitan, argumenta el escritor, en una entrevista concedida a Efe.

Desde su ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria, donde descansa tras una gira de promoción del libro que le valió el año pasado el mayor galardón de novela negra en lengua española, La estrategia del pequinés, y antes de volver a viajar en unos días para presentar su nueva obra, Las flores no sangran, Ravelo insiste en que hacer de abogado del diablo es una labor inherente al literato.

Si en su anterior novela el escritor grancanario se ponía en la piel de tres delincuentes de poca monta que le pisaban el callo a un gran capo de droga en un robo que creían sin más consecuencias, los protagonistas de Las flores no sangran se embarcan en el “crimen más absurdo”, un secuestro exprés en una isla.

“Lo que me interesa en mis novelas es preguntarme por qué la gente puede llegar a hacer ciertas cosas”, expone, antes de añadir que, si se parte de esa premisa, “uno no puede escribir sin sentir compasión por los demás, sin sentir empatía por los demás y ponerse en el lugar de ellos”.

Porque, argumenta, “si te pones a analizar las biografías de las personas que hacen esas cosas tremendas, desde protagonizar una matanza a llevarse a Suiza 40 'kilos' que son de todos, si te pones a escarbar, siempre hay detrás un ser humano” cuyas razones hay que tratar de comprender.

“Eso quiere decir que nosotros, que somos seres humanos, dándose unas determinadas circunstancias, quizás, podríamos llegar a hacer alguna de esas cosas. Una matanza, no sé, pero una pasta a Suiza, más de uno se la llevaría”, añade.

Concluye que, aunque considera que Luis Bárcenas debe someterse a la ley en lo referente al enriquecimiento ilícito que se le atribuye en la etapa en que era tesorero del PP, incluso él ha de ser digno de la compasión que predica. “Aunque yo no soy cristiano”, aclara.

E insiste en que su proceder obedece a la convicción de que es misión del escritor cuestionar el por qué de las cosas, partiendo de una reflexión serena que puede llevar a cabo al disponer de tiempo para reflexionar y no tener que contar una noticia o dar una respuesta a un problema con urgencia y cuanto antes, como sí les ocurre, por ejemplo, a los periodistas o a los políticos.

“Hay que hacerse preguntas, porque el mal no se erradica podando el árbol, sino yendo a las raíces y solucionándolo, y volviendo a replantar el árbol, si hace falta”, sostiene a ese respecto.

Alexis Ravelo dice que esa filosofía es la que le lleva a dibujar a los delincuentes de su universo de ficción como personajes decididamente tontos o ingenuos, porque “hay que ser muy poco inteligente para meterse en el mundo de la criminalidad”.

“En mis novelas, yo intento que mis personajes sean de carne y hueso”, por lo que en ellas “hasta los peores villanos tienen su corazoncito, y tienen hijos o alguien a quien quieren”, resalta.

Ravelo admite, en cualquier caso, que, como se percibe al leer sus obras, le conmueven más los ladrones de poca monta, que están al margen de la ley “para sobrevivir” debido a que “no conocen otra forma de buscarse la vida”, que “otro tipo de delincuentes que le preocupa más: el de los que lo son sin necesidad y solo buscan enriquecerse aún más”.

Personas que “amasan millonadas” con actividades fraudulentas y que no suelen ser perseguidas por las autoridades con tanto ahínco como “esa economía sumergida del fontanero que te pregunta si te hace la factura 'con IVA o sin IVA'”, y que “luego resulta que son los patriotas que van dando lecciones mientras se llevan el dinero a paraísos fiscales, como los Pujol”, señala.

El escritor valora, no obstante, que en España “se empiece a desenmascarar a los corruptos, como Bárcenas”, si bien advierte de que, a su entender, este “es solo la punta del iceberg” y que “todavía se está olvidando algo más importante, luchar contra los corruptores, que llevan a actuar ilegalmente a los corruptos”

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