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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Bryce Echenique: ''Tiendo a ponerme en el pellejo de un Julius de cinco años''

Dice que es la realidad la que le hace ser fiel a su “pequeño mundo antiguo” y que tiende siempre a “ponerse en el pellejo” de un Julius de 5 años, el protagonista de la novela que escribió hace 38 años y que ahora se llevará al cine. Es Alfredo Bryce Echenique, un “cinemero” que solo tiene miedo a “actuar”.

Aunque no tiene nada que ver con la producción ni la dirección, ni siquiera con el guión, Bryce Echenique se confiesa “implicadísimo” en que salga adelante Un mundo para Julius. La película es una coproducción hispano-peruana que se iba a empezar a rodar en febrero y que se ha tenido que aplazar al verano debido a la envergadura del proyecto, cuyo presupuesto se ha “disparado” hasta los 15 millones de dólares, quince veces más que cuando se puso en marcha la idea, hace tres años.

Nunca había querido vender sus derechos de autor al cine, pero Carmela Castellano -directora de Luca Producciones- le convenció con horas de conversación “en serio y en broma” y con mucha diplomacia para hacerle ver que todos aquellos “vejestorios” amigos suyos que él le proponía para hacer los papeles protagonistas no eran los adecuados. “Carmela me compró el alma un día cuando después de conocer a mis amigos, llenos de pánico ante la posibilidad de actuar, me dijo: 'ya me has mostrado tu mundo, déjame trabajar con el mío'”.

En ese tiempo se había producido una “simbiosis” entre ellos, porque la productora había “asimilado” mucho de lo que él quería decir y se “entregó” cuando le dio la lista de las localizaciones de la película: “yo solo añadí uno y ella me dijo 'perfecto'. En ese momento acepté”.

Primera adaptación

Es la primera novela suya que se traslada al cine porque en la otra ocasión en la que “casi” se hizo, con La vida exagerada de Martín Romaña, Tomás Gutiérrez Alea se “empeñó” en que él fuera el protagonista. “En el cine yo no siento ni miedo ni vértigo por nada mientras no me pidan que actúe, por eso no salió aquel proyecto”.

Un mundo para Julius (1970) cuenta la historia de una infancia que termina justo con el final de esa etapa, cuando el niño llora “con un llanto llenecito de preguntas”. Pero además es la historia de una forma de vida peruana apoyada en una oligarquía semifeudal, sustentada en los valores del rango, la aristocracia y la propiedad de la tierra, resume el escritor.

Reconoce que, por eso, cuando el libro se publicó tuvo que escuchar “casi de todo”, como que era “la novela de la revolución”, “el lamento de un oligarcagónico” o que “Julius iba a ser el Che Guevara”, algo que a él le hacía mucha gracia aunque tuviera que tomar tranquilizantes para poder “dormir en paz”. A él que se define como “muy cinemero” le gustaría que la película acabara teniendo algo de Darling (1965) de John Schlesinger, y que “su” Susan se pareciera a Julie Christie y “su” Juan Lucas a José Luis de Vilallonga porque la debe haber visto “como un millón de veces”, sobre todo en momentos de “bajón”, y siempre le ha puesto de buen humor.

Libro de cuentos

El escritor está preparando un libro de cuentos y dar con la clave para acabar uno de ellos, La niña Pazos, fue la que le hizo “salir corriendo” y no comparecer en la rueda de prensa con la que se presentó a principios de diciembre en Madrid el proyecto de la película.

Confía en que también tenga “un feliz desenlace” la acusación de plagio de artículos periodísticos con la que se enfrenta, aunque ya ha ganado en primera instancia. “Tengo tres tomos de artículos de prensa, de ensayos, de no ficción, y he sido colaborador de la Agencia Efe durante 20 años y jamás han encontrado una sola palabra...” que no fuera de su absoluta propiedad, se defiende.

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