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Chardin: “Belleza exquisita” y “silencio” en el Prado

MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

El Museo del Prado descubre la “belleza exquisita” y el “silencio” de la obra de Jean Simeón Chardin (1699-1779, en una exposición antológica que muestra lo mejor de este pintor del XVIII francés a través de 57 de sus pinturas.

En palabras del director del Prado, Miguel Zugaza, “antes que a la historia del arte, Chardin interesó a los propios pintores” como Cézanne, Matisse, Picasso o Morandi, que le consideraron su maestro. Asimismo, ha señalado este lunes que esta muestra constituye “una novedad para el público” pues, además, con motivo del tricentenario de su nacimiento en 1999, no se había reunido una colección tan importante de obras de este artista.

Chardin es uno de los más relevantes exponentes de la pintura francesa del siglo XVIII del que en España, país en el que nunca se le ha dedicado una muestra, se conservan únicamente tres obras (todas ellas en el Museo Thyssen).

Con estas 57 obras del artista, gran maestro del bodegón y de la pintura de género (escenas domésticas y familiares e imágenes de la infancia), reconocido por una visión intensamente poética de las cosas y un extraordinario virtuosismo pictórico, la exposición se presenta en Madrid, del 1 de marzo al 29 de mayo de 2011, tras su paso por el Palazzo dei Diamante de Ferrara, como primera sede de la misma.

Para Gabrielle Finaldi, director adjunto del Prado, como dijo un crítico de Chardin, “nada se entiende de esta magia”. “Esto mismo es lo que sentirán los visitantes, admiración incondicional delante de esta bravura que se transformó en belleza poética, exquisita y en purificación de los sentimientos”, ha explicado.

VARIAS VERSIONES

El recorrido de la exposición sigue un orden cronológico y atraviesa los aspectos más destacados desde los inicios de la vida artística de Chardin, en la segunda década del siglo XVIII, hasta los pasteles de los años setenta. El visitante se encontrará con muchas de sus más famosas creaciones junto a cuadros poco conocidos por tratarse de obras albergadas en colecciones particulares e incluso algunas identificadas recientemente.

Además, en el Prado se podrán contemplar 16 obras que no se han incluido en la presentación italiana de la muestra, entre las que cabe destacar 'La raya', una de sus pinturas más importantes y con la que ingresó en la Academia de Pintura y Escultura; 'Los atributos de las artes', cuadro de grandes dimensiones de tema alegórico que se presta por primera vez a una exposición; o las tres versiones de la 'Joven maestra de escuela' que se reúnen en primicia para su presentación en la sede española.

Otras series del artista de gran relevancia son las del cuadro 'Pompas de jabón' o las de 'El joven dibujante'. Y obras maestras con las que alcanzó gran popularidad en la segunda mitad del siglo XIX fueron 'El niño de la peonza', 'Dama tomando el té' (en el que retrata a su primera esposa) o 'La niña con el volante'.

Pierre Rosenberg, comisario de la muestra, director honorario del Museo del Louvre y máximo experto en la obra de este artista, se ha referido a su “genio y originalidad”. “No era un pintor fácil, como parece. Fue un artista muy particular del XVIII francés no conocido suficientemente y que, al contrario que sus contemporáneos, fue un pintor autodidacta que creyó profundamente en la pintura”.

“REPOSO, PAZ Y SILENCIO”

Si algo caracteriza la pintura de Chardin es, según Rosenberg, “reposo, paz y silencio”. El comisario ha aludido a las peculiaridades de los singulares bodegones de Chardin, su pasión joven por los conejos muertos, que retomaría años después, la insistencia en la multiplicidad de formas redondeadas y la “monumentalización” de los objetos.

“Fue también el pintor de los adolescentes, a los que plasma como son, vistos desde dentro”, ha añadido Rosenberg haciendo hincapié en su “refinamiento por los colores”. “Chardin huye de la anécdota, no quiere contar nada, ante todo su trabajo es pintura”, explica.

La pintura de género, que ocupa una gran relevancia en la obra de Chardin, le posibilitó además cobrar derechos de autor a través de los grabados que se hacían de esos cuadros, ha indicado.

POETA DE LOS SENTIMIENTOS

Rosenberg llama la atención sobre una frase del artista: “Uno se sirve de los colores pero se pinta con el sentimiento”. En este sentido, el comisario defiende que Chardin fue un “gran poeta de los sentimientos”.

El artista francés, que falleció a los 80 años (algo inusual en aquella época), concluyó su carrera artística con retratos en pastel. Dos de ellos ('Retrato de muchacha' y 'Retrato de muchacho' realizados en 1777), proceden de colecciones privadas de Ginebra y pueden verse en esta muestra.

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