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El Cuyás trae la fábula 'La tortuga de Darwin'

La tortuga de Darwin, el texto de Juan Mayorga que desde el viernes y hasta el domingo se presenta en el Teatro Cuyás del Cabildo grancanario con la actriz Carmen Machi como protagonista, es definido por Ernesto Caballero, su director, como “una fábula contemporánea en tono de comedia que repasa la memoria histórica de los dos últimos siglos”.

Machi se humaniza ante un prestigioso historiador para revisar el pulso y el acontecer del ser humano en los últimos años. Su lección para todos es la capacidad de adaptación y representa la ingenuidad de la naturaleza, señala Caballero. “El texto de Mayorga es una parábola sobre la explotación, inquietante y cargado de poesía y pensamiento, todo ello pasado por el filtro del humor”, dice el director.

La tortuga de Darwin está interpretada por Carmen Machi, que ha trabajado en seis ocasiones con Ernesto Caballero. La gama de registros de la actriz madrileña es amplísima y pareciera que la función estuviera concebida para ella, como avanza el director. “Pasa de lo trágico a lo cómico y desde la caricatura a lo más hondo, y eso lo pueden hacer muy pocos actores. Hay actores que trabajan para la respuesta del director, y otros que trabajan desde la pregunta, que es el caso de Machi”.

Según Machi, esta obra ha “marcado un antes y un después en su carrera profesional, porque he llegado a descubrir honestamente cosas de mí misma que desconocía. Es un regalo fascinante para un actor. El público llega a mimetizarse con este quelonio centenario”, subraya Carmen Machi. “El tamiz del humor se aborda desde la inteligencia, desde la verdad y la seriedad. Se juega con la ironía y las paradojas que mueven a la reflexión del público”. ¿Cómo se hace la tortuga?, le preguntó la Machi a Ernesto Caballero. “Teníamos claro que no queríamos hacer una trabajo descriptivo y minucioso que partiera de la expresión corporal. Queríamos llegar a la esencia de la tortuga, al alma del animal y quedarnos con su memoria. La huella de la vida se describe en ese juego teatral, sobre la convicción y la implicación de Carmen Machi. Ella le dice al público que es una tortuga, y todos terminamos creyéndolo”, sostiene Caballero.

“Mi misión como actriz ha sido placentera. Lo importante es lo que se cuenta ?prosigue Machi-, que confiesa que algo que ha aprendido ”es la adaptación, que no resignarse, lo que te hace más feliz, sereno y práctico en la vida. También he descubierto el arrojo, a trabajar sin miedo“. La obra se sitúa básicamente en dos espacios diferentes, el despacho del historiador, y en una clínica. También se recrea un terrario metafórico, con atmósferas que pasan desde la belle epoque en París (con baile del can-can incluido de Machi sobre una mesa) a los desastres del holocausto.

“Me gusta trabajar sin red”, prosigue Caballero, quien explica “que han hecho una paella sin pensar que buena parte del público a lo mejor es alérgico al arroz. Nunca pensamos en el éxito de esta obra, aunque es siempre reconfortante la adhesión de la crítica y el público”.

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