Mil veces muchas gracias

Fotograma de la película Mil veces buenas noches.

Gara Santana

Las Palmas de Gran Canaria —

Muchas gracias por películas así. Pocas veces puede verse tan bien representado el lado más íntimo de los corresponsales de guerra. Alguien tiene que hacer las fotografías desoladoras justo al lado de las bombas, las epidemias, las revueltas o los bombardeos. Estas personas que sujetan los blogs de las palabras humanas o las cámaras cuyos objetivos nos muestran la realidad del mundo son de carne y hueso, tienen familia, amigos, una vida muy lejos de su lugar de trabajo y muchas incertidumbres personales.

Mil veces buenas noches es la combinación de dos facetas a veces irreconciliables en la vida de las personas que deciden dar su voz a la Humanidad; la íntima y la social. Rebecca (Juliette Binoche) es una reportera de guerra que sufre un gran accidente y vuelve a su casa en Europa. La familia le plantea a la fotógrafa un ultimátum: o su trabajo o su familia.

Un planteamiento de género

El hecho de que sea una mujer la que se plantea la vicisitud de elegir un trabajo peligroso o su familia ya es novedoso. Normalmente el desapego familiar se justifica más cuando lo hace el hombre pero en las mujeres se sigue viendo como “antinatura” separarse de los hijos que se han parido. ¿Acaso una mujer no puede tener una pasión tan fuerte por su trabajo como la de un hombre?, ¿Acaso una mujer no puede tener en un film una pasión mayor que asuntos banales que giran en torno a los hombres, los hijos y los asuntos sentimentales? Pues sí puede y este personaje interpretado de forma sublime por Binoche lo demuestra. Esto no significa que una mujer no ame a su marido o sus hijos, significa que tiene el mismo derecho y cada vez más la misma oportunidad para elegir.

Se les coló un Lannister

Nicolaj-Coster Waldau que interpreta a Jaime Lannister en la exitosa serie de HBO Juego de Tronos, ofrece en este film un registro totalmente diferente. El de marido sufrido, paciente, atento y padre del año. Aunque es un personaje totalmente agradecido para cualquier actor, es una prueba de las sorpresas que esconde este actor francés dentro de su caja de matices. Como curiosidad las espectadoras españolas debemos saber que la productora de la película en nuestro país ha elegido para nosotras el cartel del apasionado beso entre la pareja y en el resto del mundo una fotografía de la protagonista sola. ¿Es la única forma de captar nuestra atención? ¿No somos capaces de ver una película donde no hayan besos y enredos sentimentales? Pensemos en ellos.

Un film para la esperanza

La sensación que le queda al espectador es de esperanza en la Humanidad a pesar de que muestra sin tapujos la cruda realidad de nuestro mundo ya que nos hace empatizar con las personas que arriesgan diariamente en todo el mundo su vida por hacernos llegar a todos la información de las atrocidades que ocurren. Y es que si nadie las ve es como si no ocurrieran, sin estas personas el mundo sería un lugar mucho peor, creo que este film va dedicado a todos ellos y ésta crítica, desde luego, también.

Etiquetas
stats