La portada de mañana
Acceder
La confesión de la pareja de Ayuso desmonta las mentiras de la Comunidad de Madrid
El plan del Gobierno para indemnizar a las víctimas de abusos agita la Iglesia
Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Pe y Lluis, en la rotonda de Tahíche

“Silencio, vamos a rodar? ¡Acción!”. Son palabras mágicas para que una parte de Lanzarote se paralice. Sólo el viento se hace notar, girando los móviles diseñados por César Manrique, como queriendo destacar su protagonismo en una película que se gestó entre soplos de viento y migrañas. Allí mismo, en la rotonda donde falleció el artista lanzaroteño, un opel corsa color bermellón guarda los secretos del guión de Los Abrazos Rotos, la última obra de Pedro Almodóvar. Al volante, Lluís Homar. A su lado, Penélope Cruz. Ambos interpretan una escena que se repite varias veces.

El director manchego orienta a los actores: “Serenos, disfrutando?”, mientras sus manos gesticulan y apaciguan el momento. Un momento tenso, silencioso, en el que todo el equipo de rodaje, extras y curiosos mantienen la respiración con las pupilas concentradas en lo que ocurre dentro del vehículo.

“¡Corten!”. Y vuelve la algarabía a la rotonda de Tahíche. Se abre el tráfico, se ajustan los focos, se mueve el reflector, los cables, los equipos, los flashes? Y sobre todos los movimientos, rápido, omnipresente, está Pedro Almodóvar, afanoso por supervisarlo todo. El director no quiere hablar con los medios, está concentrado en su película, pero sonríe y su sonrisa denota una satisfacción que aporta buenas vibraciones a un segundo día de rodaje.

“Pues es un poco más guapo que en la tele”, exclaman un grupo de mujeres entradas en edad. Han venido desde Valencia para pasar una semana en Lanzarote, y cuando se dirigían a la Fundación César Manrique, se han topado con uno de los directores españoles más conocidos y laureados. “Casi ni hemos visto la casa de Manrique, hemos salido corriendo a ver a Pedro”, explicaban emocionadas. Entre ellas, un alemán preguntaba despistado qué ocurría en la famosa rotonda. Y un poco más allá, entre risas y aspavientos, los estudiantes de la Escuela de Hostelería esperaban el sacro momento en que Penélope Cruz descendiera del opel corsa. Y por fin, bajó, acompañada de una oleada de objetivos que se dirigían a ella en la distancia. Un poco más cerca, el propio Pedro le retrataba junto a Lluis Homar.

Casi tres horas ha durado la sesión matutina de rodaje. Ya por la tarde, las más de cuarenta personas que componen el equipo de Los Abrazos Rotos se desplazaron hasta El Golfo, el lugar que inspiró a Almodóvar hace ya nueve años. Al tomar una instantánea de la playa negra, el director descubrió a una pareja abrazada. Un abrazo del que ha surgido un guión que va tomando forma y color poco a poco. “De un modo sigiloso, sin que yo me diera cuenta, la foto de la Playa de El Golfo, con la pareja abrazada, fundida y oculta entre la arena, se ha convertido en un elemento decisivo del guión”, explica Almodóvar en su blog. “Y Lanzarote en uno de los escenarios más importantes, donde los personajes de Penélope Cruz y Lluis Homar se ocultan y viven una ardiente historia de amor, con grandes amenazas peninsulares”.

Además de esta playa, durante los próximos días los paisajes de Famara, el Mirador del Río, Órzola o La Geria, se convertirán en escenarios naturales para el décimo séptima film del director manchego.

La Penélope lanzaroteña

Había escuchado muchas veces eso de “te das un aire a Penélope Cruz”, pero nunca imaginó que se convertiría en su doble de la noche a la mañana. Edurne Duque tiene 25 años y vive en Lanzarote, concretamente en Tahíche. El pasado 25 de abril acudió al casting de Los Abrazos Rotos con la ilusión de participar como extra. Pero cuando le llamaron, no le propusieron ser una extra más, sino encarnar a la doble de luces de la propia Penélope durante las dos semanas de rodaje.

“Es una gran experiencia, y me da la oportunidad de conocer todo desde dentro”, explicaba este martes Edurne Duque nada más encontrarse, por primera vez, a la verdadera Penélope Cruz y al director manchego. “Todavía no he hablado con ellos, acaban de presentármelos”, señalaba con la sonrisa puesta.

Etiquetas
stats