'Teatro Delusio', montaje sin palabras en el que las máscaras lo dicen todo

El Teatro Cuyás inicia el fin de semana próximo con la compañía berlinesa Familia Flöz, su amplia y variada programación destinada a toda la familia de cara a las fechas Navideñas.

El Teatro Cuyás programará este próximo fin de semana cinco funciones del montaje Teatro Delusio, de la compañía berlinesa Familia Flöz, una sugerente obra en la que no se pronuncia ni una sala palabra y en la que sólo tres actores representan a 21 personajes.

El teatro de Flöz es celebrado en medio mundo como una propuesta innovadora que, a partir de la utilización de las máscaras, la universalidad de los gestos y el humor, es capaz de cautivar a los espectadores de todas las edades. Un total de 26 máscaras son empleadas por Paco González, Björn Leese, Hajo Schüller y Michael Vogel, en Teatro Delusio, un montaje que narra la historia de una pequeña familia integrada por tres miembros entregados incansablemente a la persecución de su propia felicidad en el seno de un pequeño teatrillo.

Con esta obra el Teatro Cuyás inicia su programación navideña, ofreciendo en horario de mañana, algunas de sus funciones con la finalidad de que los padres puedan acompañar al teatro y disfrutar junto a sus hijos algunos de los espectáculos previstos hasta el mes de enero próximo. Las funciones de Teatro Delusio darán comienzo a las 20.30 horas el día 14, mientras que el sábado, y el domingo, días 15 y 16, respectivamente, las funciones darán comienzo a las 12.00 y a las 18.00 horas.

Empleando un suntuoso vestuario de época y con opulenta escenografía, Flöz embelesa al auditorio con la emoción de unos dramas de eterna belleza que adereza con escenas vertiginosas de combate, intrigas criminales y arias desgarradoras. Teatro Delusio nos sorprende con una historia de teatro dentro del teatro, referida a tres personajes: el joven y hábil Bob, fuerte e imprevisible; Bernd, un tipo enfermizo, con un cansancio crónico, siempre de un sitio para otro cumpliendo órdenes; e Iván, un comodón de apetito insaciable, que no quiere perder el control que ejerce en el teatro y termina perdiéndolo todo.

Desde el primer momento, la encarnación de las máscaras por los actores y la presencia de los técnicos en el escenario hacen que se respire puro teatro, magistralmente combinado con los detalles musicales, la decoración y una puesta en escena que hacen de este montaje un trabajo deslumbrante. Durante la hora y veinte que dura el montaje, no se escucha una palabra durante toda la noche. Aún así, la obra es todo menos muda, porque la historia habla felizmente por sí misma.

Teatro Delusio ofrece una mirada entrañable, sin palabras, sobre la realidad oculta detrás del mundo de ilusión. La Familie Flöz, especializada en el trabajo de expresión física, se destaca por sus máscaras. Cada una tiene sus características peculiares; bocas en punta, mofletes colgantes o peinados originales sugieren biografías completas. Pero son los intérpretes quienes hacen que estas máscaras sonrían, se sorprendan, se sonrojen? Los miembros de esta “familia”, cuyo centro de operaciones está en Alemania, proceden de distintas partes de Europa. La crítica internacional aclamó la función con superlativos: “los olímpicos del lenguaje corporal”; “dan vida al espíritu del teatro”; “hemos visto a las máscaras llorar”; “un gigantesco guiñol imaginario”. “Deberíamos conceder a los Flöz el Premio Charlie Chaplin, si lo hubiera.”

Con la mímica y el teatro gestual, Teatro Delusio es capaz de transmitir sentimientos de una manera tan viva que parece reblandecerse el cartón y surgen muecas y expresiones, al tiempo que nos imaginamos un público tras el telón o escuchamos las conversaciones que en verdad nunca llegan a pronunciarse. Difícilmente puede alcanzarse mayor destreza técnica haciendo este tipo de representación.

La compañía, que funciona desde hace doce años, busca en sus proyectos que no suelen arrancar de una base textual, la modulación de las figuras y las situaciones teatrales propiciadas en sus obras. Flöz siempre utiliza los mismos recursos: música, danza, un toque kitsch, algo de melancolía, mucho humor y todo sin palabras. Hablan sólo los cuerpos y las máscaras, que a pesar de su gestualidad fija, reflejan increíblemente las expresiones humanas: tan tristes que nos hacen reír, tan cómicas que nos hacen llorar.

Hasta la fecha han producido los montajes Familia Flöz (1996), Ristorante Immortale (1998), Navigazioi (2003), Two%-Happy Hour (2000), Two%-Homo Oeconomicus (2001) y Teatro Delusio, su último montaje diseñado en 2004.

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