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Zalakadula presenta el musical 'El callejón encantado' en el Cuyás

El musical de la compañía Zalakadula que cada Navidad se convierte en una fiesta de júbilo y diversión entre pequeños y grandes, se estrena este jueves, día 27 de diciembre, en el Teatro Cuyás, con importantes novedades sobre su escenario que vivirá seis funciones previstas para los días 27, 28 y 29 de diciembre. El callejón encantado ha vendido ya casi la totalidad del aforo del Cuyás.

Los protagonistas y artífices del musical que desde hace 13 años llena las Navidades de los niños canarios, y que coproducen el Cabildo grancanario y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, advierten que El Callejón Encantado narra una historia que se inicia sobre la arena de la Playa de Las Canteras y protagoniza el niño Yeray Risueño. Con música en directo, la compañía Zalakadula se ha alejado en sus últimas producciones del sonido Disney que caracterizó sus inicios. “Este musical es el mejor espectáculo que hemos producido hasta la fecha”, advirtió Luifer Rodríguez, que firma junto a Carmen Sánchez el libreto de la obra, que “demuestra el poder de los libros y los cuentos”, añade.

Según Rodríguez, el proyecto de Zalakadula está consolidado “gracias a la profesionalidad de los artistas canarios que participan en el mismo, y que garantiza la exportación de este producto que lamentablemente, no puede ser disfrutado por los niños de otras islas”. El musical, cuya producción cuesta unos 80 mil euros, viajará los días 3 y 4 de enero a Santa Cruz de Tenerife, “tendiendo un esperado puente cultural entre ambas provincias, que deseamos se extienda al resto y para ello reclamamos la atención del Gobierno de Canarias”, solicitó Luifer Rodríguez.

El musical El Callejón Encantado consta de quince canciones, la gran mayoría de producción propia, menos dos temas de Joan Manuel Serrat y el grupo Celtas Cortos, que las han cedido desinteresadamente a la compañía para que suenen en la nueva producción, de cuya dirección musical se responsabiliza Germán Arias. Precisamente Arias, declara el sonido de este montaje “es distinto. Hemos ido evolucionando musicalmente hacia un sonido cada vez más acústico y renunciando al sinfonismo propio de la factoría Disney”, señala el músico. El resto de los músicos son Antonio Lorenzo, Paco Marín, Carlos Oramas, Tana Santana, Carlos Teja y Javi Montero.

Según Carmen Sánchez, que interpreta a Gina en el musical, hemos “creado una historia entretenida que ilusionará a grandes y pequeños, a toda la familia. Este musical es uno de mis sueños de Navidad, que siempre se cumple”, explica la actriz canaria, que comparte protagonismo con Maykol Hernández, Carla Alonso, Alexia Rodríguez, Raúl Pérez, Juanma Rodríguez (cantante), Náyade García, Quique Guijarro, Colombina Pelegrín y Yanko Stankov. Las marionetas de Entretíteres y las coreografías de Claudio Martín, completan la puesta en escena de El Callejón Encantado, cuyo vestuario diseñó Paqui Benavides.

El Callejón Encantado propone “una historia que es un cúmulo de historias, de la vida, de los sueños. Es nuestro cuento cantado y encantado, impregnado desde lo más profundo con el espíritu que Zalakadula siempre ha tenido a la hora de presentar sus juguetes: el humor, la fantasía, la participación de todos y las canciones más divertidas”, concluye Luifer Rodríguez.

“El escenario de la ilusión”

El Teatro Cuyás exhibe hasta el próximo día 6 de enero la exposición denominada El escenario de la ilusión, una muestra de carácter divulgativo que propone al público conocer distintos artilugios y máquinas que durante el Renacimiento y el Barroco fueron empleadas en los principales espacios y teatros promovidos por las monarquías y cortes europeas.

La muestra, que el Cuyás mantiene abierta en su hall acristalado del edificio administrativo, se ha estructurado en tres bloques temáticos: Sonido, luz e ingeniería. Algunas máquinas de esta exposición que ya se ha exhibido en la península, no figuran en la exposición por razones de espacio, por tratarse de modelos restaurados o construidos para enclavarlos en museos. La mayoría de las piezas se ilustran con selectas acotaciones y fragmentos de textos teatrales españoles del Siglo de Oro. De esta forma la muestra entronca directamente no solo con el panorama europeo del barroco, sino de una manera específica, con la práctica escénica española de la época Barroca, contribuyendo a demostrar y poner en valor importantes aspectos teatrales hasta ahora poco estudiados. La parte correspondiente a ingeniería ?por su complejidad y extensión- es una mera presentación en público de algunas piezas que de momento no constituyen lo que consideramos una muestra completa: son sólo una pincelada de avanzadilla de lo que será Escenario de la Ilusión II: Ingeniería y escenografía en el Teatro Barroco.

Un total de quince máquinas se exponen en esta muestra producida por Antiqua Escena. Desde Vagonetas de truenos a máquinas de lluvia, “El escenario de la ilusión” nos descubre la gran máquina del escenario que funcionaba en los teatros cortesanos europeos como un reloj: sincronizados y unidos con los músicos del foso de orquesta y con los actores en el escenario. Algunas máquinas originales ha sido recuperadas de modelos del siglo XVIII conservadas en el teatro del Castillo de Cesky Krumlov, en la República Checa; otras son modelos tradicionales usados en los teatros europeos durante el siglo XIX; otras han sido inspiradas en acotaciones de Miguel Cervantes en su tragedia “Numancia”; otros modelos se han construido a partir de los dibujos del ingeniero italiano Bruno Mello y modelos construidos a partir de los grabados de la Enciclopedia Francesa de fines del siglo XVIII, entre otros.

Producir una tormenta en el mar significaba: descubrir una mutación de bastidores completa, poner a funcionar los rodillos de olas, arrastrar un barco que navega entre ellas, hacer girar la máquina de viento, mientras otra máquina producía los rugidos del mar embravecido; a su momento entraría la máquina del trueno; a su vez los encargados de las luces oscurecían el escenario casi al completo cubriendo las luminarias con cilindros y cuidando que no se apagasen, pues en breve luciría de nuevo el sol. Las máquinas de efectos sonoros, en sincronía musical con los instrumentos de la orquesta, con las voces de los actores, con el resto de los tramoyistas que cambian los bastidores. Era una forma de sentir el teatro: sensibilidad por el trabajo en equipo al servicio de la poesía.

La exposición se mantiene abierta hasta el día 6 de enero, y puede ser visitada en distintos horarios en el Teatro Cuyás.

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