No es ser ecologista, es ser tasmano

La mentalidad ecológica se encuentra por todos los lugares de la isla y se darán cuenta al cabo de unos días del respeto que existe por la naturaleza en Tasmania. Esta sensación también existe en las ciudades, pero es más notable cuando se profundiza en la conversación con la mayoría de los tasmanos acerca de su vida diaria. En el supermercado, la mayoría de los productos se pueden comprar al peso, sin necesidad de ningún tipo de bolsa. Las etiquetas de los productos ecológicos (alimentos, ropa, complementos, etc.) son visibles y existe una gran demanda de ellos. Además a la mayoría de los tasmanos nos les supone un inconveniente pagar una mayor cuantía por productos manufacturados en Tasmania y 100% “verdes”, con materiales no nocivos para el medio ambiente, como por ejemplo, calzado, ropa, artículos de cocina, entre otros.

El concepto de reciclaje y reutilización es inculcado desde edades tempranas, la mayor parte de los productos son aprovechados, intercambiados y hay un mercado de segunda mano de infinidad de artículos e incluso un tipo de tiendas (“tip shops”) que se podría comparar con los mercadillos de segunda mano. El sentido de la propiedad es diferente para muchos objetos, por ejemplo, es común que un turista compre una caravana de segunda mano para darse la vuelta a la isla durante 1 ó 2 meses y luego antes de irse anuncie su venta para poder conseguir el dinero invertido en su adquisición. Es una de las formas más comunes y baratas de hacer turismo en Australia.

El sentimiento de respeto a la naturaleza es muy acusado en todos los puntos de Tasmania. En la isla no existen contenedores grandes de basura en las calles residenciales; cada casa tiene 2 cubos de basura, reciclable y no reciclable. Los horarios para sacar la basura a la calle son estrictos y varían de barrio en barrio y con una frecuencia semanal o quincenal. Este sistema de recogida de basuras hace que uno se plantee la cantidad de residuos que genera en su vida diaria. Por esta razón, muchas casas fabrican su propio compost a partir de los residuos orgánicos y el papel y cartón es almacenado para cuando haya que encender la chimenea en invierno.

Es raro ver algún barrendero por la calle, casi no hay suciedad y en muchos barrios residenciales se encargan los propios vecinos de mantener limpias las zonas comunes, como jardines, plazas o parques. En Tasmania nadie tira desperdicios al suelo, como por ejemplo un cigarrillo, porque supone una multa para esa persona, al igual que arrojar cualquier tipo de basura por la ventanilla del coche. En las carreteras hay señales donde se hace referencia a un número de teléfono para denunciar a posibles infractores.

El partido político de Los Verdes (“The Greens”) tiene una gran representación en Tasmania y son firmes defensores de las áreas boscosas que existen en la Isla. Esta isla fue la cuna del primer partido ecologista a nivel mundial en 1972 y se llamó el Grupo Unido de Tasmania (“The United Tasmania Group”). En la actualidad constituyen el partido más importante por detrás de los Laboristas y los Liberales, que son las fuerzas políticas tradicionales de Australia.

Un último ejemplo de Tasmania, desde diciembre de 2011 vive en un eucalipto a 60 metros de altura una australiana, Miranda Gibson, como protesta por la tala de un bosque de eucaliptos de gran valor ecológico en una zona de Tasmania. Se está convirtiendo en un icono a nivel internacional de la conservación de la naturaleza y recibe apoyos a diario de tasmanos que comparten su iniciativa. Tiene la intención de no bajarse del árbol hasta que el bosque donde se encuentra no esté protegido de las talas llevadas a cabo por las empresas madereras.

Continuará...

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