“El pasado es una leyenda manipulada por intereses partidistas y usada como arma arrojadiza”

MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

El escritor Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956) describe en 'La noche de los tiempos' (Seix Barral) lo fácil que es pasar de la “normalidad” a la “catástrofe” y cómo dos personas, en vísperas del inicio de la Guerra Civil española, se ven arrastradas por la pasión del amor.

“Quería contar una historia de amor y ponerme en la piel de unas personas que se ven arrastradas por circunstancias atroces y describir cómo se vive esa experiencia del amor en medio del colapso del mundo”, explicó a Europa Press, este autor que ha tardado más de tres años en escribir una novela de casi mil páginas y que según explicó Pere Gimferrer, es “la novela que Antonio siempre quiso escribir”.

El tema de la Guerra Civil y la conexión entre generaciones son temas recurrentes en la obra de Muñoz Molina, reacio a hablar de “modas” o simplificaciones sobre la contienda, y partidario de un mayor conocimiento de los hechos. En este sentido, el autor explicó que nuestro pasado “se convierte en una leyenda manipulada en función de intereses partidistas y utilizada como arma arrojadiza” en el debate político.

“FALTA UNA CONCORDIA CIVIL”

“Falta una concordia civil para que la democracia mire hacia ese pasado con racionalidad. Las leyendas nunca son buenas y las manipulaciones de la historia tampoco y no siempre tienen efectos benignos”, agregó.

“La gran paradoja de todos estos debates sobre el pasado o la memoria histórica es que no tienen nada que ver con el conocimiento verdadero y necesario de la historia”, alegó Muñoz Molina, quien aboga por la necesidad de llegar un “acuerdo de mínimos” sobre lo que pasó en nuestro país durante la guerra y la posguerra.

El protagonista de 'La noche de los tiempos' es un arquitecto madrileño formado en la escuela alemana de la Bauhaus, Ignacio Abel, que en octubre de 1936 llega a Estados Unidos contratado por una universidad, desde allí rememora a su amor perdido, Judith Biely. Para Ignacio Abel, lo más importante, el 18 de julio de 1936, no era la guerra, sino encontrar a su amante.

En la novela también aparecen personajes reales, desde políticos como Juan Negrín y Manuel Azaña a escritores, como José Bergamín, el pintor José Moreno Villa o Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramón Jiménez.

“MI TRABAJO NO DEPENDE DE MODAS”

“Mi trabajo desde el principio, ha estado siempre muy centrado en la conexión entre el presente español y el pasado, y la forma en que el pasado se proyecta sobre el presente. Entre tanto llegó una moda que tiene mucho que ver con el Gobierno de Zapatero, pero, sinceramente, mi trabajo no depende de esa moda”, alegó este autor para quien la gente se puede “cansar” de tanta “palabrería” y “mucho debate insustancial y poco conocimiento histórico”.

Muñoz Molina recordó que en 1936 el partido socialista era la “espina dorsal” de la República pero estaba “terriblemente dividido” al igual que el protagonista de su novela, el arquitecto Ignacio Abel, “un hombre dividido entre sus convicciones moderadas y el tirón revolucionario que había en una parte del partido”, indicó Molina.

A este respecto y durante la presentación del libro celebrada hoy en la Residencia de Estudiantes, escenario de muchos capítulos de la novela, Muñoz Molina agregó que el protagonista, a pesar de ser un hombre con ideas “progresistas”, no se deja “seducir por los ”fanatismos del momento“.

Así, Ignacio Abel cree en el progreso social y en la modernización económica y estética del país pero sus principios progresistas “luego en la vida privada no siempre funcionan”, advirtió Muñoz Molina.

“La vida no es blanco y negro, la realidad es muy complicada, y por eso la novela trata de mostrar la complejidad de los seres humanos por oposición al panfleto que convierte a los seres humanos en caricaturas”, concluyó.

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