Los profesores de danza apoyan la disolución del Gran Canaria Ballet

Así lo manifestó la Asociación de Profesores de Danza de Las Palmas en un comunicado con el que quiso “romper su silencio y hablar en favor de la danza” y en el que recordó que “nunca se pronunció sobre la creación” de esta compañía o sobre “la falta de consenso con el resto de profesionales a la hora de” diseñarla. “Tampoco opinamos”, prosigue el escrito, “acerca de la creación de espacios subvencionados con dinero público y explotados por particulares, como es el caso del Centro Coreográfico Trini Borrull” debido a la “convicción de que nuestra labor es puramente artística” y no guarda “relación alguna con decisiones políticas ni de interés personal”.

No obstante, estos profesionales afirman que “independientemente del partido político ejecutor” hubieran “apoyado una decisión como la tomada” por la consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Luz Caballero ya que “un ballet como el GCB no supone una mejora para la danza en Canarias, sobretodo cuando tan desatendidas están otras necesidades” en este mismo ámbito. Entre ellas, el colectivo aludió a la “falta de una infraestructura que vertebre la base necesaria para poder nutrir” a los futuros bailarines, infraestructuras que, apostillaron, “no son sólo espacios, también leyes y acciones concretas” de los gobernantes dirigidas a “impulsar la formación, creación, producción y la integración de la danza en la actividad cotidiana del canario”.

A juicio de los profesores de danza de Las Palmas, entre esas leyes que faltan deberían aprobarse algunas “que permitan controlar a aquellos gobernantes que impulsen proyectos que se conviertan en caramelos de un día”.

“Silencio vil de aquellos que impulsan a grandes saltos al vacío”

Además de mostrar su preocupación de la veintena de bailarines del GBC, el colectivo también manifestó la “ira y rabia” que siente ante “el silencio vil de aquellos que impulsan a dar grandes saltos al vacío para la esperanza y el desarrollo de nuestra cultura, o la mentira y el yo no fui de otros que sirvieron de accesorio a los primeros pensando sólo en su interés particular, nunca en el general”.

Los profesores de danza lamentaron que “a pesar de los grandes talentos que han salido de las Islas” y que hay en ellas “nunca ha existido un Conservatorio Oficial de Danza”. Según el colectivo, “las ayudas se han acortado considerablemente; centros culturales que gestionaban proyectos de danza, como el CIC o SOCAEM, han desaparecido; iniciativas públicas han sido relegadas; las escuelas privadas, ignoradas completamente y la presencia de la danza en las escuelas municipales es casi un milagro”.

El colectivo se pregunta que “ante esta realidad, qué aportaría una compañía de estas características a la mejora de la danza en Canarias”, al tiempo que considera que “con el presupuesto destinado a la financiación del GCB, que sólo tiene comparación con la Compañía Nacional de Danza, el panorama de la danza en Gran Canaria mejoraría notablemente”. En su opinión, “si hay un interés real por la danza, lo primero es invertir en la creación de un conservatorio, que con el tiempo proporcione la construcción de una buena base para la creación de una compañía estable, vinculada quizás a algún teatro”.

Despido por falta de rendimiento

Por otro lado, los integrantes del Gran Canaria Ballet se negaron este martes a firmar una carta de despido presentada por el Cabildo de Gran Canaria en la que textualmente dice que “a partir del 30/9/07 se rescinde su contrato porque su rendimiento en el trabajo ha decaido ostensiblemente y de manera voluntaria”.

La institución insular les ha ofrecido a los integrantes de la compañía 2.500 euros de indemnización y finiquito, una cantidad “irrisoria” por la que muchos no habrían venido a Canarias. “Lo habríamos hecho gratis con mucho gusto, pero aunque no es una cuestión de dinero, esto es una falta de respeto a nuestro trabajo”, dice Elisabeth, la portavoz del grupo. “No han cumplido lo que dijo Luz Caballero: que nos indemnizarían según las leyes y que serían generosos. Sólo queremos lo que nos corresponde, y no es una cuestión de dinero, sino la palabra de la consejera”, asegura la veterana bailarina.

Los afectados aseguran que no van a tolerar que ahora se les presente una carta de despido en la que se les culpe del cierre de la compañía. Los integrantes del Gran Canaria Ballet “se rompieron las costuras” para estrenar el programa en un mes en el Pérez Galdós y prometen haber trabajado sin descanso pues son bailarines de nivel a quienes los políticos “están faltándoles el respeto”.

“No entendemos ni los términos de la carta ni el cheque porque quienes nos las han dado sólo esperaban que firmásemos y no nos han aclarado nada”, dijo Elisabeth. Algunos de los bailarines mantuvieron el lunes una reunión con el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Jerónimo Saavedra, quien afirmó que intercedería por ellos ante el Cabildo.

Para los jóvenes, Saavedra ha sido la única persona con la que han hablado que entiende y respeta la danza, pero no tienen muchas esperanzas aunque el mandatario municipal ponga todo de su parte para ayudarle . Los bailarines no tolerarán, según su portavoz, el cese de la compañía con estos argumentos y aseguran que se asesorarán legalmente porque se están vulnerando sus derechos y necesitan defenderse de los “chanchullos” y saber si lo que están firmando es o no decoroso

“Estamos a expensas de lo que ellos quieran y están haciéndolo mal porque aunque se trata de un despido colectivo nos están citando individualmente para gestionar los términos del fin de contrato. Estamos maniatados y sólo nos queda protestar y desconfiar porque ya no tenemos ánimo”, afirma Elisabeth.

Un año sin bailar es el fin de una carrera

Elisabeth explica que el cierre del Gran Canaria Ballet supone también la muerte de un bailarín, porque para quien ya no es tan joven estar tiempo sin entrenar puede apartarle de su carrera. En septiembre, las audiciones de todas las compañías ya están cerradas y los jóvenes no pueden acceder a ningún puesto de trabajo hasta el próximo año, lo que implica que durante 12 meses tendrán que estar costeándose de su propio bolsillo clases particulares para no perder la forma física.

Los niños comienzan la danza siendo muy niños y pierden momentos de su infancia por ella pues es preciso seguir estrictas dietas y no realizar actividades que puedan poner en peligro tu físico, sin olvidar la competitividad del sector, explica la portavoz del Gran Canaria Ballet. “Muchos empiezan, pasamos infinidad de pruebas pero pocos llegan a ser grandes figuras. Un momento efímero encima de un escenario es toda una vida de sacrificio”, recuerda Elisabeth.

Con respecto a su corta estancia en la vida del Gran Canaria Ballet, Elisabeth, quiso aclarar que no vino por dinero a Canarias y llamó a la reflexión de quien corresponda pues “quizá piensen que 2.000 euros de indemnización es mucho para estos chicos tan jóvenes”, un dinero que se esfuma en pocas clases de mantenimiento y algún viaje para realizar las audiciones. Elisabeth quiso dejar claro por último que es falso que hayan cobrado 3.000 euros de sueldo, sino que sus salarios son, al igual que sus contratos, como los de los músicos de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria: “Y no entiendo por qué ellos pueden vivir decorosamente y nosotros no”.

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