El Estadio Insular

“¿Ha entrado usted, alguna vez, a un estadio vacío? Haga la prueba. Párese en medio de la cancha y escuche. No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”. [Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra (Siglo XXI de España Editores SA)].

Tomo prestada esta definición de Galeano para describir parte de las sensaciones que me abordaron, la semana pasada, mientras callejeaba con nocturnidad y alevosía por Pío XII. Allí, rebosante de recuerdos, me paré frente a la fachada de la Naciente. De repente, memoria e imaginación se enredaron en un ejercicio lleno de nostalgia capaz de retirarme, por un momento, del mundo real.

Los portones se abrieron de par en par. El ambiente se colmó con el aroma a puro y el olor a calamares. Incluso el césped dejaba notar su fragancia. La oscuridad de las calles de la zona se tornó en un tono amarillo vivo, enérgico al movimiento de banderas, bufandas y camisetas. Desde los bares, entre piscos y botellines, brotaba la ilusión por la búsqueda de una nueva victoria de la UD Las Palmas.

Desde lo más profundo se sentían los latidos del estadio. Allí seguía el veterano aficionado que idolatró a Morete, cuestionó al Turu Flores y celebró a lo grande los goles de ambos. Allí se mantenían los tambores que siempre trepidaron en la Naciente. Allí, en la Grada Sur, continuaban plantadas las gargantas de los locutores narrando las aventuras y desventuras del equipillo. Allí resistían los más fieles a la causa. Allí se alzaban, con dirección al palco de la tribuna, los pañuelos blancos de desaprobación. Y allí, sobre todo, habitaban mil y un recuerdos.

Recuerdos de mañanas, tardes y noches de sábado y de domingo. Recuerdos de miércoles de Copa. Recuerdos de victorias y de derrotas. Recuerdos de ilusiones y de desencantos. Recuerdos de héroes propios: Tacoronte, Pantaleón, Tatono, Manolo Torres, Germán Dévora, Tonono, Guedes, León, Castellano, Martín II, Carnevali, Wolff, Brindisi, Morete, Koke Contreras, Turu Flores, Valerón, Manuel Pablo, Guayre o Ángel López. Recuerdos de héroes ajenos: Di Stéfano, Cruyff, Maradona, Butragueño, Ronaldo, Rivaldo, Figo, Raúl o Zidane.

Sin cesar, sin tregua para asimilar tantas evocaciones, surgieron reminiscencias que aún pueblan ese viejo recinto. Regates imposibles. Goles inolvidables. Fútbol colectivo de nivel. Partidos brillantes. Otros vibrantes. Muchos infumables. Ascensos y descensos. Duelos internacionales. En la Copa de Ferias, en la UEFA o en duelos de la Selección española. Pifias y chascos monumentales. Lesiones criminales. Y discusiones. Muchas discusiones por todo. Desde los piques entre defensores y críticos de Germán hasta los silbidos o aplausos para recibir a Valerón tras su frustrante marcha de la Unión Deportiva.

Cerca del derribo

Todo eso sigue ahí. De verdad. Hagan la prueba. Pasen por el Estadio Insular, ya sentenciado a muerte por la avaricia e ignorancia de unos cuantos [el político megalómano, el empresario (accionista de la UD Las Palmas) ávido por construir el nuevo estadio, el empresario (accionista de la UD) ansioso por poseer las toneladas de arena que reposan bajo el césped, los empresarios (accionistas de la UD Las Palmas) afanosos por construir torres y más torres en la parcela y los poderes fácticos alineados según a qué intereses], y déjense llevar.

Cada uno recuperará alguna anécdota particular. Todos recordarán su gol favorito, al futbolista que más admiraron y el momento más feliz que allí vivieron. También la mayor de las decpciones. Porque el Estadio Insular, a pesar de no ser un estadio bonito, sin ser un estadio cómodo y porque hace años que pasó al catálogo de estadios obsoletos, fue la casa de la UD Las Palmas. Fue, por tanto, nuestra casa. Y allí, juntos, arropados entre todos, pasamos parte de nuestra vida y nos sentimos grandes, invencibles a pesar de las derrotas.

Este jueves 25 de diciembre, día de Navidad, se cumplen 64 años de la inauguración del Estadio Insular. Un encuentro entre las selecciones de Las Palmas y el Puerto sirvió de estreno. Un partido entre Las Pamas Atlético y el Laguna ejerció de clausura. Ahora, tras años de abandono, se acerca el momento del derribo de sus muros.

Pero pase lo que pase, mientras haya una persona que al transitar por esa parcela recuerde los partidos que allí jugó la Unión Deportiva Las Palmas la leyenda del Estadio Insular permanecerá en pie.

PD- Dejo dos enlaces de dos vídeos, recopilados de www.youtube.com, que recuerdan a la perfección el Estadio Insular: vídeo 1 y vídeo 2.

PD1- Hace poco se creó una plataforma para salvar el Estadio Insular. Para los interesados en conocerla, aquí la podrán encontrar: http://salvemoselinsular.es.tl/

PD2- Como las Navidades se han convertido en una época casi exclusiva de consumo, aprovecho para recomendar los libros como regalo ideal para un ser querido. Y siendo esta columna de opinión, en esta ocasión, una cita con el fútbol, dos sugerencias para todos aquellos apasionados del balompié: el ya citado El fútbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano (Siglo XXI de España Editores SA) y Puro fútbol, de Roberto Fontanarrosa (Ediciones de la Flor). Ambos se pueden adquirir, a través de varias librerías, en internet.

martin@canariasahora.com

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