Una autocrítica eclipsada por justificaciones

No es tiempo para mirar hacia otro lado. La derrota ante el colista de la categoría caía como una losa pesada en la afición, en la que comienza a sembrarse el alarmismo. Obviamente, con la vista en los números de la tabla no hay lugar para la alerta. Los ocho puntos de colchón en cuanto a los puestos de descenso deberían ser suficientes para que la calma reinase en la isla, pero lo que preocupa a los grancanarios es la imagen mostrada.

Entre debilidad defensiva e incapacidad ofensiva transcurrían unos 90 minutos que quedaban grabados como los peores del club amarillo en lo que va de temporada, ante el, teóricamente, rival más asequible. No fue capaz Las Palmas de superar a un equipo que aún no había salido victorioso de su feudo, ni antes del penalti y expulsión, ni después.

Juan Manuel Rodríguez se escuda en el lance que, indudablemente, marcaría el partido: “Durante los primeros quince minutos estuvimos muy bien, pero después llegó la jugada del penalti, en la que nos dejan con diez y se ponen por delante en el marcador”, aseguraba el de las Alcaravaneras, añadiendo que “así es mucho más fácil ganarnos”. Además cargaba contra el colegiado asegurando que “la roja no existe” ya que la dirección de la jugada no iba directamente a gol. Puede que no le falte razón, pero si analizamos la jugada que desemboca en dicha acción, este lance debería quedar como anécdota.

Roberto, referente en el ataque oscense, recibe completamente solo en zona de tres cuartos y se dirige a sus anchas hacia Barbosa, lo que desencadenaría el cúmulo de circunstancias que culminarían en el penalti. A pesar de ser el único atacante que se encontraba en campo amarillo, la defensa insular estaba tan mal colocada que no pudo hacer nada para frenarlo. Ya avisaba minutos antes de su estado cuando el portero argentino solventaba otro mano a mano con Roberto cogiendo a la zaga dormida.

Vicente Gómez daba una auténtica lección de autocrítica, la cual debería haber colmado el discurso de los insulares. “Estamos hartos de lo mismo, cuando no es un error es otro, hay que corregir ya o nos vamos a ver otra vez como años anteriores y no tenemos ganas de pasarlo mal”, expresaba el mediocentro grancanario, quien parece tener un mayor contacto con la realidad que otros integrantes del club.

¿Crisis deportiva? Tal término no puede tener cabida con 20 puntos en el casillero tras quince jornadas y estando situados a tan solo cinco de los puestos que dan acceso a la promoción. Sin embargo, los fallos del club insular han de ser corregidos con la mayor urgencia posible, ya que de seguir errando de esta manera, llegará el momento que nadie podrá apartar la palabra crisis del entorno amarillo.

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