La Caja infló sus cuentas de 2011 un 323%

La cara oculta de La Caja empieza a virarse poco a poco. La entidad de ahorros grancanaria absorbida en Bankia llegó a manejar datos falsos ante su propio Consejo de Administración este mismo año, al presentar su equipo directivo unas cuentas anuales que para nada se correspondían con la realidad.

Así consta en el acta del Consejo de Administración del 30 de marzo pasado, cuyo orden del día se centraba en exclusiva en la formalización de las cuentas de 2011 presentadas por el equipo de dirección más de tres veces infladas (un 323%) con respecto a la imagen fiel de los números que ya de manera pública ofrecía la matriz de Bankia, el Banco Financiero y de Ahorros (BFA).

El Consejo de Administración de La Caja llegó a aprobar ese día los números oficiales del equipo de dirección, que arrojan 165.002.000 euros de fondos propios a 31 de diciembre de 2011 [un año antes fueron 234.488.000 euros, el 50% del año anterior, en una evidente espiral descendente], pero la votación y visto bueno de esas cifras se hizo contra un informe contundente de la auditora externa Deloitte, que rebajaba sensiblemente el capital real de la entidad pública de derecho privado ahora reducida a la nada en Bankia.

En concreto, el auditor Pablo Múgica, socio de la oficina de Bilbao de Deloitte, advirtió mediante el correspondiente informe adjunto al acta del Consejo que el valor real del capital de La Caja dentro del patrimonio de Bankia-BFA debía ser solo de 26.362.000 euros. Y ello bajo la simple ecuación de los números ya públicos de BFA a 31 de diciembre de 2011, que rebajaban sus fondos propios a 1.076 millones de euros. La Caja, en BFA, tenía una participación de 2,45%. A esos 26,3 millones se añadían otros 25 millones de patrimonio propio de la entidad, con un capital final de 50,4 millones de euros como fiel balance de la realidad contable en 2011.

El socio de Deloitte validó esas cifras como aproximación real al valor de la matriz de Bankia, y por tanto advertía a La Caja que debía registrar como pérdidas 114.592.000 euros, justo la diferencia de los 165 millones presentados por la Dirección frente a los 50,4 millones de la auditoría. Nada de eso se hizo en la votación unánime del Consejo de Administración de ese 30 de marzo, que dio por buenas las cuentas oficiales de los directivos de Triana 20, pero en el acta del Consejo quedó adjuntada la advertencia de Deloitte, como prueba del maquillaje contable.

Ya con la crisis de Bankia abierta hubo una reformulación posterior de esas cuentas infladas el 30 de marzo, pero ni estas ni aquellas fueron expuestas en la Asamblea General del 26 de abril, que, entre otras cuestiones, decidió la liquidación de la Comisión de Control, órgano fiscalizador que se había opuesto a las cuentas del equipo directivo.

Su último presidente, José Ramón Durán Alday, ha presentado ante la Fiscalía Anticorrupción de Las Palmas un escrito en el que refleja la presunta comisión de varios delitos en el seno de la entidad, entre los que señala como probables fraude y maquinación para alterar el precio de las cosas, administración desleal o fraudulenta e incluso compra de voluntades a los miembros del Consejo y de la propia Comisión de Control que presidía hasta el 23 de abril.

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