Los usuarios de Guaguas Municipales lanzan numerosas quejas

Los retrasos, la suciedad de Guaguas Municipales y la lentitud son los clamores más comunes entre los usuarios. Sin embargo, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria asegura que la empresa municipal cuenta con un Sistema de Calidad que sitúa la cobertura del servicio en el 95.31%.

Manuel Pérez, pasajero de la línea 1, no entiende de índices, él va hasta el parque Santa Catalina porque quiere arreglar personalmente el abono mensual de jubilado. No le cuesta nada, “razonable, pero?”. La cola de la taquilla supera la treintena y sólo funciona una ventanilla, “¡Insoportable!”, se queja, y allí se queda explicando a una mujer que pese a la cola no están regalando nada. Está a punto de salir la línea 45 que llega hasta Hoya Andrea pasando por Las Torres y Siete Palmas.

Llegar hasta Siete Palmas en guagua desde el Puerto es un recorrido que implica los 20 minutos de la línea 44 o los cuarenta de la número 45. “La línea de la resignación”, apunta María Sánchez, pasajera habitual, que baja tres veces por semana a la línea de costa, para comprar en el mercado del Puerto. “Quién coge esta línea es porque no le importa el tiempo”, añade Cándido Pérez, vecino de Siete Palmas. “Y sin embargo, va a tope, en la cuesta del Cardón, siempre hay alguien de pié”.

La 45 es un goteo lento de pasajeros, “algunas paradas sólo benefician a unos pocos que se ahorran un paseo más largo hasta otra parada”, dice Sánchez, “pero son necesarias”, matiza. “Resignación, o coche”, dice Pérez.

Lorenzo Suárez, taxista, sabe lo que cuesta subir a Siete Palmas en guagua, “la mayoría de los pasajeros que recojo dirección a este lado de la ciudad son de la línea de costa de Las Palmas de Gran Canaria. Tardo entre 12 y 15 minutos en llevarles, lo que los semáforos manden”, afirma. Un minuto arriba o abajo no quita que los pasajeros en coche se ahorren aproximadamente un 60 por ciento del tiempo que invierten en moverse en guagua hasta el Puerto.

Y no es el único caso, los vecinos de Escaleritas que desean desplazarse hasta la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, deben primero bajar hasta la Alameda de Colón, y allí montarse en la línea número 25 para subir hasta Tafira. Una situación “difícil de asumir” para el distrito más poblado de la capital, con sus más de 105.000 habitantes.

“El problema de la ciudad es que hace falta un buen sistema de arterias y venas que repartan en el menor tiempo posible a los usuarios a sus destinos”, opina Suárez. “No sirve ampliar los recorridos, porque se convierten en líneas lenta”. Algo que ahora parece que tiene claro el consejo de administración de Guaguas Municipales, que decidió recientemente configurar tres líneas “básicas”, la 12 con su actual recorrido; porque es la línea de mayor uso; la 44 y la 21 que no entrará en La Feria ni en El Pilar.

No son los únicos cambios, el Ayuntamiento dice que las líneas 47, 48, 31, 35, 6, 55, 50, 52, 7 y 84 verán alterados sus recorridos o frecuencias. No sorprende a los usuarios: “Las líneas no se ajustaban a la realidad de nuestra demanda y la frecuencia de las Guaguas es de risa”, dicen. “Fíjense las 12 y la 13, llegan juntas, ¿Para qué?, las dos tienen un recorrido similar”, se queja Pedro Santana. Además, “si sumo lo que tardo en esperar el servicio y el tiempo que invierto en el recorrido, resulta que tardo lo mismo que si voy andando. Casi es mejor, porque me ahorro los empujones de la marabunta. Los habituales avanzamos hacia la puerta del fondo, así dejamos más hueco y evitamos que nos bloqueen la salida”, puntualiza.

Limpieza

“Las guaguas están cochambrosas, sucias, viejas y sin ventilación natural. Me revuelven 'toíta'”, dice Pilar Pérez, pasajera de la línea 54, que llega hasta San Juan. “Los tapizados están cochinos, a muchas líneas les hace falta un buen baldeado. La ropa se queda apestando, los barrotes están sudados y calientes, ¿Las limpian?”, se pregunta Pérez.

El Ayuntamiento dice que sí. Pero los usuarios no se lo terminan de creer. “Sólo se atajarán los problemas cuando los gerentes de Guaguas Municipales usen también el servicio, en vez del coche”, dice un usuario. Hasta entonces, toca picar el bono con sus inconvenientes y usar el vehículo privado de vez en cuando, para “desintoxicarse”.

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