María Nebot: “Las administraciones tienen una visión errada de la violencia machista”

María Nebot, consejera de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Pregunta: Este viernes se lleva al pleno del Cabildo una moción para renovar su compromiso contra la violencia machista, ¿en qué consiste y qué significará para los ciudadanos?

Respuesta: Es una moción que finalmente va a salir como declaración institucional, es decir, está aprobada por todos los grupos de la Corporación y lo que pretende es reafirmar el compromiso del Cabildo en su lucha contra la violencia machista y además pretende instar al conjunto de la población a implicarse en esta lucha. También hace una llamada al Gobierno del Estado para que no haya recortes a cuestiones que afecten a las mujeres en el plano de lo social ni en educación, ni en el mundo laboral, ni en sanidad ni en dependencia, porque todo eso revierte contra la igualdad, por tanto tiene que ver con la violencia. Se insta también a que el Gobierno del Estado dote financieramente y profundice y actualice la ley de la violencia contra las mujeres y la ley de igualdad. También igualmente se insta al Gobierno de Canarias a que tome en cuenta todas estas consideraciones, profundice en la igualdad para acabar con esta lacra.

P: ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en lo que lleva en su cargo en lo referido a este tema?

R: A mí me llama mucho la atención que existan por parte de algunos sectores de las administraciones, en general, una visión todavía hoy del problema de la violencia errada. Una visión que tiene el convencimiento de que se puede solucionar el problema, que tiene un nivel muy profundo de anclaje en lo social sólo con una ley; con una ley o varias leyes que además no las dota financieramente. Eso me llama la atención y me remueve las entrañas y me parece indignante. Yo creo que quienes apuesten por la igualdad y la desaparición de la violencia machista, que es un problema social que supone una lacra y que deja mucho que desear de una sociedad en cuanto a su condición moral y su situación democrática, las instituciones que apuestan por eso tienen que demostrarlo claramente, en primer lugar poniendo sobre la mesa financiación suficiente para los planes de igualdad, para que se inserte en los planes educativos medidas correctoras de las desigualdades para que desaparezcan, peros y cuestionamientos a la ley de dependencia para que se potencie el empleo en las mujeres...todo eso hay que hacerlo acompañado de la denuncia. Si pensamos que la violencia machista se va a solucionar y que las instituciones y los gobiernos públicos pueden quedarse tranquilos con minutos de silencio o cada 25 de noviembre con un acto institucional, o haciendo una ley como la que existe actualmente que está todavía por actualizarse y profundizarse y que desde el momento que se aprueba no tiene la suficiente dotación económica para que se pueda aplicar en su totalidad, pues deja mucho que desear de unos gobiernos que se llenan la boca con el tema para quedar bien. También quiero decir que difícilmente hoy nos podemos encontrar a alguien político o no que le choque o no critique la violencia contra las mujeres porque políticamente queda incorrecto, pero otro cantar es lo que verdaderamente se está haciendo para eso, por lo que queda mucho por hacer. Por tanto, me llama la atención que globalmente se tiene respecto al tema. Creo que además hay que distinguir las administraciones del gobierno del cambio que están elaborando otros discursos y poniendo en marcha otras prácticas que se acercan más al problema y parece que quieren atajarlo.

P: ¿Qué prácticas realiza el Cabildo de Gran Canaria para hacer frente a la violencia machista?

R: Nosotros tenemos desde el Cabildo una red muy amplia con todos los municipios de la isla, una red que trabaja a dos niveles, la atención y la prevención por un lado y por otro lado una red de acogida. Esta red que está en todos los municipios de la Isla lo que pretende es que a ninguna mujer o menor, que es la población que podemos atender porque esta red funciona con un convenio en la que mitad del dinero lo pone el Gobierno de Canarias y la otra mitad el Cabildo, a través de este convenio gestionamos toda la red de atención y acogida que se hace a menores y a mujeres. A través de esa red el objetivo es que ninguna sola mujer o menor que se encuentre en situación de riesgo viva en soledad esta situación, que tenga recursos por parte de las administraciones locales para ser atendida en condiciones, para ser, más que atendida, acompañada en un proceso en el que le va a hacer falta esa acompañamiento y orientación. Tenemos esa red por toda Gran Canaria, una red que está dotada con un nivel profesional considerable de personas y que están preparadas para ello, que tienen entusiasmo y entrega y que son conscientes de que el trabajo que hacen tiene mucha repercusión y dimensión social y que tiene como tal red un problema grave que es producto de la anualidad de este convenio. Esa red no puede asegurar, por herencia de la Ley Montoro que hace que las administraciones públicas no puedan contratar, la continuidad de un personal que atiende a estos sectores de la población de un año para otro. Ha habido municipios en la Isla que han apostado porque prime la atención frente al coste que pueda suponer la contratación de personal y hay municipios que no lo han decidido así. Entonces, nos encontramos con una situación desigual en la red en cuanto a lo que estoy contando: hay municipios que tienen una continuidad en sus servicios, que las mujeres y los menores conocen a las personas profesionales que están al frente de estos servicios, confían en ellos y saben que vayan cuando vayan van a estar. Hay otros municipios en los que esa continuidad no se da y por tanto suponen para las mujeres que están sufriendo un proceso que requieren ser atendidas un problema serio porque claro, si han sido atendidas por una psicóloga que ha hecho el trabajo y de repente voy al centro y esa persona no está y hay que comenzar el trabajo terapéutico, no adelantamos y además suponen niveles de desasosiego y desazón a quienes lo están pasando bastante mal en un momento determinado, eso hay que corregirlo en la red y apostando por eso estamos. Es algo costoso porque requiere un compromiso político por parte de las administraciones locales, en cualquier caso sí quiero decir y tranquilizar a la población porque en realidad en Gran Canaria el nivel de atención que tienen las mujeres y las menores en situación de riesgo es el adecuado.

P: Cada vez se hacen más públicos los casos de violencia y los medios que tienen las mujeres para luchar contra ellos, pero desgraciadamente todos los años mueren muchas mujeres, ¿no le da impotencia?

R: Da mucha impotencia, pero es una impotencia que debe darle a toda la población, no sólo a quien está al frente de administraciones públicas. Quiero decir que este problema no puede ser ajeno al conjunto de la ciudadanía, el problema de la violencia está inserto en la estructura social, nosotros vivimos en una cultura que no se enseña a las personas a resolver los conflictos y las diferencias y en la que además prima la fuerza y la fuerza bruta para imponerse a otras personas o para imponer otros criterios. Esto es una sociedad que valora y en la que día tras día se ven situaciones mal resueltas por la vía de la violencia. Sin embargo, la violencia machista, la violencia sexista, tiene unas características particulares que hace que podamos extrapolarla de esta situación en general violenta de lo social. Son unas características particulares porque están ancladas en el inconsciente colectivo. Sí que vivimos como natural en una sociedad como la nuestra los patrones diferenciadores que por género y por sexo hacen que el comportamiento de unas personas se esperen que sea uno por ser hombre y se esperen que sea otro por ser mujeres. Estoy hablando de una implantación de un modelo binarista, social, que nos conforma como hombres y mujeres y que además dice que para ser un hombre reconocido como tal tienes que tener unos patrones de conducta y para ser una mujer tienes que tener otros. En medio de eso, hablamos de una situación de violencia que aunque se da mayoritariamente a las mujeres y en el seno de una relación heterosexual, se da en toda persona, hombre y mujer, que no cumpla ese patrón binario. Yo vengo del mundo de la enseñanza, y en el mundo de la enseñanza he vivido con bastante frecuencia como aquellos chicos que no se someten al patrón de masculinidad dominante son objeto de burlas, de acoso, y esos son patrones violentos que hay que resolver, o las chicas que no se someten al patrón de feminidad.

Hay un problema de calado que es donde se dan los mayores niveles de violencia, en el ámbito de las parejas heterosexuales. Se da porque prima también en nuestro modelo cultural una manera de entender el amor que es perjudicial para las personas porque no permite que nos realicemos en las relaciones amorosas sino que entendamos que la otra persona con la que tengo una relación me complementa, y al complementarme, entonces es que entiendo que soy un ser carente y como soy un ser carente la otra persona al complementarme significa que si me abandona, me deja, está con otra persona, yo me hundo y mi vida deja de tener sentido y entran en juego los celos...lo que quiero decir es que hay un patrón, una manera de entender el amor con unos patrones dominantes donde se entiende que la otra persona se fusiona conmigo y yo la poseo, en lugar de entender el amor con unos patrones de libertad, de entender que las personas somos libres para amar pero también para vivir el desamor y entender que los celos forman parte también de la naturaleza humana. Es normal que tengamos celos, lo que no es normal es cómo los resolvemos y los gestionamos. Tenemos que aprender a gestionar esas tendencias que tenemos las personas, a apoderarnos de las cosas y también de otras personas, y también de apoderarnos de unos sentimientos, pero para eso hace falta la educación. Es muy importante, y en el terreno de la violencia particularmente, que enseñemos cuanto más pronto mejor a los niños y las niñas a relacionarse, a relacionarse en libertad, en respeto y en la responsabilidad. Sólo esas tres ideas me parece a mí que contribuirían a crear personas que en una sociedad van a dar la cara por buenas maneras de amarse, por la justicia y por la igualdad. Hace falta que invirtamos energía, carta financiera y recursos en la educación porque ahí es donde vamos a cubrir un patrón que es la prevención hacia conductas que no son deseables para nadie y donde vamos a enseñar una cuestión que es ajena todavía en los medios educativos: enseñar a las personas a amar. No se nos enseña a amar, parece que nacemos con eso y el amor es un hecho cultural. Igual que se enseña historia, geografía y lengua se tiene que enseñar a la convivencia, a amar, a cómo gestionar los conflictos...Insisto, se tienen que enseñar valores como el respeto, cómo vivir en libertad y cómo tenemos que ser responsables con nuestras vidas, con las elecciones y con las personas que nos rodeamos.

P: Precisamente la violencia entre los jóvenes está creciendo en la era en la que tienen más acceso a la información, ya me ha dado unas pinceladas pero ¿cómo se ataca la violencia de género entre los menores?

R: Estoy muy de acuerdo con que la gente joven de hoy es una generación como nunca ha habido en la historia de este país, decir lo contrario no sólo sería faltar a la verdad, sino que sería algo terrible porque significaría que en lo que llevamos en democracia no hemos avanzado y decir que el feminismo, con todas las ideas que ha volcado en la lucha social, no ha logrado nada. A mí me parece que estamos disfrutando de una juventud que por primera vez podemos decir que está muy preparada, efectivamente, pero no preparada académicamente, sino también preparada en valores. A mí me parece que es una juventud que tiene más criterio que el que se tenía antes, que saben manejarse mejor en la vida y que tienen valores más positivos, pero hay que seguir trabajando conductas como las que yo me refería antes, porque insisto que son cuestiones que están ajenas a los medios educativos y que desgraciadamente cada vez se alejan más. Porque con esto de los recortes, con la LOMCE y con gobiernos como el que tenemos en Canarias, con Coalición Canaria que está claramente apostando por apoyar una fuerza política que ha hecho no sólo recortes, sino que en Educación ha hecho desaparecer lo poquito que había que trabajaba valores y valores de igualdad, a mí me parece lamentable. Yo creo que en Educación hay que invertir en eso, hay que dedicar esfuerzos a trabajar con la gente joven y que no hay que ser muy ligeros a la hora de acusar a la juventud de patrones más violentos que antes cuando no hay datos que avalan esa realidad. En todo caso debería de darnos que pensar a los que estamos al frente de instituciones públicas cómo solventar, cómo trabajar con la gente joven para trabajar desde hoy, y no con patrones de hace 10 o 15 años con los mismos recursos y los mismos discursos, para que sean personas con altos niveles de justicia, de defensa de la igualdad y con criterios como la responsabilidad y la libertad.

P: ¿Por qué es importante la celebración del 25 de noviembre?

R: No sólo porque siguen habiendo muertes, que es la cara más dura y más terrible de esta violencia, sino porque la violencia existe y se manifiesta en un amplio espectro, muchas veces de una manera soterrada, silenciada, está ahí. Aunque fuera sólo una mujer la que muriera por violencia machista, tendría que ser motivo de repulsa social. Tiene que haber, y quiero profundizar en esto, una implicación ciudadana activa contra esta lacra. Esto implica que cada quien desde el ámbito en el que está tiene que plantearse qué puede hacer para luchar y evitar esta lacra. Si lo que puedo hacer está en mi relación, en corregir mi relación y en plantearme cómo estoy viviendo yo los celos, eso es lo que puedo hacer. Y si lo que puedo hacer es desde una institución financiar y dar dinero a esto, eso es lo que puedo hacer. Lo que quiero decir es que hace falta que desde las administraciones del estado, las instituciones y desde la sociedad haya un trabajo y una implicación activa para luchar contra esta violencia. Desde el Cabildo hemos sacado una consigna: Gran Canaria se implica, yo me implico contra la violencia machista, por eso, porque implicarse lleva consigo una idea activa, propositiva de actividad. El 25 de noviembre no puede ser un día en el que las administraciones sólo, año tras año, convoque minutos de silencio. No puede ser un día en el que los colectivos que luchan a favor de la igualdad salgan a la calle para gritar y exigir para que se pare la violencia, tiene que ser algo más que eso, tiene que ser un día de lucha pero también de reflexión.

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