España tiene cuentas pendientes

La selección española de baloncesto ha cerrado esta fase de grupos sumando otra rotunda victoria frente a Serbia. (ALBERTO NEVADO/FEB)

Pablo Checa

Las Palmas de Gran Canaria —

Ricky Rubio, quien se ha hecho acreedor con todo merecimiento de la condición de base titular de España en esta Copa del Mundo, lo tiene claro. “No podíamos llegar en mejor momento”, declaró a El Mundo Deportivo en referencia al partido de cuartos de final contra Francia, tan caprichoso como es un calendario alocado y que ya midió a ambas selecciones en la primera fase (caso idéntico en el Serbia-Brasil, los cuatro equipos en el mismo grupo). No le falta en absoluto razón al base de los Minnesota Timberwolves, pues la trayectoria del combinado adoctrinado por Juan Antonio Orenga ha sido, hasta el momento, inmejorable. Subiendo de nivel a medida que avanzaba la competición. Tras abusar de Irán y Egipto se le exigió mantener tremendo listón contra Brasil, Francia, Serbia y Senegal (esta última en octavos de final), y todos los partidos los superó muy sobrada. Justificando a cada zancada que es, sorpresas a un lado, única candidata a quitarle a Estados Unidos el título de campeón del Mundo en esa esperadísima final de este domingo en Madrid.

Como no podía ser de otra forma, el juego de España se edifica a través de la pintura, donde los hermanos Gasol (Pau jugará de inicio pese a sus problemas físicos) e Ibaka parecen rascacielos insalvables hasta la fecha. El talento innato de los dos primeros, ni que vieran el baloncesto dos velocidades más rápido que el resto de jugadores, y la fiereza del congoleño nacionalizado fagocitan cualquier estrategia rival que pase por igualar fuerzas debajo del aro, donde Felipe es también imprescindible por aceptar, que no es lo mismo que conformarse, con su papel de actor secundario. Diot o Batum se antojan en principio insuficientes, como ya ha quedado demostrado. El juego exterior sigue siendo de plenas garantías con Rudy y Navarro al frente, pero se precisa mucho más de Llull o Claver ante la batalla física que mañana planteará una Francia diezmada por las ausencias de Parker, antorcha del equipo, y Noah, pendientes ya del próximo curso baloncestístico de la NBA. Ahí, en el atasco previsto, tienen que resurgir las bocinas de Claver, Sergio o Abrines.

Es precisamente en las alas donde más daño puede hacer la selección gala. Allí reina Batum, muy recordado en estos lares por aquella vergonzosa agresión a Navarro en las semifinales de Londres 2012, que ganó España ante una enrabietada selección gala escocida por derrotas pasadas. “Le di un motivo para que hiciera teatro”, dijo poco antes de retractarse. Las cuentas pendientes remiten también a la semifinal del Eurobasket del año pasado, donde una brillantísima Francia solo pudo imponerse a la debilitadísima España (ausencias de Pau Gasol, Felipe Reyes, Serge Ibaka y Juan Carlos Navarro) en la prórroga de la semifinal para posteriormente alzar la copa de campeón al cielo de Eslovenia. La exhuberancia física del alero ex madridista Gelabale es otra de las puntas de lanza del ataque francés. Y tras Batum, la clase y polivalencia de Diaw vale su peso en oro, capacitado como está el alapívot, campeón de la NBA, como Parker, con los San Antonio Spurs, de jugar en cualquiera de las dos posiciones interiores y hasta de alero o escolta si falta hiciera.

Pese a todo, España es muy superior sobre el papel, como así lo demostró en el duelo de la fase de grupos (88-64). Poco se parecerá a buen seguro el partido de mañana a teniendo en cuenta la trascendencia del mismo, ni que fuera esta ronda de eliminatorias la continuación de los duelos de Granada, el ganador de se enfrentará en semifinales, también en Madrid, al vencedor del Brasil-Serbia.

Caminos dispares

Ambas selecciones han seguido caminos dispares hasta estos cuartos de final. España se ha impuesto consecutivamente a Irán (60-90), Egipto (91-54), Brasil (63-82), Francia (88-64), Serbia (73-89) y Senegal (89-56, en octavos de final). Por su parte, la propia Francia tuvo una irregular primera fase al comenzar perdiendo con Brasil (63-65). Reaccionó ganándole apuradamente a Serbia (73-74) y con solvencia a Egipto (94-55). Ante España no fue capaz de levantarse de la lona y pasó demasiados apuros contra Irán (76-81) y Croacia (69-64, en octavos de final).

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