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El fiscal del accidente de Spanair estudió el del Yak-42 para evitar errores en las identificaciones

Lorenzo Bernal, fiscal en la instrucción del accidente del vuelo JK5022 de Spanair (EFE/ CABALAR)

Efe

A Coruña —

El fiscal que llevó el caso del accidente del vuelo 5022 de Spanair, Lorenzo Bernal Marsalla, ha explicado este jueves que observó de manera minuciosa la tragedia del Yak-42 para no cometer ningún error con las identificaciones.

El Pazo de Mariñán, en el municipio coruñés de Bergondo, acoge estos días la Escuela de Verano del Ministerio Fiscal Galicia 2015 bajo el título La delincuencia compleja. Aspectos sustantivos y procesales de las últimas reformas. La experiencia gallega.

Bernal Marsalla, que es Fiscal de la Fiscalía Provincial de Madrid, ha participado en la mesa redonda sobre La instrucción de las grandes catástrofes con víctimas humanas.

Ante medio centenar de compañeros ha relatado los detalles del accidente que se produjo el 20 de agosto de 2008 a las 14.45 horas en el aeropuerto de Madrid-Barajas, donde murieron 154 personas en un vuelo de Spanair que se dirigía hacia Gran Canaria.

Momentos antes del siniestro, los pilotos tenían que configurar los dispositivos para poder levantar el vuelo a baja velocidad en despegue -los flap y los slat- y hacer una serie de comprobaciones que no hicieron.

“Cuando escuché las cajas negras para mí quedó absolutamente claro cuál era la causa del accidente. La lista de comprobación no se llevaba a cabo. La actuación había sido descuidada”, ha agregado.

Cree que pudo influir la recepción de llamadas en el móvil del copiloto y la presencia de una tercera persona en cabina que conversaba, pero lo cierto es que la Take Off Warning Sistem (Sistema de aviso en caso de condiciones incorrectas de despegue) “no sonó” y “el eje de la investigación fue saber por qué no sonó”.

Los pilotos escucharon un aviso de pérdida y “pensaron en un primer momento que el motor derecho se había estropeado”, por lo que “cortaron gas cuando lo que tenían que haber hecho era acelerar”, y eso provocó un impacto a pocos metros sobre un arrollo.

Su trabajo arrancó entonces con muchas “complicaciones” e infinidad de “llamadas” y el fiscal permaneció toda la noche en la zona, hasta las nueve de la mañana, mientras se empezaron a trasladar los cuerpos al cementerio de la Almudena.

“Allí se instaló una oficina judicial en la que estuvimos hasta la semana siguiente. Nos fijamos en el caso del Yak-42 para no incurrir en ningún error, para no cometer ningún error en las identificaciones”, ha abundado.

Desde la Fiscalía se indagó en “todas las causas” para “agotar las posibilidades” en un caso de especial “relevancia pública” en la que se intentó hacer una instrucción muy completa.

Bernal ha considerado “prematura” la imputación del mecánico de mantenimiento y del jefe de turno y le ha llamado la atención la “ingente cantidad de partes”, con asociaciones que inicialmente no estaban relacionadas con el accidente ni las víctimas.

Ha destacado asimismo las “versiones contrarias” de los heridos que tuvieron “percepciones alteradas” de lo ocurrido en cuanto a tiempos o condiciones, por la experiencia traumática del accidente.

Otro factor sobre el que ha llamado la atención trata sobre el examen del fusible que podría haber evitado el funcionamiento de la alarma porque “la empresa Boeing no quería que nadie lo viese”.

Era necesario abrirlo para determinar su comportamiento y la compañía americana puso muchos problemas para no desvelar los detalles de su tecnología, ha concluido.

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