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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni
Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

ESPOO CINÉ 2015. EL FINAL DE LA ESCAPADA

Aún así, y tras diez festivales consecutivos, he llegado a la conclusión de que mi periplo por el Festival de Cine de Espoo ha llegado a su fin, en buena parte porque ya no es un festival de cine de género –como cuando empecé- y porque mis otras obligaciones profesionales ya no me permiten disfrutar de él de la misma forma.

Sea como fuere, este último festival me ha servido para recalar en algunos de los principales encantos de este festival, algo que se puede resumir en tan solo media docena de películas.

Para mí, Espoo Ciné 2015 empezó con Inside Out, última y brillantísima demostración del estudio Pixar, que confirma que la animación, por mucho que moleste a los puristas, es igual de válida que el cine de acción real para contar una buena historia. La diferencia es que ahora todo el mundo se ha subido al carro de la alabanza fácil y vacía y, si antes daba vergüenza, ahora mola mucho decir que has ido a ver una película de Pixar. Nunca es tarde, si la dicha es buena, pero me encantaría saber dónde estaban los que, ahora, alaban esta película cuando se estrenó en los cines Titan A.E, El Gigante de Hierro, Spirit, Taron y El Caldero Mágico o Basil, el ratón super-detective, por nombrar algunas.

En el apartado serio y sesudo tuve la oportunidad de ver la última película de Wim Wenders, Everything will be fine. Protagonizada por James Franco, Charlotte Gainsbourg, Rachel McAdams, Marie-Josée Croze, Patrick Bauchau y Robert Naylord, la cinta cuenta de la historia de un escritor quien tras un fortuito accidente ve cómo su vida cambia drásticamente. El problema de la película es que se desarrolla con el mismo tempo vital del personaje, cuya vida no solo es metódica, sino contenida y anodina. Cierto es que el suceso terminará por ser un revulsivo que le ayude a escribir, pero el ritmo de la película acaba por hacerte perder interés. Esta es la típica película que los sesudos críticos pondrán en las nubes, y sin menospreciar la buena actuación del trío protagonista –Franco, Gainsbourg, McAdams- no es una película que cree afición. Ni tan siquiera el que esté rodada en tres dimensiones le aporta nada diferente.

Esto mismo se podría decir del documental Drone, dirigido por Tonje Hessen Schei. La cinta gira alrededor de la guerra emprendida en Paquistán, por la CIA y el propio gobierno norteamericano, en su afán por acabar con cualquier amenaza que pueda poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos de América. Contado, entre otros, por dos expilotos de Drones el espectador asiste a toda la cadena de acontecimientos que llevan desde la concepción de este nuevo método de combatir una amenaza hasta las consecuencias de utilizarlo. Queda claro que la idea que motiva al director noruego es criticar duramente la arbitrariedad con la que se están usando los Drones. No obstante, hay un momento donde parece olvidar el mundo en el que estamos viviendo, porque tal y como están las cosas siempre acaban pagando los platos rotos los mismos.

Con esto no quiero decir que esté de acuerdo con el uso de los Drones, ni con la de cualquier otra arma, pero la realidad es que, si no son los drones, son los señores de la guerra, las guerras económicas, los fanáticos religiosos que matan a las niñas que quieren ir a la escuela, y vuelta a empezar. Si mañana me dijeran que borrando los Drones de la faz de la Tierra las cosas fueran a cambiar, firmaba lo que fuera sin pensarlo. Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que, si no hubiera Drones, habría algo parecido o peor. De todas maneras, si tienen oportunidad de ver este documental háganlo, porque seguro algo aprenderán.

Las dos siguientes películas de las que voy a hablar son del cuño propio de un festival como éste. Ambas están protagonizadas por dos mujeres, las cuales se negaron a aceptar su condición femenina y lucharon hasta tener voz y voto en una sociedad donde la mujeres no tenían ni una cosa, ni otra.

Far from the Madding Crowd –tercera adaptación cinematográfica de la novela original de Thomas Hardy- cuenta la historia de Bathsheba Everdene, una joven dispuesta a seguir sus propias reglas en la Inglaterra Victoriana. De ahí que, lejos de aceptar las proposiciones matrimoniales que le van cayendo, decida hacerse cargo de la enorme hacienda de un tío suyo, revelándose contra el estatus quo de la época. Además cuando la chica por fin acepta la proposición del Sargento Frank Troy, éste resulta ser un demente que llega, incluso, a fingir su propia muerte para escapar de su propia historia personal. Después, y tras otro fallido intento de relación con su vecino de hacienda, el señor Boldwood, la protagonista se dará cuenta de que solo encontrará su equilibrio emocional al lado de Gabriel Oak, el primero de los pretendientes a los que rechazó tiempo atrás y quien realmente la entiende y la respeta.

La película no solo está magníficamente interpretada por Carey Mulligan, Matthias Schoenaerts, Michael Sheen y Tom Sturridge, sino que, además, está tratada con una sensibilidad que beneficia en especial al personaje principal. Lo mejor de todo es la sensación de ver que una mujer puede ser quien quiere ser y, además, tener a alguien que la respete y no quiera cambiarla. En eso Gabriel se diferencia de los otros dos. Él no quiere una mujer que le pague las deudas, o le llene la casa. Quiere una mujer que se levante a las cuatro de la mañana con él, para ir a ayudar a la gente que está trabajando en su hacienda. Tal y como es lógico pensar, una película como ésta no gozará de gran predicamento en un país como es el nuestro, sobre todo porque la gente cada vez tiene menos tiempo para disfrutar de buenas historias.

La segunda película es Testament of Youth. Basada en la autobiografía de la escritora Vera Brittain, cuenta la historia real de una joven que, tras conseguir entrar en Oxford, decide, al estallar la Primera Guerra Mundial, dejar los estudios para apuntarse como enfermera en hospitales militares, tanto en Londres como en Malta y Francia. Una vez que la protagonista empieza su periplo profesional, éste le llevará a tratar heridos de ambos lados –tanto británicos y franceses, como alemanes- a la vez que va perdiendo a su hermano Edward, a su mejor amigo Victor y a su prometido Roland Leighton.

La película es una prueba irrebatible de cómo la Primera Guerra Mundial, aquella que estaba llamada a ser la última de las guerras, solamente sirvió para cercenar de raíz a toda una generación de jóvenes que vieron cómo la insensatez de una panda de degenerados comerciaba con sus vidas como si éstas fueran fichas en un macabro juego. La secuencia que mejor define la película es aquella en la que, una vez terminada la guerra, y cuando la protagonista ya ha llegado del frente se encuentra con una suerte de mitin en donde los vencedores quieren reclamarle a los vencidos una reparación económica por los costes de la guerra. Vera no duda en contar su historia, sobre todo el momento en el que ayudó a morir a un joven soldado alemán que lo único que quería era estar con su pareja. Tal y como es lógico, tras la intervención de la joven los allí reunidos deciden cerrar la boca e irse, porque en la guerra solamente hay vencidos, no vencedores. Los vencedores se quedan en los despachos. Los vencidos, esparcidos en el campo de batalla.

Para despedir Espoo Ciné escogí una película que directamente me ligaba a la razón por la que acudí a este festival por primera vez, y con la que pasé un rato muy agradable.

Therapy for a VampireDer Vampir auf der Couch, en su versión original- cuenta la triste historia del conde Geza von Közsnöm, un vampiro de la vieja escuela, casado con la demente condesa Elsa von Közsnöm, una sádica degenerada que ha olvidado las buenas maneras. La solución a sus problemas pasa por tumbarse en el diván del más famoso psicoanalista de la historia, el doctor Sigmund Freud…

Como podrán imaginar, las diatribas del pobre conde no dejan de ser un tema apasionante para el doctor Freud, pero la verdad es que un psicoanálisis no es lo que le hace falta al vampiro. Más bien alguien que acabe con su mujer…

Sin embargo, el acudir a la consulta del doctor le ayudará a cruzar su camino con Lucy -novia de Viktor, dibujante éste al servicio del doctor Freud- fémina que se parece muchísimo a la vampira que lo transformó siglos atrás. Ante tal descubrimiento, y conocedor de un secreto que puede convertir a Lucy en su antigua y perdida amante, el conde empieza una suerte de cortejo tan patosa como genial, la cual no termina como él quisiera, pero algo sale ganando con todo aquello.

El tema con esta película es que es una comedia, pero en realidad también es una tragedia, dado que el conde lleva una vida miserable, rodeado de seres deleznables, queriendo recuperar aquello que perdió tiempo atrás. Esto mismo se puede aplicar a Lucy, que tampoco vive junto a Viktor la vida que ella quisiera. Quizá el único que está contento con su existencia es el doctor Freud, pero ése no vale, porque estaba en su mundo particular.

Sea como fuere, la película es realmente agradable de ver y, desgraciadamente, al ser una película austriaca, dudo mucho que se llegue a ver en los cine españoles.

De esta forma, con una sonrisa, abandoné la sala número dos, butaca 232 –la cual he ocupado los últimos nueve años- y salí por última vez del centro cultural de Tapiola, camino de coger la guagua de vuelta a Helsinki. Casualidades de la vida, mientras esperaba pude escuchar la canción de la película Casablanca, dado que, en ese mismo momento, la estaban proyectando al aire libre como parte de la programación del festival. No se me ocurre mejor forma de despedirme de este festival que tanto he disfrutado.

El camino de vuelta lo hice en la misma guagua en la que he ido todos estos años, conducida por el mismo chófer, persona entrañable y amable donde las haya, quien formará parte de mis recuerdos junto con todas las películas que he visto durante estos últimos diez festivales.

Tal y como decían los Hermanos Marx “¡Salve y que ustedes lo pasen bien!”

© 2015 BBC Films. DNA Films & Fox Searchlight Pictures.

© 2015 Hugofilm, Novotny & Novotny Filmproduktion GmbH

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Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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