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Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

NIGHT VISIONS BACK TO BASIC 2017. PASADAS LAS TURBULENCIAS, SEGUIMOS DONDE ESTÁBAMOS.

Night Visions Back to Basic 2017 ha abierto, un año más, la puerta que conecta este mundo con el más allá, y sin dudarlo han empezado a llegar seres de todo tipo y condición, incluyendo algunos desde las latitudes patrias, para deshonra de quienes piensan que nuestro país continúa siendo la “reserva espiritual de occidente” porque, en lo que respecta a todo lo material, ya hay suficientes amigos de lo ajeno en nuestra patria hispánica como para colmar cualquier expectativa posible.

Los primeros en llegar desde el otro lado del espejo han sido el tándem compuesto por el director Roberto San Sebastián y el productor Kevin Iglesias, co-fundador, el segundo, del estudio de producción Platanobolígrafo. La razón de su llegada está vinculada con la presentación del primer largometraje de San Sabestián, La noche del virgen, tras su labor como realizador de cortometrajes, que motivaron que Iglesias se fijara en él, sobre todo tras ver Yayos, el cual se presentó en Sitges y el festival de cine de Málaga, entre otros escenarios.

Definir La noche del virgen no es una cuestión baladí, más si se tiene en cuenta la escasa, por no decir nula, tradición que se tiene en España con todo lo relacionado con el cine de género que sustenta buena parte de su dialéctica escatológica, visceral y/ o sangrienta. El gore -por lo menos, aquel que no aparece en las noticias- sigue sin ser bien visto por la anquilosada sociedad española y, por eso, la película, como muy bien me dijeron ambos durante el tiempo que pasamos hablando de su trabajo, continúa siendo una GRAN desconocida para el público nacional. Eso sí, no para de dar saltos de un festival a otro, entre halagos, alabanzas y buenas críticas.

El mejor resumen que se me viene a la cabeza, además de que se deberían prohibir, por prescripción facultativa -y por el bien de la maltrecha salud mental hispana- las retrasmisiones de las campanadas de la noche del 31 de diciembre, es que, una vez que se cambia de dígito, uno se debería ir a la cama y no aventurarse a salir. Y si ya se está fuera, asegurarse de con quién, porque en esa noche, lo normal es que las compañías sean muy efímeras, la memoria, muy corta, y uno acabe con la persona equivocada, en peor escenario posible.

“Amor” a primera vista entre Nico y Medea

Que después haya de por medio una suerte de leyenda, de esas que esconden, como no podía ser de otra forma, una maldición ancestral -y muy retorcida, todo sea dicho de paso- suelen ser cosas que pasan. En algunos casos, se trata de una conga asesina, descontrolada y cruel y, en otros, unos antagonistas… un antagonista, en singular, que destapa el tarro de las esencias en cuanto al número de exabruptos que un español medio es capaz de soltar por la boca, cuando las cosas no le salen como quisiera. Casi da más miedo el individuo en cuestión, “Araña”, que la psicópata Medea, y eso que la mujer no está muy cuerda, aunque tiene razones para estar tan descontrolada. Ya se sabe que lo malo de las maldiciones, las profecías y demás es que nunca vienen con una fecha de caducidad clara. Y, encima, cuando llegan te suelen pillar con la guardia baja y sin bragas, lo que siempre es un hándicap.

Nico (Javier Bódalo)

La estrella, el protagonista absoluto de la historia es Nico, un pringado en estado puro y sin tallar que, además de no darse cuenta de dónde se está metiendo, será blanco de todos los excesos habidos y por haber tanto en sentido figurado como en el real. Y digo real, porque el productor y ayudante de dirección me contó que los golpes, saltos, caídas y demás, las cuales van minando la ya de por si frágil naturaleza del personaje, las tuvo que sufrir en su propias carnes Javier Bódalo, el actor que le daba vida en la pantalla, dado que el presupuesto no daba para contratar especialistas, ni nada que se le pareciera. Ya se sabe que el espectáculo debe continuar por mucho que, lo que se presentaba como “la noche de tu vida”, discurso de Nico tras conocer a Medea, se transforme en una pesadilla sacada del archivo del surrealismo más radical y extremo.

Medea (Miriam Martin)

La noche del virgen demuestra que, maldiciones y profecías aparte, al ser humano no le hace falta inventarse monstruos, ni nada por el estilo. Desde que se juntan un grupo de personas y les da por creerse tal o cual milonga y se ponen a ello, los resultados pueden ser del todo imprevisibles. Y si no, que se lo cuenten al reverendo Jim Jones y los seguidores de su retorcido culto.

Lo escatológico, los vómitos, la suciedad, la sangre y demás inmundicias que pululan por el metraje son sólo elementos de una historia que termina por ser tan pegajosa y asfixiante como la atmósfera que se respira en buena parte de los 117 minutos que dura la producción.

Visto lo visto, y con la cita la concertada con ambos, no me que quedaba otra que asistir a la entrevista anteriormente pactada -y eso que el productor, cinco minutos antes del pase al que asistí para ver la película, ya me advirtió de los peligros y me dijo que estaba a tiempo de no ir a verla. Como siempre, me aventuré a lo desconocido y luego pasó lo que pasó.

Al ser una conversación a tres bandas, el director Roberto San Sebastián responderá a las siglas RSS, el productor Kevin Iglesias, KI, y quien escribe estas líneas, FK, siglas del blog de cine que acoge estas reseñas desde hace ya una década larga.

FK: Aprovechando que, por una vez, tengo al productor de la película -pues, normalmente, sólo se tiene a mano al director- empezaré con la pregunta “estrella” una vez que se sale de ver una película como esta. ¿Cómo has pagado una película como ésta, en un país, el nuestro, donde hay tan pocos ejemplos de producciones similares?

KI: Pues precisamente por eso, porque no hay casi ninguna película como La noche del virgen y, además, no era un proyecto muy arriesgado. Sí que es cierto que, al final, los costes fueron un poco más altos de lo que pensábamos, pero sin exagerar. Me gustó el guión de Guillermo Guerrero y conocía el trabajo de Roberto, principalmente, por su corto Yayos. El resto fue hacer números, planificar y ya está. De todas formas, el rodaje y toda la producción de la película fue muy exigente y, a pesar de los buenos resultados, no sé si me gustaría repetir. Los actores y el director se lo pasaron muy bien y cuando han vuelto a coincidir recuerdan todo aquello de distinta forma que yo, dado que no sólo fui el productor sino el ayudante de dirección con lo que las preocupaciones eran dobles y no terminaban ni siquiera cuando terminábamos de rodar. Luego me tocaba calcular cómo íbamos de presupuesto, o revisar si se habían rodado las secuencias que estaban programadas para ese día en particular.

De todas formas, te repito que hicimos la película, porque nunca, o casi nunca, se había hecho nada parecido y pensamos que era una buena oportunidad de probar cosas más nuevas, en medio de un ambiente, el que ahora se vive en el País Vasco, donde las iniciativas culturales gozan de un apoyo que no tiene comparación en el resto del España.

FK: Ésa esa otra. Resulta cuanto menos digno de mencionar que esta película sea una producción hecha en el País Vasco y no dentro de la órbita de Madrid y Barcelona, espacios que, tradicionalmente, han acaparado buena parte de las producciones nacionales salvo contadas excepciones.

KI: Esto tiene que ver con el apoyo que el gobierno vasco ha continuado dando al cine, aun con los recortes del gobierno central y la subida del IVA para las entradas de cine. Mientras esto sucedía en el resto del territorio nacional, las ayudas e incentivos para realizar películas en toda la comunidad vasca han continuado y te puedo contar, por ejemplo, que en el mismo estudio en el que estábamos rodando la película, pared con pared, estaban rodando otra película de género. Y, en el momento en el que nosotros rodábamos, había media docena más de producciones en marcha o a punto de empezar. Con un ambiente así, el riesgo no resultaba tan grande y, al final, hicimos la película que queríamos hacer y sobrevivimos al proceso.

FK: Ahora, y antes de continuar con las preguntas dirigidas al director de la criatura, quisiera hacer una puntualización. Dejando a un lado los excesos visuales, el gore y las cucarachas que aparecen a lo largo y ancho de la película, quiero decirle que la película está magníficamente planificada y rodada. Nada se ha dejado al azar y, en todo momento, el espectador ve aquello que debe ver, por mucho que las situaciones terminen ser kafkianas, sobre todo para el personaje de Nico.

RSS: Te agradezco mucho que me digas eso, porque lo que más nos costó fue planificarlo todo para lograr que la película reflejara el guión y no se perdieran, luego, detalles durante el rodaje.

KI: Si, Roberto es un director muy meticuloso y le gusta que todo esté como debería. Después tiene un carácter muy tranquilo, quizás demasiado, pero su forma de entender un rodaje ayuda a que todas las cosas terminen luego encajando.

FK: ¿En cuánto tiempo se rodó?

RSS: En total fueron 20 días de rodaje en los que no paramos de trabajar ni un solo instante…

KI: Sí, nos faltó dormir allí para aprovechar más el tiempo.

FK: ¿Rodaron en un exterior o en decorado?

RSS: La casa que aparece en la película es un decorado, el cual nos permitía poder mover una pared o cambiar la iluminación siempre que lo necesitáramos. De esa forma, es mucho más fácil planificar los días de rodaje y, si hay que repetir alguna cosa, también es mucho más fácil.

KI: En realidad lo que tratamos es de movernos en un espacio que pudiéramos controlar y así evitar problemas de sobrecostes, los cuales siempre lastran cualquier producción.

RSS: Es cierto, pero, después de llevar 10 días, yo tenía la sensación de estar rodando siempre la misma secuencia. Luego era Kevin el que me decía lo que había que hacer y yo me daba cuenta de las cosas, pero, cuando trabajas en un escenario, siempre con las mismas personas, y con un nivel de exigencia tan grande como fue el rodar esta película terminas por perder la noción del tiempo.

FK: Antes han hablado de las bondades del guión. Debo decir que la secuencia inicial, con la sangrante parodia de las esperpénticas campanadas desde la Puerta del Sol es digna de figurar en un anuario de aquellas cosas que se deberían prohibir en nuestras fronteras, pero, ¿además de esos minutos iniciales, estaban ya en el libreto o se incluyeron después detalles como la casa en la que luego se desarrollará la acción?

RSS: El guión de Guillermo Guerrero incluía esos pequeños detalles, los cuales son fundamentales para lograr que el espectador se sienta incómodo en su butaca. Es cierto que nos han preguntado si la leyenda que se cuenta en la película es cierta. No, es una invención más, la cual le sirve a la protagonista, Medea, para articular su discurso y justificar todo lo que le ocurrirá a Nico. Antes de rodar tratamos de planificar todo lo que pudimos, pero el guión original ya era, de por sí, una muy buena herramienta para hacerse una idea de lo que luego se pudiera ver en la pantalla.

KI: Sí, antes ya te he dicho que Javier (Bódalo), el actor que da la réplica al personaje, terminó el rodaje siendo una suerte de espectro de sí mismo. Yo traté de darle cierto respiro, pero cada vez que revisaba los planes de rodaje para el día siguiente veía que él tenía que estar casi en el 95% de las secuencias que se iban a rodar… Súmale a todo esto, el hecho de llevar la barriga con la que aparece al final de la película, la cual le tiraba y la daba un tremendo dolor de espalda.

RSS: La verdad es que los actores estaban locos por aceptar un rodaje como éste, con tan poco tiempo y con tantas exigencias físicas, pero, sin ellos, no hubiera sido posible terminar la película.

FK: ¿Eres un director tirano o de los que deja que los actores hagan su trabajo y, de vez en cuando, hablas con ellos?

RSS: La verdad es que soy un “pedazo de pan” y dejo que los actores hagan lo que ellos consideren mejor, siempre y cuando sea en beneficio de la película.

KI: Sí, ya te he dicho que Roberto es una persona tranquila. MUY tranquila en algunos casos, pero su carácter es ideal para dirigir a los actores y pedirles que, tras ocho horas de rodaje, sigan dando lo mejor de sí mismos.

RSS: Rodar una película, y más una película como ésta, es un trabajo de equipo y un trabajo de personas que creen en un proyecto como éste, alejado de todo lo que se había hecho hasta entonces. Mientras estuvimos rodando, todo mi empeño estuvo volcado en lograr que se lograra el objetivo final y, de paso, ayudar a que los actores se sintieran parte de algo que no quedó tan mal, después de todo.

FK: No, quedó muy bien. ¿Cambiarias algo, o todo, si la volvieras a rodar?

RSS: Hay veces que he pensado que sí la cambiaría toda y otras, que no. Imagino que eso les pasa a todos los creadores una vez que terminan su trabajo, pero la película es la que es y me siento muy orgulloso de haberla hecho.

FK: Como productor, ¿crees que una película como ésta servirá para que las nuevas generaciones se animen a rodar proyectos más arriesgados?

KI: No es algo que se me haya pasado muchas veces por la cabeza, pero si la película ayuda a que se hagan cosas nuevas me sentiré satisfecho. Lo que sí les digo a quienes quieran rodar una película es que no la hagan como lo hicimos nosotros; es decir, siempre con el agua al cuello y tratando de robarle horas al día. Quienes se animen, mejor que lo planifiquen bien antes, porque yo hubo momentos en los que pensé que no podríamos terminar la película, ante lo duro que llegó a ser el rodaje.

RSS: Sí, es mejor empezar con algo más modesto, o esperar hasta que se tengan los recursos necesarios no vaya a ser que, luego, todo el trabajo se pierda ante los continuos problemas que siempre surgen cuando se está rodando. Y coincido con lo que dice Kevin. Si la película ayuda a que alguien se decida a rodar otra, genial.

FK: ¿Están trabajando en algún otro proyecto?

KI: Por ahora estamos llevando la película allí donde nos invitan, dado que, en nuestro país, poca gente nos está haciendo caso…

RSS: Sí, estamos sintiendo aquello de que “nadie es profeta en su tierra”.

KI: Si estuviéramos en otro país, ya estaríamos trabajando en otro proyecto, o si no, rodando otra película. En España las cosas son bien distintas.

FK: El cine de género sirve para cuadrar las cuentas, pero no goza del mismo reconocimiento entre distribuidoras, exhibidores y la crítica especializada que el dispensado a otros géneros.

KI: Es lo que hay, pero estaría bien que la situación cambiara o llegar a un estatus en el que pudieras hacer lo que quisieras y rodar aquello que te gustaría rodar sin pensar en nada más.

¡Qué noche la de aquel día!

Esta última reflexión del productor Kevin Iglesias, secundada por Roberto San Sebastián y por mí mismo momentos antes de despedirnos, una vez concluida la entrevista, resulta una moneda de cambio habitual cuando se habla con directores de películas de género en nuestro país. De nada sirve invocar al siglo XXI cuando los esquemas de producción se siguen rigiendo por los modos y las maneras de antaño y quienes supuestamente dicen, proclaman y/o escriben que defienden todo tipo de producciones, solamente tienen ojos, tiempo y recursos para lo mismo de siempre.

Sé que La noche del virgen no es una película para todos los paladares, pero, por lo menos, estaría bien que los aficionados al cine de género nacional le dieran una oportunidad y disfrutaran con el buen trabajo de Roberto San Sebastián y Kevin Iglesias. Yo no le hice caso a las advertencias previas, expresadas por el productor, y no me arrepiento de ello.

© Eduardo Serradilla Sanchis, 2017

© Platanobolígrafo, 2017

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Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

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