Sobre este blog

Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.

R&A 2014. THE BABADOOK

Este último es el caso de Samuel y su madre, Amelia, una enfermera que busca reconstruir su vida, pero que debe luchar contra los fantasmas del pasado y con los problemas inherentes al cuidar de un niño dotado de una imaginación desbocada y con ciertos problemas de relación para con sus semejantes.

Por si esto fuera poco, la entrada en escena de un libro de cuentos de terror, protagonizado por The Babadook, un personaje exportado del expresionismo germano de principios del pasado siglo XX, sólo harán que las cosas empeoren.

Una vez que el libro y su personaje entren a formar parte de la vida de ambos, su vida, su casa y sus pesadillas se tornarán en una suerte de “gabinete del doctor Babadook”, tan siniestro, agobiante y demencial, como lo fueran los escenarios y los protagonistas de la celebérrima película del director Robert Wiene Das Cabinet Des Dr. Caligari (1920)

Y es ahí donde reside el mayor acierto de la película de la directora, guionista y actriz Jennifer Kent, además de poder contar con quien da réplica a Samuel y a Amelia, el otro gran acierto de The Babadook. Una historia como ésta no es nueva, pero sí lo es la forma en la que se presenta y, a las alturas a las que estamos, resulta refrescante que alguien que sólo ha podido conocer un movimiento artístico como lo fue el expresionismo alemán porque lo ha estudiado en los libros y, luego, visto en una filmoteca cualquiera, recurra a su estética para ilustrar un macabro cuento infantil como el que se cuenta en la película. Gracias a ello, alguien tan plano, grotesco y, casi diríamos que ridículo, como lo es The Babadook, se torna en un megalómano ser que no cejará en su empeño por conseguir ser el dueño y señor de aquel lugar, cueste lo que cueste.

Todo esto no sería creíble sin la magnífica interpretación de Noah Wiseman, el niño que da vida a Samuel y sobre quien se sustenta buena parte de la narración cinematográfica. Su carácter errático, incisivo, cargante, pero igualmente tierno y desamparado, no dejan de sorprender al espectador, secuencia tras secuencia, y lograr poner en un brete a su madre, interpretado de una forma no menos brillante por la actriz australiana Essie Davis.

Juntos y muy revueltos logran que The Babadook sea una auténtica pesadilla visual y auditiva, tan absorbente, surrealista y onírica como lo fue, hace ya casi un siglo, la película de Robert Wiene, aunque ésta última no tuviera nada que ver con un cuento infantil.

El resto, cuestión de cada uno cuando vaya a una sala de cine y se apaguen las luces.

© 2014 Causeway Films & Smoking Gun Productions

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