Aumenta la tensión entre Pekín y Tokio en el aniversario de la invasión nipona

PEKIN/TOKIO, 18 (Reuters/EP)

Las manifestaciones contra Japón se han intensificado este martes en toda China coincidiendo con el aniversario que marca la ocupación por parte de Tokio de su gigantesco vecino, un evento que escaló la disputa marítima que ha forzado a las grandes firmas niponas a suspender sus operaciones en suelo chino.

Las relaciones entre las dos mayores economías de Asia se debilitaron gravemente en el aniversario, con las emociones caldeadas en las calles y también en el mar, después de que dos activistas japoneses hayan desembarcado en una de las islas en disputa, las Senkaku para Japón y Diaoyu para China.

Pekín reaccionó rápidamente ante la noticia del desembarco, que corre el riesgo de inflamar una situación que ya puede definirse como el peor brote de sentimiento anti-japonés en China de las últimas décadas. En este sentido, el Gobierno chino ha calificado el desembarco como provocativo, ha presentado una denuncia ante Tokio y ha advertido de que se reserva el derecho a “tomar medidas adicionales”.

La disputa sobre el grupo de islas deshabitadas en el Mar de China Oriental ha llevado a un día de protestas en toda China ante las que las autoridades han optado por reforzar la seguridad.

Esto no ha impedido que empresas japonesas hayan cerrado cientos de tiendas y fábricas en toda China y que la Embajada de Japón en Pekín haya vuelto a ser asediada por los manifestantes, que han lanzado botellas de agua, ondeado banderas chinas y cantado eslóganes anti-japoneses, evocando los tiempos de enemistad durante la guerra. El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, ha pedido nuevamente a Pekín que proteja a los ciudadanos nipones en China.

“Hoy es un día de vergüenza”, afirma un manifestante en Pekín, Wei Libing, de unos 40 años. “Japón invadió China en esta fecha”, recuerda. “Acaben con todos los perros japoneses”, se leía en una pancarta sostenida por uno de los miles de manifestantes que marcharon frente a la Embajada, que estaba rodeada por agentes antidisturbios. Según el Ministerio de Exteriores de Japón, algunas ventanas de la embajada fueron destrozadas.

Las relaciones chino-japonesas han estado plagadas por largo tiempo por los recuerdos amargos en China de las agresiones militares de Japón en las décadas de 1930 y 1940 y la actual rivalidad por los recursos. Se cree que bajo las aguas que rodean a las islas en disputa existen reservas energéticas. Para China, hoy marca el día en que Japón inició la ocupación de parte de su territorio continental en 1931.

Protestas ruidosas, impulsadas por el nacionalismo chino, también han tenido lugar en otras grandes ciudades como Shanghai, elevando el riesgo de que puedan salirse de control y volverse contra Pekín, que ha dado una aprobación tácita a las manifestaciones a través de los medios estatales.

Según un periódico de Hong Kong, algunos manifestantes en el sur de Shenzhen fueron detenidos por expresarse a favor de la democracia y los Derechos Humanos.

EEUU PIDE CALMA

Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, de visita en China para promover el fortalecimiento de las relaciones militares chino-estadounidenses, ha hecho un llamamiento a la calma y a la moderación. Washington ha dicho que no va a tomar partido en la disputa, aunque es un fuerte aliado de Japón.

Por su parte, el Gobierno chino ha asegurado que desea una solución pacífica. “Esperamos lograr una solución pacífica y negociada a este tema y trabajar juntos con el Gobierno japonés”, ha declarado el ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, tras reunirse con Panetta.

Entretanto, la guardia costera de Japón ha informado de que tres buques de las fuerzas navales chinas entraron brevemente el martes por la tarde en lo que Tokio considera como sus aguas territoriales cerca de las islas en disputa, la segunda vez desde el viernes en que esto ocurre.

EMPRESAS NIPONAS ATACADAS

Conocidas empresas japonesas han sido blanco de manifestantes. Las automotrices Toyota y Honda detuvieron algunas de sus operaciones después de que se produjeran ataques a sus puntos de venta.

Otras compañías japonesas --desde Mazda y Mitsubishi hasta Panasonic y Fast Retailing-- también cerraron plantas y tiendas en China, lo que generó una caída de las acciones japonesas y provocó una advertencia de calificación crediticia de la agencia Fitch, que dijo que la situación podría perjudicar la solvencia de algunas automotrices y firmas tecnológicas.

La mayor minorista de Japón, Seven & I Holdings, anunció que reanudará el miércoles sus operaciones en la totalidad de sus trece supermercados Ito Yokado y 198 almacenes “7-11” en las ciudades de Pekín y Chengdu.

Algunas compañías enviaron de vuelta a Japón a sus trabajadores debido a los disturbios. “La situación en China no es buena y los residentes locales me aconsejaron no salir. No podía hacer ningún trabajo”, ha relatado el expatriado japonés Hisato Takase a su llegada al aeropuerto Haneda de Tokio.

Restaurantes japoneses, un objetivo común de los manifestantes, cerraron sus puertas, mientras que muchos expatriados japoneses se quedaron en casa.

DESEMBARCO DE ACTIVISTAS

El breve desembarco el martes de dos ciudadanos japoneses en una de las islas en disputa, del que ha informado la guardia costera de Japón, elevó el temor de un enfrentamiento directo en un área que está siendo patrullada por buques de ambas naciones.

“El desembarco ilegal de los japoneses derechistas en el territorio chino de las islas Diaoyu es una acción provocadora que viola gravemente la soberanía territorial china”, ha advertido el portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Hong Lei, en un comunicado.

Los activistas desembarcaron brevemente en una de las islas, después de haber remado hasta ella en una balsa de goma y nadar a tierra antes de regresar a su embarcación, informó la cadena japonesa NHK.

Medios chinos y japoneses también han informado de que una flotilla de alrededor de 1.000 barcos pesqueros chinos se dirige a la zona, que contiene reservas de gas potencialmente grandes.

En 2010 se produjo una crisis bilateral por las islas después de que un pesquero chocó con un buque de la guardia costera japonesa. El Gobierno japonés ha puesto en marcha una operación de recopilación de información para vigilar los movimientos de los barcos de pesca chinos.

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