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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El Ejército de Bahréin toma el control de la situación

MANAMA, 17 (Reuters/EP)

Soldados a bordo de vehículos blindados han tomado el control de Manama después de que la Policía bahreiní desmantelara durante la madrugada por la fuerza una protesta antigubernamental, matando a tres personas e hiriendo a otras 231, en los peores disturbios en la isla en décadas.

Después de que los agentes antidisturbios hubieran evacuado a los alrededor de 2.000 manifestantes acampados en la rotonda de la Perla antes del amanecer, soldados en al menos 40 camiones y vehículos blindados tomaron el control de este cruce que los manifestantes habían tratado de convertir en otra plaza Tahrir como la de El Cairo.

En un comunicado publicado por la agencia estatal BNA, las Fuerzas de Defensa de Bahréin (BDF) han explicado que se ha optado por desplegar a los soldados “como medida para preservar la seguridad de los ciudadanos y protegerlos a ellos y sus propiedades de la violencia”.

Asimismo, el portavoz del Ejército ha dejado claro que “se tomarán todas las medidas necesarias y disuasorias para promover la seguridad en el reino” y ha pedido a los ciudadanos que no acudan a zonas concurridas de la capital para “no provocar atascos, provocar el pánico entre los viandantes y poner en peligro sus vidas”.

Por su parte, el principal partido chií del país, Wefaq, que cuenta con 17 de los 40 escaños de la Cámara Baja del Parlamento, ha anunciado que pretende abandonar la asamblea en protesta por la represión de los manifestantes. “Sentimos que hubo una decisión para hacer daño al pueblo”, ha explicado su diputado Ibrahim Mattar.

El líder de Wefaq en el Parlamento, Abdul Jalil Jalil, ha anunciado que su grupo y otros seis han reclamado al Gobierno que dimita y deje vía libre a un nuevo gabinete de unidad nacional. “Esto es una atrocidad”, ha afirmado sobre lo ocurrido la pasada madrugada. “Quienquiera que tomara la decisión de atacar a los manifestantes pretendía matar”, ha opinado.

Mattar indicó a Reuters que hay unas 60 personas desaparecidas, horas después de la redada policial. “¿Están en prisión o escaparon y están ahora escondidos en sus casas? No lo sabemos”, indicó, precisando que esta cifra se basa en las llamadas recibidas de familiares preocupados.

Miles de chiíes --mayoritarios en el país--, envalentonados por los levantamientos en Egipto y Túnez, se han echado a las calles en Bahréin desde hace tres días para reclamar más voz en el reino, donde gobierna una familia real suní.

BALANCE DE VÍCTIMAS

El ministro de Sanidad, Faisal bin Yaqoob al Hamer, ha informado de que tres manifestantes han muerto y otros 231 han resultado heridos en la operación policial. La mayoría de ellos han abandonado el hospital, pero 36 siguen recibiendo tratamiento, uno de los cuales se encuentra en cuidados intensivos, precisó.

En un comunicado citado por la agencia qatarí QNA, el Ejército de Bahréin ha indicado que unos 50 policías resultaron heridos por los manifestantes, que usaron “espadas, cuchillos y dagas”. “Las fuerzas de seguridad tuvieron que lanzar gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para evitar bajas”, explica el texto.

Este jueves, horas después de la ofensiva, el Ministerio del Interior había explicado que la Policía actuó ante la imposibilidad de dialogar con los manifestantes.

Según ha explicado el portavoz del Ministerio del Interior, Tariq Hassan al Hassan, citado por la agencia oficial BNA, “las fuerzas de seguridad evacuaron a los manifestantes la zona de la rotonda de la Perla, tras intentar por todos los medios dialogar con ellos”.

Algunos, ha precisado, “respondieron de forma positiva y se marcharon tranquilamente”, mientras que otros “rechazaron acatar la ley y eso provocó que hubiera que intervenir para hacerles marchar”.

Al Hassan ha acusado a “algunos manifestantes de explotar la atmósfera de tolerancia para imponer prácticas ilegales y molestar a los ciudadanos con el establecimiento de puestos de control tanto para coches como para peatones en las zonas adyacentes de la rotonda”. Esto constituye, ha subrayado, una violación de las leyes, además de generar “miedo” entre los ciudadanos y afectar a las actividades económicas y empresariales.

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