Las lluvias hacen estragos en parte de África Occidental

Las lluvias han puesto en jaque a parte de África Occidental. Hay 600.000 damnificados. 159 personas han muerto, 103 de ellas en Sierra Leona. En Níger, 40.000 habitantes de la región de Agadez han perdido sus hogares.

La ONU elevó hoy a 159 las víctimas mortales de las inundaciones ocurridas en África Occidental desde junio. Al menos ha habido 16 países en los que ha ocurrido este fenómeno, concentrándose la mayoría de las muertes (103) en Sierra Leona.

Las viviendas de cerca de 600.000 personas han resultado dañadas, de acuerdo con los datos de la Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la cual advierte de que la salud de estas personas corre riesgos graves.

“No hay nuevos muertos o desplazados, sólo hemos recogido las estadísticas que recibimos de los países”, relató un portavoz de la OCHA. El domingo, este organismo había situado el balance de muertos en 70 y el de personas afectadas en 430.000.

La directora de gestión de desastres de la Oficina de Seguridad Nacional de Sierra Leona, Mary Mye-Kamara, detalló que algunas víctimas fueron arrastradas por las corrientes de agua, otras murieron al ser golpeadas por escombros y rocas que impactaron contra sus viviendas y muchos otros sierraleoneses murieron al no poder pagar los servicios sanitarios necesarios para tratar las heridas que sufrieron.

Por su parte, el Gobierno de Níger ha pedido ayuda internacional después de que 40.000 habitantes de la región norteña de Agadez hayan perdido sus hogares. Las inundaciones han destruido infraestructuras y centros hospitalarios, entre otros edificios, en toda la región, así como campos de cultivo. Por esta razón, las ONG temen que pueda complicarse la crisis humanitaria que cree que pueda producirse en las próximas semanas.

El Programa Mundial de Alimentos (PAM) ya ha distribuido alimentos a 50.000 personas en Burkina Faso y a 41.000 en Níger. Además, tiene previsto atender igualmente a 11.500 habitantes de la ciudad mauritana de Rosso. En 2007, al menos 300 personas murieron y otras 800.000 se vieron afectadas por las fuertes lluvias, una situación que exige considerar el cambio climático como causa subyacente.

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