Los 19 rehenes de los talibanes llegan a Seúl entre la polémica por su rescate

Pálidos y visiblemente preocupados, los misioneros surcoreanos llegaron a primera hora de la mañana al aeropuerto de Incheon, en la capital surcoreana, y en una breve rueda de prensa sin preguntas pidieron perdón al pueblo y al Gobierno de Corea del Sur por haber sido fuente de preocupación y ocasionado tantos problemas. “Tenemos una gran deuda con la patria y el pueblo surcoreano”, aseguró, leyendo un comunicado, Yoo Kyong-shik, de 55 años, portavoz de los misioneros.

Yoo agradeció los esfuerzos del Gobierno y de todo el pueblo coreano para lograr su puesta en libertad y expresó el dolor del grupo por los dos compañeros muertos, ejecutados por los talibanes en los primeros días del secuestro tras la negativa del Gobierno afgano de intercambiar presos rebeldes por rehenes. Por último, el portavoz del grupo señaló que en adelante los secuestrados intentarán comportarse de acuerdo con las expectativas de sus conciudadanos, en relación a las críticas que ha recibido el grupo por desoír la recomendación del Gobierno de no viajar a Afganistán.

Durante la rueda de prensa la mayoría de los 19 liberados mantuvieron la cabeza baja y dieron muestras de tristeza. Posteriormente los religiosos fueron trasladados a un hospital privado ubicado en las afueras de Seúl, donde serán examinados por un equipo de médicos durante una o dos semanas para estudiar su estado de salud y recibir tratamiento.

Alrededor de 20 millones de dólares

Tras llegar a un acuerdo con el Gobierno de Seúl, los talibanes liberaron entre el miércoles y el jueves de esta semana a los 19 surcoreanos que permanecían secuestrados.

El grupo original constaba de 23 misioneros cristianos, que fueron secuestrados el 19 de julio durante un viaje en autobús por la carretera que une Kabul y Kandahar, pero dos fueron ejecutados durante las negociaciones y otras dos mujeres puestas en libertad debido al empeoramiento de su estado de salud. Tras el acuerdo, Seúl aseguró que las condiciones de la liberación de los 19 secuestrados habían sido la aceleración de la retirada de sus tropas en Afganistán, prevista ya para final de año, y la suspensión de las actividades misioneras en el país islámico.

Sin embargo, la liberación de los secuestrados ha provocado una fuerte polémica en Corea del Sur tras las declaraciones de un líder talibán que aseguró que Seúl había pagado un rescate de 20 millones de dólares. La opinión pública surcoreana ha criticado el proselitismo de las misiones cristianas surcoreanas en las zonas en conflicto y especialmente este caso, ya que al grupo se le recomendó expresamente no viajar a Afganistán.

La mayoría de los ciudadanos surcoreanos rechaza el comportamiento de los misioneros porque ha puesto en dificultades al país.

Por su parte, el jefe de la agencia inteligencia surcoreana, Kim Man-bok, que reveló haber dirigido desde Kabul las negociaciones con los talibanes, aseguró que su Gobierno no pagó rescate alguno para la liberación de los rehenes. El ministro de Exteriores surcoreano, Song Min-soon, desmintió el sábado de forma categórica el pago de rescate a los talibanes, aunque reconoció que las negociaciones dejaron un estrecho margen de maniobra a la diplomacia, por lo que urgió a la reflexión para que no se repitan situaciones similares.

A la polémica interna se unen las críticas internacionales que llegan a Seúl por haber negociado directamente con los terroristas y cedido ante sus demandas.

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