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Canarias: asoma la cultura prehispánica

Interior de la Cueva C6 del almogaren de Risco Caído

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Gran Canaria, prehispánica

. Poco a poco se va sabiendo de los habitantes de las islas anteriores a la llegada de los primeros europeos y de la conquista castellana lo suficiente para que nos hagamos una idea cabal de quienes y cómo eran. Me refiero, concretamente, a Gran Canaria, donde acaba de darse un importante paso adelante con el acuerdo para conseguir que el Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña se incorporen al Patrimonio Mundial de la UNESCO. Son más de 17.000 hectáreas distribuidas entre los municipios de Tejeda, Artenara, Agaete y Gáldar y aunque soy consciente de la sensibilidad y el amor al terruño que hay detrás, no lo soy menos de los esfuerzos de décadas de unos cuantos “locos” que han estado erre que erre para conseguir que ahora parezca que los políticos no han tenido en su vida otra obsesión que poner en su lugar la cultura prehispánica canaria. No digo, claro, que no los haya veteranos en ese empeño pero sí que la clase política ha pasado por lo general de esta problemática. Les ha resbalado y cogido el asunto tan de remplón que solo se les ha ocurrido celebrar esta nueva disposición como un excelente escaparate para nuestros visitantes. Que sin duda lo es pero por añadidura porque el interés primero debe ser el de los isleños y su cultura.

Entre los locos de la cultura prehispánica canaria destaco a Julio Cuenca que es uno de esos “coñazos” imprescindibles para que aquí caminen estas cosas. Es, que yo sepa, el único conocido que me queda en ese mundo. La edad, ya saben, no perdona y se me ha llenado de caras nuevas y desde que prohibieron echarle millo a las palomas al solito no tenemos los viejos coetáneos donde reunirnos a consolarnos unos con el mayor envejecimiento del otro.

La gente de mi generación y ni cuento de los que fuimos a colegios de curas peninsulares, poco llegamos a saber de los canarios prehispánicos más allá de las leyendas y mitos de gigantes de una fortaleza física y agilidad que estaban todavía poco menos que en la Edad de Piedra dedicados al pastoreo, sin puñetera idea o con una noción muy cortita de la agricultura. A esto se añadía, la ideología nacionalcatólica de la unión indisoluble de la Cruz y la Espada de modo que si no te daban con una lo hacían con la otra; o con las dos en los casos de celo conquistador extremado.

El descubrimiento personal de que los canarios prehispánicos eran algo más me llegó por terceras personas. Yo creía que el Cenobio de Valerón era, como decían los estudiosos franquistas, un “convento de harimaguadas” o el lugar, según los más versados, donde recluían a las mozas casaderas para engordarlas porque aquellos isleños pensaban que la gordura es hermosura. Desde luego, me preguntaba cómo se las arreglaban las muchachas para revolverse en aquellos nichos, sobre todo al final del periodo de cebadura; pero sin aventurar conclusiones hasta el día en que oí decir que el cenobio era, en realidad, un granero, de los que había en la isla unos cuantos. Si guardaban el grano era porque había un excedente, lo que implicaba prácticas agrícolas pues ese grano servía de reserva en los años malos y para nuevos sembradíos.

Con el tiempo fuimos, no sólo yo, modificando la percepción que teníamos de aquella cultura isleña de la que ya aquilatábamos cualquier rastro de pervivencia. Algunos conseguimos sacar en ‘La Provincia’ una página, intitulada ‘Mundo Canario’, para ocuparnos de esas y otras cosas pero eran momentos en que el interés por la “prehistoria” (historia ya, en realidad) no estaban bien visto en la Plaza de la Feria, era sospechoso y hubo que retirar la pagina. Por eso tiene uno que alegrarse de la iniciativa cabildicia de Risco Caído que viene a unirse a otras como la Cueva Pintada o las necrópolis que se han ido adecentando en un proceso que va alumbrando las características y la verdadera de entidad de aquella cultura que, a despecho de nuestro desconocimiento, ha estado desde siempre con nosotros. ¿O es que no hemos sentido la presencia del pasado durante las noches de acampada en esos lugares? En cumbres, en pinares, en Ansite, Azuaje arriba…

En mi caso coincide la noticia que dio lugar a este comentario con el fin de la lectura de ‘La tribu de los canarii. Arqueología, Antigüedad y Renacimiento’, de José Juan Jiménez González, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife. Jiménez aporta una tesis razonable y a mi juicio profano muy sólida del poblamiento de la isla de Gran Canaria por elementos de la tribu de los “canarii” traídos por los romanos en el siglo I, tras su participación en un levantamiento de los maures contra Roma. Las piezas van encajando. De este libro de Jiménez González tuve noticia hace poco auque lleva su tiempo circulando. Diría que no es fácil estar al día de lo que se va publicando porque los editores no se preocupan de la distribución y los periódicos no prestan atención a lo que hay. Habrá que buscarse la vida en lo digital.

Felipe González y Cebrián no pudieron hablar

Alrededor de doscientas personas con las caras tapadas reventaron el miércoles pasado una intervención pública de Felipe González y Juan Luis Cebrián. Fue en la Autónoma de Madrid y la decana de Derecho, organizadora del acto, vio tan fea la cosa que suspendió el acto.

Vaya por delante que no son de recibo estas actitudes que atentan contra la libertad de expresión y algo más, si bien no tiene la Universidad española la exclusiva mundial de este tipo de protestas por lo que convendría evitar los excesivos aspavientos y rasgados de vestiduras como si fueran una lamentable exclusiva carpetovetónica. Fue, sin duda, un hecho reprobable pero no lo es menos utilizarlo, en nombre de la democracia, para desviar la atención de lo que late en el fondo: la entrega del gobierno de España al partido responsable de su saqueo. No sé si se han dado cuenta pero ya no se escucha al centro-derecha proclamar la conveniencia de gobernar el país como si fuera una empresa: alguien debió advertir que resultaba contraproducente alentar odiosas comparaciones ante la evidencia de que ninguna empresa le renueva los contratos a ejecutivos con semejante grado de “incompetencia”.

A partir de ahí se me ocurren varias consideraciones relacionadas ahora con el tratamiento informativo de lo ocurrido. Porque se ha aprovechado para cargar las culpas a la cuenta de Pablo Iglesias sin otro fundamento que el uso por los calificados de “violentos” de frases y expresiones del secretario de Podemos de las que llamamos “salidas de madre”; para meter miedo, por lo visto. No tengo información para afirmar o negar nada en ese sentido; pero no sería la primera que los fascistas inducen este tipo de algaradas entre quienes debido a su edad no tienen aún el colmillo retorcido. Y están quienes por razones más crematísticas que ideológicas tratan de reforzar sus expectativas poniendo el grito en el cielo por incidentes. Saben que a nada conducen pero quedan de puta madre. En cualquier caso no es la primera vez que se registran hechos de este tipo en universidades. González, por ejemplo, no es la primera vez que lo sufre y también le ocurrió a Aznar a Rubalcaba y qué sé yo. Nada nuevo, pues.

Ya puesto a especular sobre la relación con lo ocurrido de Iglesias y por extensión de Podemos ¿por qué no hacer lo mismo con los interesados en desestabilizar a España para ponerse a juego con Le Pen? ¿O con los que quieren por encima de todas las cosas que gobierne el PP que les facilita las cosas? Son varias las posibilidades y me parece bastante significativa que la elegida sea la de Iglesias para matar varios pájaros del mismo tiro.

El caso es que el incidente de la Autónoma ha servido para que el PP pueda seguir desembarazándose de sus responsabilidades en la corrupción, ahora que ha llegado a la Sala el caso Gürtel, en lo que surgen otros nuevecitos, como el de Sagunto, del que supimos el mismo día de la movida en la Autónoma. Es curioso que se reproche a Iglesias casi como inductor por lo menos intelectual de la algarada universitaria y se quiera que gobierne el PP con lo que lleva colgado y para colmo se relegue la actitud de los que se oponen a la categoría de reparos ideológicos fuera de la realidad.

No es que no comprenda las razones de quienes reclaman la abstención socialista para que haya Gobierno de una vez. A muchos puede parecerles sensato el razonamiento que no incluye la salud de un sistema que se ve supuestamente obligado a darle el navicert a un partido que lo ha agraviado hasta extremos no como los que conocemos sino como los que nos quedan por conocer.

Para terminar, diría que no tengo inconveniente en aceptar que a González y Cebrián les mueve su preocupación por el país y no sólo el deseo de alterar lo menos posible un sistema en el que les ha ido bien. Lo que no me cuadra es la propuesta de los abstencionistas del PSOE, eso de permitir la investidura de Rajoy para que forme un Gobierno al que prometen no dejarle luego pasar una en el Congreso de los Diputados. O sea, proponen desbloquear la actual situación para que haya un Gobierno al que piensan obstruir hasta decir basta. Menos mal que, al dedicarse uno a esto de los periódicos, le viene bien lo de más madera. Gracias a Dios esto no es Suiza donde antes de que se comience a discutir sobre cuantos agujeros debe llevar un queso ya han convocado un referéndum para decidir su número.

Gibraltar ¿español?

El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, está empeñado en tocarle los pinjantes a los británicos aprovechando que el Brexit pasa por Gibraltar. Su aviso de que antes de lo que se cree Pichardo ondeará allí la bandera española son ganas de molestar, qué voy a decirles. Y no sé si la noticia de que las autoridades gibraltareñas están esterilizando las monas naturales y vecinas del Peñón para evitar la proliferación es respuesta a la inglesa pues, como se sabe, existe la creencia tradicional de que la Union Jack continuará allí mientras presidiendo el paraje mientras no desaparezcan los monos.

Como es sabido, García-Margallo es un alegantín de cuidado y ha aprovechado el Brexit para incordiar, cosa que no ha gustado a Ángel Vázquez, portavoz de la Junta de Andalucía, quien le advirtió que “no es momento de soflamas ni de hablar de cosoberanía” sino de prepararse para cuando sea efectivo el Brexit. Este preocupa a la Junta de Andalucía y por supuesto al Campo de Gibraltar para evitar la pérdida de 10.000 puestos de trabajo.

Es éste de esos asuntos que someto a la consideración de mi isleño del interior. Estábamos picando una ensalada de tomates y cebollas con atún y tardó en haber el comentario que esperaba que en resumen, quitándole los circunloquios que acostumbra, venía a ser que a este Gobierno no hay quien lo entienda porque son de ver los esfuerzos que hacen para impedirle a los catalanes salir mientras se preparan para evitar que entren los gibraltareños. Ese fue el razonamiento; la conclusión es que con tal de jeringar el Gobierno se apunta a lo que sea. Como remate se preguntó qué les ofrecía España que no tuvieran ya como británicos.

De alguna forma ha detectado el hombre que la política española respecto al Peñón ha pecado siempre de la misma ceguera que con Cataluña. Últimamente el bilingüismo, por ejemplo, tiene dificultades y se advierte que cada vez son menos los gibraltareños que utilizan el español por ejemplo en las cafeterías, los lugares donde mejor pueden observarse determinados comportamientos. Para celebrarlo el año pasado el Gobierno del PP cerró, por falta de rendimiento, el Instituto Cervantes que vela por la enseñanza y la difusión de la cultura española.

 

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