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Reforma, que algo queda

Parlamento de Canarias

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

La reforma electoral canaria

En lo que toca a la reforma electoral canaria, no sé si se habrán dado cuenta de en cuanta medida sigue vivo el espíritu ático, insularero a más no poder. Confieso que, en su momento, fui de los que escribí a favor de la triple paridad que es, ahora mismo, el caballo de batalla. Había entonces que tirar de las islas no capitalinas y era justo y razonable echarles una mano. Tan razonable como lo fueron años antes, con Franco en vida, los argumentos esgrimidos para que las recaudaciones del recién nacido REF fueran a una caja común y se repartieran al 50% entre las dos provincias. Gran Canaria era la isla que más rendía fiscalmente, con diferencia, por lo que el reparto al fifty-fifty contenía algo de financiación grancanaria al resto del Archipiélago.

Conviene recordar, respecto al espíritu ático que ha envenenado la política canaria, que los datos pormenorizados de las recaudaciones del REF fueron siempre públicos hasta que ATI consiguió hacerse con la Consejería de Hacienda y los convirtió en uno de los secretos mejor guardados al tiempo que iba trasladando poco a poco la sede de la Consejería a Santa Cruz. Desde entonces hay que recurrir a la información sobre la recaudación de los impuestos estatales en Canarias que facilita el Ministerio para hacernos una idea de cómo van las cosas. La razón de tanta reserva, evitar polémicas interinsulares que nunca hubo. Y, por supuesto, debilitar a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en su papel de capital “consorte” de la Comunidad.

Esta forma de hacer las cosas, a mi entender, debilitó los sentimientos de solidaridad interinsular que no han venido precisamente a reforzar la postura de los cabildos de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, que no quieren reforma alguna que imponga cambios en el sistema de triple paridad establecido hace unas tres décadas.

La triple paridad, recordemos, aparece definida en la disposición transitoria primera del Estatuto canario que fija en 60 el número de diputados al Parlamento Canario. De ellos, las dos islas capitalinas de Gran Canaria y Tenerife sumarían 30 diputados a razón de 15 cada una. Los 30 diputados restantes se distribuirían entre las cinco islas no capitalinas: a La Palma y Lanzarote corresponderían ocho a cada una; siete a Fuerteventura; cuatro a La Gomera y tres a El Hierro. La fórmula buscaba el equilibrio entre las dos provincias (primera paridad); entre las dos islas principales y el conjunto de las periféricas (segunda paridad) y entre la isla capitalina y las periféricas dentro de cada una de las correspondientes demarcaciones provinciales (tercera paridad).

No sabría decirles si el sistema logró equilibrar algo y desde luego no estoy por la labor de averiguarlo que uno es ya muy mayor; que se encarguen los especialistas y los políticos. Lo evidente es que el sistema y los apaños a que se presta han sido claves para que ATI se hiciera con el control del nacionalerismo que ha permitido a CC mantener la presidencia del Gobierno de Canarias durante más de 20 años. La orientación insularista, tinerfeñista por más señas, de la política de ATI-CC, le ha facilitado los votos parlamentarios necesarios para formar Gobierno sin ser siquiera el partido más votado en las urnas. Incluso ha conseguido la Presidencia quedando en tercer lugar por número de votos. Hay, pues, poderosos intereses en juego para tratar de bloquear el sistema más allá de aceptar asignarle a Fuerteventura un diputado más, lo que me parece tan bien como la modificación de los porcentajes para obtener escaño.

La negativa a modificar el sistema de triple paridad ha sido siempre cerrada por parte de los insularismos de las cinco islas no capitalinas de Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. No parece que realmente la triple paridad haya servido de mucho a las respectivas poblaciones cuando realmente los beneficiarios son los políticos que se han acomodado a la “situación” y no dudan en formar la carajera en cuanto alguien pone sobre la mesa la necesidad de modificar un sistema que luce deficiencias tan significativas como las candidaturas que se quedan fuera del Parlamento a pesar de doblar y más que algunas de las que entran al amparo de tan curiosas paridades. Es curioso de que quienes más se desgañitan en pro del equilibrio nada digan de estos desequilibrios.

Entre las fórmulas que se han propuesto para mejorar la representatividad ha aparecido últimamente la que llaman “colegio de restos”. Que suenan a los escamochos de comida que te salvan de un apuro; o de dos. Según esta fórmula, se procedería a un segundo reparto de 10 escaños con los votos sobrantes una vez cerrado el número inicial de 60 diputados. De esos 10 “restos”, uno sería para Fuerteventura, pues hay acuerdo de que así sea, mientras que los nueve restantes serían regionales.

Por mi parte ni quito ni pongo rey. Hace mucho que perdí la fe. No creo que las propuestas vayan a influir en un cambio real de un sistema que no conviene a quienes tienen el machito. Al fin y al cabo, ATI-CC ha podido gobernar Canarias durante más de 20 años “impunemente”, por así decir, con la complicidad del PP y del PSOE, que se turnan en la recepción de sus favores; y de los insularistas de las islas no capitalinas de los que más de uno ha encontrado un modus vivendi. Si socialistas y peperos están más por conseguir diputados nacionales que sirvan en Madrid a sus partidos y dirigentes como el majorero Mario Cabrera, la herreña Belén Allende o el gomero Casimiro Curbelo anuncian males sin cuento para sus islas si se modifica el sistema de triple parida son pocos los que están por la labor. En el mejor de los casos no se opondrían. El “colegio de restos” que acabo de mencionar lo consideran los defensores de la triple paridad una “lista autonómica camuflada” para potenciar a Gran Canaria y Tenerife. Por su parte, el gomero Casimiro Curbelo piensa que el colegio de restos no es una reforma sino un mero reparto de poder entre los grandes partidos. Diréles, para que vean mejor cómo se las gastan, que Curbelo y su ASG va de la mano de CC y es de los que considera que que el colegio sería la muerte de la triple paridad, es decir, del bien a preservar.

Si así lo creen, están en su derecho. Pero tengo mis dudas de que estén pensando en lo mejor para las Islas cuando ni siquiera se les ha ocurrido para evitar, por ejemplo, que un voto de El Hierro, por ejemplo, valga nueve o diez veces más que otro grancanario o tinerfeño. Es evidente que eso no lo consideran desequilibrio y consideran justo que sufran lo suyo en las zonas deprimidas de las dos islas capitalinas. Le cortan a uno las alas del corazón constatar que estas actitudes y la incapacidad de entendimiento que demuestran, porque no interesa a muchos entenderse, están logrando una considerable degradación de la solidaridad entre islas. Recuerdo que hace unas cuantas décadas comentábamos los asuntos de otras islas como propios; hoy observo que cada vez se está más por la idea de que cada palo aguante su vela. Lo que no es bueno, qué quieren que les diga.

Dime con quién andas y te diré con quién vas

El caso es que cogí un taxi y le pregunté al conductor la razón de que estuvieran mayoritariamente contra el descanso semanal, que tan bueno es para el cutis. Ni me miró a pesar de que estábamos clavados en uno de esos atascos consecuencia de la inmoderada propensión municipal y del sector comercial-especulativo a encadenar centros y más centros comerciales, fiebre que, por cierto, ya comienza a cundir en las localidades no capitalinas que ya reclaman nuevos accesos, no sé si porque tienen algún centro comercial que lo demanda o si lo demandan porque esperan conseguir uno de acuerdo con el principio de empezar la casa por el tejado.

-¿Tiene a mano un bolígrafo? -me dijo al fin tras despotricar de una señora conductora que invadió su carril soberano. Me pareció que el tono de su pregunta era el de quien está hasta los mismísimos de que le hagan esa pregunta. Contesté que no, que yo no era de esos.

-No importa, ya le hago yo los números: dos días de descanso a la semana vienen siendo ocho al mes; y ocho por doce meses dan un total de noventa y seis días de descanso, lo que vienen siendo tres meses y pico de descanso y sin ingresos.

Como nada repuse, entró a rematar:

-No puedo permitírmelo: ¿acaso puede

-Yo ya estoy jubilado.

Cuando le abonaba la carrera acertó a pasar por la acera cierto político de cuyo nombre prefiero no acordarme. Mientras lo saludaba oí al taxista sentenciar en voz alta para que lo oyera:

-¡Dime con quien andas y te diré con quién vas! -dijo y confieso que le agradecí que dijera “con quién vas” y no “quien eres” porque hay políticos, como el que les digo, poco recomendables, de esos que te invitan a un café que terminas pagando tú. Por no hablar de empresarios que con los que se relacionan, de esos que se empeñan en vender parajes emblemáticos “expatriados” de las islas: como Guguy que, según el periódico Canarias 7, ya lo han puesto en el escaparate chino por seis millones. A ver si con el embullito y ahora que les ha dado por el fútbol y todo se llevan también a la UD Las Palmas; que amarilla es, después de todo. Como el yellow submarine de Los Beatles.

Lo de Catalunya

También mencioné el follón catalán entre los temas que no hay manera de bajar del atril. Ahora, ya con el Parlament constituido, estamos ante el esperpento de Puigdemont y su intento de ser investido vía satélite como el otro que dice; en lugar de aprovechar la ocasión para intentarlo mediante holograma, que sería un avance sustancial. Creo, francamente, que Puigdemont y los independentistas se han pasado unos cuantos pueblos y que aun en el caso de que consiga otro golpe de efecto que deje a Rajoy cancaneando ya no es lo mismo porque llega el momento en que coge a casi todo el mundo con la buchaca llena.

Esto no quiere decir que justifique la forma en que Rajoy ha llevado este asunto. Ha sido en todo momento una exhibición de falta de acierto en la gestión del problema, o sea, que no ha aprendido nada en la última década. Así le dijo Maragall, presidente de la mesa de edad en la constitución del Parlamento, lo que le dijo acerca de que el Gobierno español solo sabe castigar, presionar, etcétera. Pero dado que igual me he puesto pesado señalando los errores rajoyanos, no iré de nuevo por esos derroteros. Está ya muy gastado el PP y a uno le da ya cosa meterse con él.

Sin embargo, es imposible olvidar sus llamadas al sentido común y todas esas cosas que solemos exigir a los demás. Concretamente, a los comentarios acerca de las ocurrencias de Puigdemont para su investidura. La que estoy convencido de que no se producirá. No hago aquí el listado de cuanto le han dicho porque menos bonito ha habido de todo.

Lo que no dejaré pasar es la insistencia de distinguidos dirigentes peperos, desde Hernando a Casado pasando por Maíllo, en ridiculizar la pretensión puigdemontiana, toma ya, de gobernar desde Bruselas. Lo que, por cierto, no deja de ser una aproximación a la realidad. En fin: pretendo señalar cómo han puesto a Puigdemont los mismos que justificaban el encierro de Rajoy en su plasma; y que, para más INRI, sean los mismos que también criticaron la decisión de Inés Arrimadas de no intentar ser investida presidenta de la Generalitat: ellos fueron los que salieron en tromba a defender a Mariano Rajoy cuando renunció a formar Gobierno no hace tanto.

De Negrín y la tele al Festival de Música

Me apresuro a aclarar que me refiero al Negrín que preside la tele autonómica. Pensaba dedicarle unas líneas pero se rebeló mi natural propensión a la pereza y lo dejo porque, qué quieren que les diga, sueña ya a coña. Dado que no creo que la incapacidad del Gobierno le impida acabar con este tedioso asunto de quien manda aquí, debo suponer y supongo que este Negrín está bien afianzado y protegido por Clavijo que ha generado otra de esas pobres situaciones degradantes que suele propiciar. Como lo fue la apertura del Festival de Música de Canarias en Fuerteventura. Aunque sobre el papel está muy bien eso de que alcance a todas las islas hay determinadas realidades que son como son, ni mejores ni peores, sino distintas. Y lo cierto es que no era difícil prever que el público majorero no iba a responder porque no hay afición y nadie se ha preocupado de promoverla. De modo que, a mi entender, está el Gobierno en una operación de desmantelamiento del Festival por vía del descrédito que ya se iniciara el año pasado. No sé si es ocioso recordar que el origen de este Festival fue la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y que en un momento determinado se regionalizó. No sé si por la inocencia política de hacer Patria común o para mejorar su capacidad de contratación. Lo cierto es que ya entonces hubo quienes no estuvieron muy conformes con la tal regionalización que ha resultado ser una trampa no sé si de las llamadas saduceas que puede acabar con esta celebración anual.

Por cierto: todos los asuntos que he tocado esta semana me traen a la cabeza el dicho del taxista: “Dime con quien andas y te diré con quien vas”. Y no sé el porqué de semejante fijación, casi barrenillo.

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