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El pleito insular, ¿está vivo o muerto?

El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo y el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso

José A. Alemán

Las Palmas de Gran Canaria —

Leí en algún lugar que Bañolas niega que ATI siga haciendo de las suyas. Es más: asegura que ya no existe ATI porque seguramente es de los que creen que los áticos se pusieron de buena fe bajo la bandera de CC y no la utilizaron para hacerse con la hegemonía política en el Archipiélago; la que ya ha conseguido, por cierto. El control de ATI, disfrazada de CC-Tenerife, es tan absoluto que se permite tildar de insularistas a quienes ponen en evidencia sus manejos. No parece necesario recordar que es precisamente la práctica ática del insularismo la que ha llevado a los áticos a sus actuales posiciones en un poder autonómico en el que Gran Canaria apenas pinta. No porque no haya recurrido al insularismo, que ha rechazado más de una vez en las urnas, sino por carecer de políticos suficientes con la lucidez y la talla necesarias. Más o menos van por ahí las sospechas que niegan gentes merecedoras de crédito que opinan como Bañolas. Con lo que no sé a qué carta quedarme, pues se trata de una generación que no es la mía, a la que no conozco sino por referencias y de la que me dicen que están muy por encima de esa historia.

No conozco, por ejemplo, al presidente Fernando Clavijo. Pero tuve la impresión a través de los medios de que se siente tan seguro que no ha vacilado en humillar a sus socios de Gobierno, los socialistas, en al menos dos ocasiones. Lo que, al decir de las bífidas lenguas, obedece a que desea echarse en brazos del PP, Soria mediante, y necesita que sea el PSC quien rompa el pacto de Gobierno para que, en el peor de los casos, no lo responsabilicen a él si el PP pierde las elecciones de diciembre.

La primera ocasión en que pisoteó a los socialistas fue al anunciarse el posible conchabo electoral de Nueva Canarias con el PSOE. El partido de Román Rodríguez, muy atento al qué dirán, no quiere repetir plancha electoral con CC y Fernando Clavijo lo acusó en el Parlamento de liarse con una fuerza política, el PSOE mismamente, “que no defiende Canarias”. La segunda es la de ahora mismo a cuenta de las carreteras al alinearse Fernando Clavijo y su consejera de Hacienda, Rosa Dávila, con Carlos Alonso, presidente del Cabildo tinerfeño, pasando por encima de la consejera de Obras Públicas, la socialista majorera Ornella Chacón.

El ninguneo a Chacón es llamativo por cuanto participa el mismísimo presidente del Gobierno que la puso al frente del departamento que tiene las competencias para planificar y ejecutar el convenio de carreteras suscrito con el Estado en 2006, que estará vigente hasta 2017 con una adenda de 2009. ¿Acaso ha olvidado Clavijo que es presidente con el apoyo de los socialistas que no defienden Canarias?

En cuanto al asunto de las carreteras, el problema arranca del convenio con el Estado que clasifica las obras en tres anexos. En el Anexo I figuran las vías ya iniciadas en el momento de firmarse el convenio; el Anexo II comprende las definidas como prioritarias por los siete cabildos, que están en ejecución aunque afectadas por falta de ingresos y retrasos que se traducirá en sobrecostes; y el Anexo III, es el de las obras previstas “a futuro”, entre las que está el cierre del anillo insular de Tenerife, el tramo entre El Tanque y Santiago del Teide, que ha originado la discusión. Los hechos tal y como nos los contaron, partieron de la iniciativa de Carlos Alonso, presidente del Cabildo tinerfeño, que se plantó en el Ministerio de Fomento por libre sin contar con la consejera de Obras Públicas, pero con la anuencia de Clavijo, recabando dinero para iniciar las expropiaciones de un proyecto que aún no existe. La pretensión de Alonso es que Madrid autorice sacar de la “bolsa común” los 15 millones de euros que necesita. Con lo que, según sus críticos, no solo quiebra la unidad de Canarias frente a Fomento sino que podría reducir el dinero disponible para otros proyectos en marcha en las islas, como el eje Norte-Sur de Fuerteventura. Rosa Dávila, la consejera de Hacienda, tinerfeña por supuesto, niega que tal pueda ocurrir y ahí andan aburriendo a las ovejas con sus cuitas.

Alonso se ha preocupado de atribuir las críticas a Gran Canaria, a la que acusa de insularista debido, seguramente, a que el defecto chicha de ver solo las jorobas ajenas no es solo visual sino conceptual. Debo recordar que la fórmula que Alonso propuso a Fomento ya se intentó en Gran Canaria para la cuarta fase de la circunvalación de Las Palmas y la carretera de la Aldea hace tres o cuatro años. El Cabildo grancanario estaba dispuesto a poner el dinero, pero el Gobierno no lo aceptó porque tendría que aparecer como préstamo a la Comunidad Autónoma y computar, por tanto, en el déficit, con lo que podría superar el techo de gasto establecido por la austeridad maldita. Nótese que, en este caso, los dineros eran del Cabildo y que Alonso pretende sacar sus 15 millones de la “bolsa común”. Quizá fuera el deseo de oscurecer este precedente la razón de que atribuyeran a un rebrote insularista canarión la oposición a la intentona de Alonso. Un poco de ruido para que se note menos que sigue la política canaria en la miseria de siempre. Quedamos, pues, a la espera de si el Gobierno mantiene el mismo criterio relacionado con el déficit que aplicó a Gran Canaria hace dos o tres años; o si deja que Alonso se salga con la suya. La predisposición favorable a lo segundo de Fernando Clavijo y Rosa Dávila parece clara. Esta asegura que no afectaría a ninguna de las obras en otras islas.

Por otra parte, Carlos Alonso nos toma por bobos. Entre las obras en las diversas islas que podrían verse afectadas por sus pretensiones figura en Gran Canaria la carretera de La Aldea; la que ha utilizado el presidente del Cabildo tinerfeño para justificar su actitud recordando que el alcalde aldeano fue en su día a Madrid a pedir dinero. “Olvidó” Alonso, en fin, contar la verdad y admitir que no es lo mismo pedir más para culminar un proyecto en marcha que tratar de cerrar un acuerdo nuevo y exclusivo para Tenerife, al margen del resto de las islas y cargando su coste a la bolsa común. Sin hablar de la división introducida en los interlocutores canarios para futuras negociaciones derivadas del convenio con el Estado y lo que pueda surgir en el futuro. Una buena baza para el Ministerio de Fomento que podrá jugar mejor con unos y otros.

Si les digo la verdad, me pregunto si el asunto de las perras para los puertos no está en esa sintonía. No estoy en los detalles de los motivos de Puertos del Estado para presupuestar 266,7 millones para el Puerto de Santa Cruz de Tenerife y 183 para el de La Luz, al que se le impide incluso afrontar obras con fondos propios. Que yo sepa, Puertos del Estado no ha aclarado aún las razones para que el cuarto puerto español, La Luz, ocupe el puesto 23 en inversiones autorizadas. Habría que añadir que si es el cuarto en cifras generales, es el tercero en cruceristas, el segundo en suministro de combustible, el cuarto en movimiento de contenedores, además de mantener un potente sector de reparaciones navales, de los primeros de España, conviene cuidarlo.

Insisto en que desconozco los motivos de Puertos del Estado para semejante distribución pero, qué quieren, me temo lo peor cuando la Asociación de Consignatarios de Buques de Santa Cruz de Tenerife asegura que allá “se trabaja sin complejos y con claros objetivos a conseguir, no entrando en comparaciones interportuarias”, lo que les lleva a abominar del pleito insular. Toda una novedad de la que me alegro. Aunque parezca obligado hacer la salvedad de que la crítica se dirige a Puertos del Estado advirtiéndole de que podría afectar a la potencialidad del Puerto de La Luz verse relegado en inversiones.

Pero, dejando a un lado ese asunto, del que no tengo información para explicar las diferencias presupuestarias, quedan las carantoñas sorianas a Clavijo; el que Alonso fuera asistido por el PP en sus andanzas por los vericuetos de Fomento: según ha declarado Asier Antona, CC-Tenerife pidió ayuda al PP, que se le proporcionó, desinteresadamente como imaginarán.

Intenciones ocultas 'ma non troppo'

Existe el convencimiento de que lo de menos son las carreteras y sus dineros y lo de más el deseo de CC de ponerse en brazos del PP al que ronda Soria con su cola de pavo real desplegada si bien ha perdido brillo y color. Ante la certeza socialista de que los neoáticos (si es que esa línea de pensamiento chicha consiente renovación) tratan de provocarlos para que cojan puerta, cabe pensar que han decidido, los socialistas, aguantarse y obligarlos a que sea Clavijo quien rompa y asuma el posible coste electoral. Estarían, pues, los socialistas aguantando carros y carretones para poner en evidencia a Clavijo; y pensando también en Soria al que se atribuye toda clase de maniobras, algunas tan refinadas que superan los límites de su inteligencia. Hay gente que ve su mano por todas partes sin que acabe yo de tener claro si tiene el hombre cierto donde la ubicuidad o si es propaganda soriásica.

Mucho se juega el muy ministro en las elecciones generales de diciembre y le apremia el tiempo. Necesita, en definitiva, que Clavijo rompa cuanto antes con los socialistas para tener un éxito que ofrendarle a Rajoy como quien va con flores a María. Quizá sea ya tarde a setenta y pico días de las elecciones e incluso cabe la posibilidad de que Soria desista de presentarse.

Quizá hayan advertido, en todo caso, que el muy ministro se está dejando ver bastante por Tenerife aunque, advierto, hemos de abandonar toda esperanza de que se lo queden allá. La cuestión es que él sabe que son los chichas quienes cortan el bacalao y a ellos se arrima, a ver. Confía en que la memoria canariona no le tome en cuenta sus cabronadas y lo vea con mejores ojos en su condición de socio del Gobierno si se rompe el actual pacto CC-PSC. Son muchos los que desean que CC y PP se entiendan. A Soria no le queda más salidas políticas que ganar las elecciones en Canarias, convertirse en un triste diputado de provincias o la puerta giratoria a la que, seguro, no le hará ascos. De ahí que esté con Clavijo como Mateo con la guitarra. Me cuentan que la posibilidad de ese arreglo con CC ha mejorado un poco, poco quiero decir, su estimación electoral. Sin embargo, me dicen, Clavijo no es bobo y ya le ha cogido las vueltas al ministro que, en el fondo, es un tipo elemental. Tanto que igual se lleva Soria una sorpresa al no ver premiados los esfuerzos de sus asesores de imagen para hacerle aparecer en los papeles y en la tele y transmitir la impresión de que es un miembro importante del Gobierno de Rajoy. Son estos asesores buenos profesionales pues es un tipo malamañado para encontrarle su lado bueno pues te lo imaginas enseguida en julio de 1936 con su correaje y su canesú.

La realidad es que Soria corre el riesgo general del PP de no conseguir la reelección de Rajoy, además del suyo de lograr unos resultados aparentes y que las urnas en Gran Canaria no reflejen rechazo. No creo que su vida política supere un batacazo del PP si, como parece, encabezará la lista pepera de Las Palmas. Hace unos meses hizo unas declaraciones en las que daba a entender su alejamiento de la política para ejercer profesionalmente en alguna Embajada española. Que ahora trate de continuar su carrera se presta a no pocas interpretaciones que dejo para otro día. De momento me quedo con la copla de que Clavijo no es como lo retrata la gente del PP para resaltar la figura de su timonel y riégate agüita.

Admito que buena parte de lo que llevo dicho son conjeturas. Aunque no gratuitas sino basadas en lo que cuentan los periódicos y en lo que desmiente gente que está cerca del “cogollito” como llamaba la madame Verdurin de Proust a su círculo más intimo de amigos que asistían a sus veladas.

Obviamente, Soria corre el riesgo general del PP de no conseguir la reelección de Rajoy, además del suyo de no lograr unos resultados aparentes y que las urnas en Gran Canaria no reflejen rechazo. La Verdurin no lo admitiría en su casa.

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