Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

Al Alba,al Alba...Al Alba,al Alba

Montaje con la silueta del juez Salvador Alba. (Canarias Ahora)

Jorge Batista Prats

No. No amanecía. Era la noche vestida de nieblas la que se cernía sobre los páramos de la vieja Castilla. La oscuridad es consustancial a la profesión de villano y bellaco. Por ello, en la jurisprudencia, mientras que el acceso de locura es atenuante, la nocturnidad es agravante. Nocturnidad y alevosía son las queridas, las prostitutas del delito. Antonio, que como mi padre se llamaba te llamabas tú, qué gran maestro has sido para mi. Dímelo otra vez, viejo y compungido sabio. “En todas partes he visto caravanas de tristeza, soberbios y melancólicos borrachos de sombra negra, y pedantones al paño que miran, callan, y piensan. Que saben, porque no beben el vino de las tabernas. Mala gente que camina y va apestando la tierra…”. Gracias.

Creo como Machado, avezado observador de vidas, que hay criminales que actúan enfangando la luz del sol. Que son, porque siempre han sido, tenebristas, nocturnos, zorros, malnacidos, traidores y alevosos. Porque la picaresca es determinista: “El que nace pícaro… pícaro se queda. Por mucho que lo intente, por muchas veces que trate de mejorar su condición, fracasará”. Ya sabes maestro que es una de las características esenciales de la novela picaresca española, un género en el que no nos vence nadie. Y ahora, permite que me ausente en una historia. Porque no somos – bien lo vislumbraste – otra cosa que historias y circunstancias que caminan hasta agotarse para siempre.

Todo acaeció en un país de esos que tienen el esperpento como bandera y proliferan las ratas en altas raciones per cápita, según la ciudad de que se trate. Al menos, eso fue lo que me contó un anciano acañado que, con caña y el rostro renegrío del sol y sal, lanzaba el sedal desde la Punta del Descojonado, en la isla de Gran Canaria, en busca del sargo, la roquera o la sama. Me dijo, sin saber que lo había leído en un libro mío, que “los tiempos se hacen uno cuando los hacemos nuestros”. Así que ese país, gobernado por una casta llamada castuza “no es de hoy ni es de mañana, sino de nunca. De la cepa hispana …”. Y es, que fue y es, de esos lugares donde mandan los más tontos y miserables en una confusión de poderes unidos por lazos mafiosos que colocan a la Torre de Babel como paradigma de la entente cordiale. Confusos pues los tiempos, turbulentas y turbias las conductas, en los aconteceres de Gurtelandia y Punilandia, las dos urbes más relevantes de aquellos pagos adjuntos al latrocinio y la mentira, calles enfangadas de mierda y orines, se podían cruzar a cualquier hora ministros con ministros del Señor, señores del ministro, voces de su amo, amos de las voces o media, alguaciles – unos alguacilados y otros, no – capellanes, bulderos y hasta peculiares iudex, causadicus y accusatoris, todos unidos en torno a las conductas más aberrantes. “… No hay lance extraño, no hay escándalo ni engaño en que no me hallara yo. Por donde quiera que fui, la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé, y a las mujeres vendí. Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé, y en todas partes dejé memoria amarga de mí”. 

Narra Manuel, pescador ligero de equipaje, “puesto ya el pescador su corvo anzuelo, al engañoso cebo y levantada la tembladora caña en alto al cielo, con la vista se queda embelesada. Y el humilde gañan rompiendo el suelo …” (El Bernardo). Susurra Manuel que la tradición oral que de antaña familia le ha llegado, habla de misas negras, contubernios, alquimias, conjuros, catarsis, que tenían lugar al acaecer el Alba sobre la tierras altas de Soria. Adobe, piedra, atalayas de Castilla La Vieja de pasado romano y pastoril, gobernada por los páramos donde duerme el pino resinero.

Antonio Machado

¡Soria fría, Soria pura,cabeza de Extremadura,con su castillo guerreroarruinado, sobre el Duero;con sus murallas roídasy sus casas denegridas!¡Muerta ciudad de señoressoldados o cazadores;de portales con escudosde cien linajes hidalgos,y de famélicos galgos,de galgos flacos y agudos,que pululanpor las sórdidas callejas,y a la medianoche ululan,cuando graznan las cornejas!¡Soria fría! La campanade la Audiencia da la una.Soria, ciudad castellana¡tan bella! bajo la luna.

Y que es Soria pero es Jauja. Que ya se habló de esa tierra de nunca y por ello, de siempre. De la cepa hispana. Que no tiene tiempo en el tiempo. Jauja, la pedanía de Lucena (Córdoba) donde nació José María el Tempranillo para comenzar a los 15 años su vida de bandolero, matando a un hombre en la Romería de San Miguel. Sólo 13 años duró su existencia de tropelía y leyenda junto a la banda de Los Siete Niños de Écija. Prosper Mérimée dijo una vez que “En España manda el Rey, pero en Sierra Morena manda el Tempranillo”. Cabalgaba junto al Tragabuches, El Lero, El Venitas, El de la Torre, El Veneno … Un antiguo compinche, El Barberillo, lo hirió de muerte en Alameda (Málaga) a los 28 años. Y Lavapiés (Madrid) también es Jauja y El Tempranillo, Luis Candelas. Y la bala que mató a José María es el garrote vil que a los 31 años mutó las Candelas en frío de muerte. Todo conforma el todo que al fin es uno. Al Alba, al Alba. En los campos de Soria, porque los campos de Soria e incluso el Sol son las torturadas Españas.

Luis Eduardo Aute

Miles de buitres calladosvan extendiendo sus alas,no te destroza, amor mío,esta silenciosa danza,maldito baile de muertos,pólvora de la mañana.Presiento que tras la nochevendrá la noche más largaquiero que no me abandonesamor mío, al alba

 

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Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

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