Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

Nacionalismo o idiosincracia

El expresidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, y el diputado de Nueva Canarias, Román Rodríguez. Cristobal García (EFE)

Jorge Batista Prats

Desde luego, podríamos estar semanas, meses, estaciones y hasta años hablando del nacionalismo. Canario o de donde sea. Independientemente de que la conversación derive en sesudos análisis y citas múltiples, o bien derive hacia el diálogo de besugos en presencia de Tropical o Dorada, ambas especiales por supuesto, lo cierto es que la Historia, escrita por los que escriben la Historia, es la que a lo mejor sabe qué cosa es esa del nacionalismo. Podríamos acercarnos hasta los que ya no están, Antonio Cubillo con el postrer apoyo de José Rodríguez, alias Don Pepito, para escuchar defensas encendidas de nosotros, lo nuestro y nuestra esclavitud – algunos se referirían tal vez a la tremenda paliza que le pegaron a Antonio en Argel por orden, presuntamente, de Martín Villa, y otros llegarían incluso a echar la culpa del brutal accidente aéreo de Los Rodeos al MPAIAC, ese grupo terrorista de timple y mantilla -. Aún podríamos ir más lejos en la busca de nuestra particular Arca de la Alianza que, afortunadamente, nada tiene que ver con la Alianza de Civilizaciones propuesta por ese tal Zapatero, hoy consejero del Estado y siempre de talante, facer y sonrisa idiotizados. Podríamos ir más lejos, digo, y llegar atrás en el tiempo hasta La Batalla de Aguere, que Aguere es hoy La Laguna de Ana Oramas, la única diputada nacionalista canaria en el inestable Congreso de los Diputados surgido del reciente 20-D. Castellanos y guanches tuvieron el encontronazo final el 14 de Noviembre de 1494. Los primeros, al conquistar Tenerife, se quedan con Canarias y los segundos inician el proceso de extinción, mestizaje y también exilio. Alonso Fernández de Lugo mandaba a los que después serían calificados peyorativamente como godos y que acabaron con 6.000 guerreros autóctonos usando un arma temida y definitiva: la caballería. Puede que algún indocumentado llegue a decir que la modorra guanche, que citan algunos historiadores como culpable en parte de la derrota, es la semilla del aplatanamiento canario que a posteriori colocaron como mochuelo a los hombres y hombras de estas islas. Allá cada uno con sus disparates.

Como no podía ser de otra manera, épica, la hubo. Miguel de Unamuno, aquel escritor al que le dolía España y que fue desterrado a Fuerteventura, escribió que “Y luego entraba en acción el caballo, ese monstruo que tanto pavor siempre puso en los pobres indios”../.. “El resultado de tales batallas era casi siempre infalible.”../…..“Bencomo y sus huestes tuvieron que abandonar el campo de La Laguna…”. Y el historiador De Luka señala en la revista Awañac (2004): “A las 7 horas del día 14 de Noviembre tuvo lugar en las laderas de San Roque (La Laguna) una batalla muy reñida e igualada entre guanches y españoles que fue decisiva para el triste devenir histórico de la isla. En ella murió el heroico Bencomo batiéndose con una pica contra 10 soldados, según Marín de Cubas, sucumbiendo finalmente al clavarle Pedro Martin Buendía su lanza en mitad del pecho. En la lucha resultó herido mortalmente Tinguaro, que fallecería dos días después en Taoro. La causa de la derrota isleña habría que encontrarla en la muerte de Bencomo, cuya noticia debilitó la resistencia canaria produciendo en sus filas un profundo desánimo…”. Aunque hay disensiones entre los estudiosos, podríamos decir que ese texto es el K2 de las narraciones de carácter heroico, instantes antes de que Canarias fuera España. Junto con la información de que “Bentor, hijo de Bencomo se suicidó siguiendo el ritual guanche, despeñándose por la ladera de Tigaiga”. En cualquier discurso de corte nacio-independentista aparece el despeñamiento, que en todo sitio debe haber uno. En España destacan Despeñaperros y las cabras impulsadas al vacío desde el campanario de no sé qué pueblo del que no quiero acordarme.

Habrán ustedes escuchado hablar de la retroalimentación y también de la experiencia y aprendizaje vicario. Así, al leer en este mismo periódico que leen ustedes las documentadas informaciones de Enrique Bethencourt y Salvador Lachica sobre los vaivenes, cuitas y viejo barrio que tenés el alma inquieta de un gorrión sentimental, regurgité una vieja y no tan vieja teoría que siempre he mantenido: con la Transición y la estructuración de España en autonomías, algunos cuicos y espabilados aprovecharon para, a través de la subliminal manipulación y apología elíptica de la xenofobia sobre masas poco ilustradas y proclives al victimismo, construir nacionalismos políticos en regiones donde, salvo casos aislados y ajenos a la gran mayoría de la población, sólo existía idiosincrasia. Porque no es lo mismo un vocablo que otro. Vámonos al DRAE:

  • Nacionalismo: Doctrina que exalta en todos los órdenes la personalidad nacional. Aspiración de un pueblo o etnia a constituirse en ente autónomo dentro de un Estado.
  • Idiosincrasia: Rasgos y carácter propios y distintivos de un individuo o de una colectividad.

Para mi, el nacionalismo, tal como lo entendemos hoy, no puede tener otro fin último que el independentismo y la creación de un Estado, por más que las gargantas parlanchinas se limiten al eufemismo. La autonomía es una fórmula política evidentemente muy inestable porque siempre supone un freno y la reproducción de los más graves defectos de la metrópoli: ahí están la corrupción y el criminal endeudamiento. No puede existir nacionalismo alguno sin enemigo exterior. Si ese enemigo contra el que volcar la acción política – aunque en muchos casos sea fundamentalmente pedigüeña – no existe, no cabe el nacionalismo del que se habla, habla, habla … se refunda, se refunda, se refunda, se refunda … Por una simple fórmula matemática de reducción al absurdo. En cuanto a la idiosincrasia – lo que siempre hemos tenido en Canarias de manera relevante – es susceptible de variar, declinar e incluso desaparecer si no es culturalmente alimentada. Por ello y para poner un ejemplo, la RTVC – y las otras televisiones autonómicas del Estado de Partidos – no es más que un timo que se basa en utilizar el dinero público, el dinero de los ciudadanos, en beneficio de un nacionalismo tendencioso desideologizado y de oscuros y plurales tejemanejes de sobre, tarjeta y cartera. Hay programación en la que se invierte, que se realiza y que nunca jamás se emite. De sobra conocen los casos que por toda España investiga la Policía y estudian los jueces. En Canarias, ligados al mandato de Willy, Don Guillermo, Willy, como Director General. Ya comenté un día que sólo el 8% de la programación de las TV’s autonómicas se dedica a fomentar la cultura de la región, nacionalidad, nación, autonomía, como quieran, en donde están ubicadas. Su labor esencial es prestar apoyo a los que gobiernan, inocular mensajes y manipular conciencias.

Es tan obvio que el nacionalismo no ha servido a los ciudadanos, que basta poner sobre el papel, en este caso el virtual que nos ocupa, datos fidedignos e incontestables: Coalición Canaria obtuvo el pasado 20 de Diciembre de 2015 el peor resultado de su historia. Una información firmada por la agencia EFE tras terminarse el escrutinio electoral, dice: “Coalición Canaria ha obtenido este domingo un único diputado, lo que supone su peor resultado en los 22 años de historia de esta formación política, que ha llegado a alcanzar un máximo de 4 de los 15 diputados que tienen asignados las dos circunscripciones provinciales. El descenso de Coalición Canaria no sólo se ha producido en el número de escaños, sino también en cuanto al número y porcentaje de votos, y ha perdido su tradicional tercera posición para situarse en quinto lugar, por detrás de PP, Podemos, PSOE y Ciudadanos”. Menudo nacionalismo. Por detrás de Ciutadans.

Enrique Bethencourt destaca las características del nacionalismo canario:

  • No está vinculado a elementos étnicos, seguramente por la historia de mestizaje de nuestro pueblo.
  • Todo parece apuntar que en el próximo periodo continuarán existiendo opciones con sensibles diferencias ideológicas y políticas.
  • El mejor resultado del independentismo canario lo obtuvo el CNC de Antonio Cubillo en 1987, con el 1,31% de los votos.

Añado que Canarias no tiene una lengua propia y que el nacionalismo rancio de CC está tocado del ala mientras que la Nueva Canarias de Román Rodríguez sube. A mi juicio por una razón: porque se aleja del ombliguismo cateto para ir más allá y contemplar a Canarias en el nuevo mundo globalizado y no desde posturas de corte excluyente, basadas en las tópicas y típicas sinrazones nacionalistas: xenofobia, mala formación y educación y falta de hospitalidad. Nada de ello forma parte de la idiosincrasia canaria. Todo lo contrario. Los nacionalistas, últimamente bajo el denominado Paulinato (hoy pacto con PP, mañana con PSOE), han caído brutalmente en apoyo popular. Y, lógicamente, no puede haber nacionalismo sin pueblo. Eso se llama oligarquía o caciquismo. Salvador Lachica en la entradilla de su trabajo La eterna refundación de CC destaca lo siguiente: “El 20 de noviembre de 2011, cuando Coalición Canaria cosechó los peores resultados de su historia en unas elecciones generales, Ana Oramas afirmó que ese mismo día comenzaba la refundación del nacionalismo canario. Cuatro años y un mes después, tanto Oramas como los principales dirigentes del partido, apelan al mismo vocablo tras constatar que, con respecto a 2011, las urnas les han recordado que cualquier tiempo pasado fue mejor”. Por su parte, Enrique Bethencourt escribe: “El nacionalismo canario no solo reduce su presencia en las urnas como pudimos apreciar en las elecciones generales de 2011 o en las recientes autonómicas de mayo: comicios estos últimos donde la subida de Nueva Canarias (NC) no compensa las continuas bajadas de Coalición Canaria (CC), que ha perdido más del 45% de su electorado en lo que va de siglo. También retrocede de manera significativa respecto a la presencia del sentimiento nacionalista en el conjunto de la sociedad. Según señalan los estudios sociológicos, se declaran solo canarios o más canarios que españoles casi un tercio menos de los que lo hacían en 2001”.

Son 23 años caminando hacia atrás como los cangrejos. Aunque los cangrejos caminan de lado. El nacionalismo canario – el de CC. Habrá que ver qué ocurre con NC – nos deja unos seis o siete puntos por debajo con respecto a la media nacional de los peores índices socioeconómicos. Comenzando, desgraciadamente, por el paro y la pobreza. Dicen algunos analistas que los canarios siguen queriendo mayor autogobierno. Pero destacan las cifras que los líderes nacionalistas y especialmente los de CC han caído como la manzana de Newton. A 9,8 metros por segundo. Insisto: como consecuencia de lo que se ha dado en denominar chocolate para todos en la conformación del Estado Autonómico, sobre la idiosincrasia se ha construido unNacionalismo que no es nacionalismo sino otra cosa de nombre por poner. Así, paradojas como ésta son posibles: “Entre 2011 y 2015 la reclamación de una autonomía más amplia pasa del 20,5% al 22,2%, siendo casi insignificante el aumento de los que reclaman el derecho a decidir (pasa del 2,8% al 3,3%)”.

Poco pinta Canarias en el contexto nacional, pero, por lo que parece, el personal no está ni por secesiones ni por nacionalismos al uso. A ver si Oramas, aparte de llorarle al monarca sobre Podemos y atribuirse una fuerza que no tiene, dice algo en toda la legislatura que ha de venir.

Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

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