Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

El asesinato del pensamiento

Comparativa entre las aportaciones de Tales y varias mentes privilegiadas de nuestro tiempo.

Jorge Batista Prats

Es más que posible que muy poca gente conozca a un tal Tales o Thales de Mileto (con h me suena más cool), pese a haber sido considerado uno de los Siete Grandes Sabios de la Antigüedad. Sin embargo, serán muchos los que muestren su asombro porque en la lista de la sabiduría más ancestral no aparezcan Rajoy, Felipe González, Aznar, Zapatero y Mataelefantes John, entre otras mentes privilegiadas que nos han guiado por el buen camino.

No me pondré a pensar ahora si por el de Hitler (Mein Kampf) o por el de Monseñor Escrivá de Balaguer (Camino). Sin embargo, en esta soleada sobremesa, sí caigo, hablando de grandes mentes, en que el escritor Felix de Azúa, quien ha ingresado en la Real Academia Española de la Lengua, va a tener que compartir espacio con Cebrián y Ansón. Espero que su sillón esté alejado de los de estas dos criaturas, símbolos a izquierda y derecha de lo más cochambroso del llamado régimen del 78 en lo que se refiere a hipocresía y manipulación de la sociedad civil. Y régimen asimismo, completo, efectivo y efectista que ha conducido a España hasta la anorexia económica y política. El Greco hubiera sido incapaz de pintar hoy a esta nación de naciones, nacionalidades y secesiones latentes. El lienzo se le hubiera muerto de hambre.

Grandes innovadores

Sabrán, y si no yo se lo digo, que el señor Thales fue un adelantado a su tiempo, cosa nada fácil si miramos hacia los nombres que coloqué más arriba, no sólo atrasados con respecto a su época sino algunos retrasados en sí mismos. No podía ser perfecta la Teoría de la Evolución de las Especies, si Mr. Darwin me permite la licencia, y ello ni es dislate ni opinión sino cuestión perfectamente objetivable. Ahora voy con Thales pero, déjenme decirles los inventos atribuidos a los sabios que no lograron entrar en el cabalístico número siete, seguramente por ignorancia de quien confeccionó la lista, si fue mujer, o la listo, en caso de haber sido hombre. En el supuesto de que la cosa hubiera ido a mayores y se tratara de un macho alfa, entonces, directamente castración. Y punto. Y seguido. Y sigo.

  • Rajoy ha sido un gran innovador mediático – detesto ese vocablo – al utilizar el plasma para las conferencias de prensa. No su sangre, que no es tal sino aguachirri, sino la pantalla que marca el estatus social, el borreguismo o el messicristianismo, según y desde donde se mire.
  • Felipe González o Dios es, en cierta medida, un Bautista que en vez de llamarse Juan se llama Felipe como el VI. No ha predicado en el desierto, ni mucho menos; es más, no para de dar el coñazo; pero sí ha sido un gran viajero: del marxismo a Slim y Cisneros pasando por la Transición y la frustración de 1982. Su invento más conocido es el GAL, aunque se trata de un teorema complejo que nunca he estudiado en profundidad.
  • Aznar, quien no podía llamarse más que José María, o, a lo sumo Baconi – no Bakunin – pertenece a los patanes, una escisión entre los sabios cuya filosofía esencial es la potenciación al máximo de la apariencia, la soberbia y la chulería barriobajera. Se cuenta que, en una ocasión, visiblemente ebrio, aconsejó a la población que no respetara los límites de velocidad porque él iba como le daba la gana. Ha tenido dos grandes aciertos: uno, evidente: elegir una mujer llamada Botella, y otro, rastrero, sacarse una foto babeando en Las Azores, cuna del famoso anticiclón.
  • Zapatero, a pesar de preparar a conciencia las oposiciones, no logró entrar – por incompetente – en el grupo de los patanes. Así, debió actuar en solitario bajo el seudónimo de Bambi, apelativo que le regaló Guerra, aunque en estos momentos desconozco si era civil o mundial. Sea como fuere, inventó la Alianza de Civilizaciones, con tal éxito que, desde que habló de ella, se han cortado más cuellos que en quince revoluciones francesas. Por esa razón pura, por su gran visión de futuro, fue destinado al Consejo de Estado o, lo que es lo mismo, a estar sin aconsejar. O la jodemos.
  • Mataelefantes John, llamado así por abatir con su rifle a todo bicho que llevara cuernos, excepto a su esposa, escoró más sus habilidades hacia la arquitectura. De modo que, inspirándose en las construcciones de Norman Foster, diseñó un celebérrimo pabellón de caza para uso como picadero, cosa que no entendieron los funcionarios de la Guardia Real que, sotto voce, se mostraron disgustados por la invasión de competencias.

El primer renacentista

Thales de Mileto nunca perteneció a la denominada castuza, ni siquiera a la paleocastuza o lacretacicastuza. No. El sabio nacido en Mileto, dato que se ha conocido haciéndole la prueba del carbono 14 al nombre, jónico por tierra y egeo por la marina, era al parecer un señor muy simpático al que le gustaba resolver problemas de todo tipo. Yo, por mi cuenta y riesgo, diría que, aunque vivió entre los años 634 y 547 AC, fue el primer renacentista (político, empresario, ingeniero, filósofo y astrónomo).

Estuve a punto de conocerlo pero, al final, se frustró el encuentro por culpa del aspirante al Ministerio de Cultura en un hipotético gobierno PSOE-Podemos, Miguel Bosé. Nada importante. Un problema de entendimiento. Tuve entonces que ponerme en proceso de reciclado para volver a descubrir que Thales – está comúnmente aceptado – fue quién dio el salto desde el mito a la filosofía. Es decir, desde el imperio de los dioses y personal adjunto, al del pensamiento. Mucho más tarde, fueron los más grandes lingüistas, entre ellos, Chomsky, Piaget y Vigotsky, los que establecieron que pensamiento es igual a lenguaje. En ello no cayó nuestro querido sabio. Pero sí se cayó a un pozo. Me explico: si un sabio no es despistado, o no es sabio o no es despistado. Thales lo era o bien, como decía mi padre, veía menos que un gato de yeso. El caso es que se cuenta que andaba extasiado Mileto en la contemplación del firmamento – unos dicen que sólo con un sirviente y otros que con una señorita (este dato podría haberlo aportado el negro de esa Ana Rosa Quintana) – que contemplaba el cielo estrellado, decía, y, de repente, tropezó cayendo de bruces. Bien el siervo, bien la doncella, le advirtieron que cómo pretendía descubrir los secretos del Universo si no era capaz de caminar por la tierra sin caerse. Y muchas más cosas le ocurrieron a este hombre a lo largo de su vida.

Cargando el burro

Una anécdota que me gustó especialmente la descubrí cuando, hace unos cuatro años y medio o cinco, estaba leyendo textos sueltos sobre el VII Festival Internacional de Matemática, que se celebró en 2010 en el Instituto Tecnológico de Costa Rica bajo el título Ingeniosos e inspiradores. Uno de ellos era Thales de Mileto.La cosa es algo parecida a aquello que decía: “al pasar la barca, me dijo el barquero: las niñas bonitas no pagan dinero”, aunque, naturalmente, limado ese eros represaliado de la posguerra para dejar cabida al ingenio y la inteligencia. Érase que se era y se sabe que fue, o tal vez no fue, por la tradición oral, ya que de Mileto no quedó nada escrito por él. Tal vez lo recogió algún amigo. El caso es que se persona Thales en un río que estaba en su tierra del Asia Menor – lo que ahora es Turquía y el genocidio kurdo – evitando, supongo, mirar para el cielo y volver a romperse la crisma. Cosas de la vida, el sabio, aficionado como Holmes (21 de Baker Street) a desfacer entuertos, tropieza con un problema provocado por un burro. De cuatro patas y tal vez “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”, una especie que, al parecer, ha logrado salvarse del peligro de extinción que se cernía sobre ella. En España y en la esfera política, parece lógico. Rucios son los que son y no caben más. Si aumentan los de dos patas (también llamadas piernas) disminuyen los de cuatro. O, al contrario. Aunque ésto último suele suceder pocas veces. Vamos a esperar al nuevo Gobierno o las nuevas Elecciones Generales para ajustar la matemática del asunto. Bueno, que se acerca nuestro caballero a unos transportistas asnoflautas y advierte que discutían sobre si había que liquidar al pollino o no, puesto que había mutado en ganso – también como los de dos patas – y no daba ni golpe. Thales era una sabio – lo hemos dejado claro ya – así que lo primero que hace es preguntar : “¿El burro muerde?” … “No, no muerde, es manso” … “¿No dará coces?” … “Eso no se lo podemos asegurar” … Y, como renacentista que siempre fue, el hombre de Mileto, también con conocimientos de navegación adquiridos en el mar Egeo, decidió acercarse al animal por la proa. Los trabajadores le comentaron que si él era sabio, el borrico no lo era menos. Y Thales, cordial y afable, dijo algo así como: “Me alegra estar en presencia de un compañero”. No se lo comentó a Watson porque él trabajaba solo.

¿Qué pasaba con el jumento? Pronto escuchó el relato: Platero, que es muy posible que se llamara Anatolio, transportaba sal vadeando el río. Todo el día de una a otra orilla. Iba siempre cargado como un burro y un día se apercibió de que, si se sumergía en las aguas, la sal se disolvía y aliviaba así en muy gran medida el peso que soportaba. Los comerciantes estaban en trance de arruinarse. No había manera de que el animal atravesara el río sin que se bañara. Por ello, hay quien sostiene que precisamente ese borrico fue el primer turista fluvial de la Historia. Luego ya llegaron los viajes por los canales de los Países Bajos, los cruceros por el Nilo y los desplazamientos entre Moscú y San Petersburgo por el Volga.

Como todo científico, Thales de Mileto comenzó con el trabajo de campo, que esta vez era de río, cosa que le venía perfecta para apoyar aún más su filosofía de que el principio de todo es el agua. Observó al elemento hacer la jugada unas cuantas veces y, de repente, se le encendió la bombilla. Por muy bajo coste, ya que entonces Soria no era Ministro de Industria en funciones. Debió entonces, supongo, decirse a sí mismo la solución que iba a aportar a las inteligentes burradas de Anatolio y, cuando lo tuvo claro del todo, comunicó su estrategia a los encargados del transporte: “Vamos a cargar al burro con esponjas y observemos”. Efectivamente, sale el asno feliz de que el peso en origen se hubiera rebajado y con la intención de aligerarlo aún más al sumergirse. Sería mayúscula su sorpresa cuando procede a bañarse – el río era nudista – y nota que se había echado toneladas de peso encima. Lógico: las esponjas se empaparon de agua y salió el pollino literalmente a cuatro patas temblorosas. El trasiego se repitió durante varios días mientras la bestia de carga advertía que lo de las virtudes del baño había sido el sueño de una noche de verano. Llegó el momento en que ya no quiso bañarse e, inmediatamente, volvió a ser estibado con sal. Salvó así la vida y los comerciantes quedaron encantados con el ingenio de Thales. La anécdota se extendió tanto tanto que llegó hasta este folio aproximadamente 2.600 años más tarde. Advertí entonces, y lo escribo ahora, que Thales de Mileto planteó la teoría de Paulov sobre la respuesta de los animales al estímulo condicionado muchísimo antes que el mismísimo Paulov y su Ley del Reflejo Condicional (principios del S. XX más o menos).

Pensar ya no es de este mundo 

Cuando a Alfonso XIII, después de recibir un ramo de flores con una bomba dentro en la calle Mayor de Madrid, le dieron pasaporte en elípsis o se fue voluntariamente para evitar una guerra civil que no se evitó, justo el mismo día en que se proclamó la II República (14 de abril de 1931), narran que lo más inteligente que se le ocurrió decir, mientras le hacían las maletas para salir hacia París, fue: “Vámonos. No estamos de moda”. La frase es destacada por muchos historiadores como “acorde a la frivolidad de carácter de aquel Borbón”, frivolidad heredada porMataelefantes John y ya veremos … Alfonso XIII fue acusado de alta traición, como Luis XVI, pero Robespierre, afortunadamente para él, no andaba por los alrededores. Franco volvió a poner de moda la monarquía imponiéndola y haciendo jurar al padre del actual rey, y rey también, jurar por dos veces su sumisión al espíritu del 18 de julio de 1936. Es decir, al espíritu golpista.

Los que conocen la verdadera historia del 23-F tejeriano, tienen más datos para el análisis y advertir que, casualidades, pocas. Entonces, ahora, en cierta manera, la monarquía vuelve a estar en el candelabroy en los pink media. Felipe VI busca un presidente para “el barullo” que le parece España y Letizia elige modelos de Varela para cuando se tercien las cenas con algunos púnicos de negras tarjetas, bruno corazón y ausencia de escrúpulos.

Lo que no está de moda es pensar. Si Thales de Mileto, cinco siglos AC y un par de siglos largos antes de Platón, coincidía en señalar que “la filosofía es el máximo arbitrio natural de que el hombre dispone para remediar su deficiencia entitativa” o que, como sostenía Sócrates, “la ignorancia total es infrahumana; la plena e ideal sabiduría excede nuestro ser; únicamente la filosofía es natural y propiamente humana”, considerando que el filosofar no es otra cosa que pensar, estamos asistiendo al burdo asesinato de las capacidades mentales más acordes con la libertad y obligadas para no volver al pollino que encontrara Thales en el río. Río de lágrimas. River of tears, que dice Clapton.

El positivismo, primero, y luego, el postmodernismo, han sido los dos grandes objetores a la filosofía, pues, al pensamiento: “Es una actividad inútil”. Así, en un sistema donde todo vale y lo realmente valioso es estratégicamente ninguneado, no cabe el pensamiento. Ni siquiera la duda. Y mantener a las sociedades en la indigencia física y mental, es una de las fórmulas más perfectas para que sean conformistas, indolentes y adaptativas al extremo del esclavismo. Ya los manuales sostienen que filosofar “es imposible cuando las más apremiantes necesidades comprometen al hombre, de una manera práctica, en los concretos menesteres de la vida”.

En España, es evidente que el denominado régimen del 78 ha significado el asesinato del pensamiento. Libre, claro. Porque si no es libre, simplemente se reduce a la obediencia debida y las preguntas amordazadas. La tendencia natural del hombre al saber, que defendía El Estagirita, parece agonizar en un Estado podrido donde no hay lugar para los vocablos más nobles. Pensar ya no está de moda – sí, la lucha por el poder y el dinero – por ello hay unos seres humanos en peligro de extinción. Lo sepan o no lo sepan, no parece importarles demasiado. El pensamiento muere lentamente. No importa, no tenemos prisa.

Sobre este blog

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y Master en Periodismo y Comunicación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Fue Jefe de la Sección Política del periódico Canarias 7, Jefe y analista de la Sección de Economía del periódico La Provincia, Jefe de las secciones Nacional, Internacional, Edición y Cierre de La Opinión de Murcia,  Corresponsal y analista económico en Canarias del periódico La Gaceta de los Negocios, Director del diario La Tribuna de Marbella, Jefe del Gabinete de Comunicación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Director del diario La Gaceta de Las Palmas, Cofundador y director del peridico digital CanariasAhora.com. Director del Canal Canarias de la productora Media Report y Director de la Televisión Canaria Internacional. Como escritor, ha publicado cinco libros.

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