Miles de personas despiden a Fernando Trapero entre vivas a la Guardia Civil

Entre “vivas” a la Guardia Civil miles de personas despidieron este viernes por la tarde al agente Fernando Trapero, asesinado en el sur de Francia junto a su compañero Raúl Centeno por la banda terrorista ETA, que fue enterrado en el cementerio de El Tiemblo, localidad de origen de su familia.

Los compañeros del agente asesinado han entonado como último homenaje a Trapero el Adiós polilla, el himno con el que se despide a los guardias jóvenes cuando abandonan el Colegio Duque de Ahumada.

Tras el funeral de Estado presidido por los Reyes de España en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro (Madrid), el féretro con los restos mortales de Trapero llegó a las 15.03 horas a las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde se encontraban congregadas cientos de personas.

Cuando sus compañeros de la 87 Promoción de Guardias Jóvenes portaron el ataúd a hombros, los vecinos de El Tiemblo, localidad de unos 4.000 habitantes, han prorrumpido en una larga ovación entre exclamaciones de “¡Viva la Guardia Civil!”.

En el exterior del templo, esperaban al cortejo fúnebre una treintena de agentes del Colegio de Guardias Jóvenes, formados para rendir honores al féretro cubierto por la bandera de España.

Tras el mismo figuraban los padres de Fernando Trapero, su hermana y su novia, así como amigos y compañeros que abarrotaron el templo, aunque muchos de ellos no pudieron acceder al interior de la iglesia.

La llegada del cortejo fúnebre desbordó la emoción contenida durante los últimos días entre los asistentes, muchos de los cuales no pudieron contener el llanto.

Los compañeros que portaron el féretro lloraron desconsoladamente, tanto a la entrada como a la salida de la iglesia en la que tuvo lugar un responso oficiado por el párroco de El Tiemblo, Miguel Ángel Rosillo.

El funeral comenzó coincidiendo con la llegada del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, a quien esperaba el alcalde del municipio, Rubén Rodríguez.

Entre los asistentes figuraban el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, el secretario de Organización del PP, Sebastián González, el presidente provincial del PP, Antolín Sanz, y el secretario provincial del PSOE, Pedro José Muñoz.

El momento más emotivo se produjo a las puertas de la iglesia, cuando el féretro se detuvo frente a la treintena de guardias civiles uniformados, que entonaron el Adiós Polilla, con el que se despide del Colegio de Guardias Jóvenes a los alumnos que lo abandonan cuando finalizan su periodo de formación.

Varios de los agentes lo cantaron entre lágrimas, mientras muchas de las personas que se encontraban en la plaza de la Iglesia, tampoco pudieron contener la emoción.

Una vez finalizado este homenaje, el cortejo fúnebre se dirigió a pie hasta el Cementerio Municipal de Nuestra Señora del Carmen, situado a algo más de un kilómetro de la iglesia.

La comitiva estuvo presidida por el silencio y por dos banderas de España portadas por vecinos de la localidad.

Durante el recorrido, el ataúd fue llevado a hombros por los compañeros de Fernando Trapero y por sus amigos de toda la vida.

Una vez en el camposanto, varias salvas de honor han despedido al agente de la Guardia Civil que, aunque natural de Madrid, se encontraba estrechamente vinculado a este municipio abulense en el que nacieron y viven sus padres y en el que pasaba largas temporadas.

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