El PSOE renueva a una cuarta parte de sus líderes y se deshace de los barones

El PSOE ha jubilado a los clásicos barones, que en las últimas décadas habían amasado ingentes cantidades de poder dentro del partido, y sólo el andaluz Manuel Chaves se mantiene de aquella vieja guardia tras los últimos congresos regionales, que han renovado casi a una cuarta parte de sus líderes.

Cuatro meses después del 37 Congreso Federal, que otorgó por tercera vez consecutiva la confianza en José Luis Rodríguez Zapatero, los socialistas han culminado sus procesos congresuales regionales, de los que ha resultado una renovación de caras de un 23,5 por ciento de sus secretarios generales.

Unos cónclaves que han servido para cerrar toda una etapa en el PSOE, la de los “barones” que en los años de Gobierno de Felipe González, y también en los años posteriores, hicieron de su poder territorial un baluarte dentro del partido.

Sin embargo, el retiro también llega a la política.

Amén del presidente andaluz, Manuel Chaves, que se mantiene incontestablemente en su cargo desde hace casi un cuarto de siglo, ya sólo quedaba uno de los representantes de aquel antiguo bastión: el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que este verano ha cedido su bastón de mando a Guillermo Fernández Vara.

Con ese gesto, y después de veinte años con un dominio absoluto del partido en Extremadura, uno de los políticos más emblemáticos de la democracia ponía fin a la bicefalia con Fernández Vara que se había prolongado durante el último año.

Pero su despedida tenía además una carga mucho más simbólica, porque suponía el abandono del penúltimo exponente de aquella época.

Aunque fuentes del PSOE restan importancia a estas jubilaciones y consideran que se trata simplemente de ir abriendo camino a otras generaciones, creen también que se impone la necesidad de cambiar la forma de hacer política.

Una forma menos personalista y no tan territorializada, en la que prime la defensa del interés general del país.

Los nuevos rostros de los socialistas tienen nombres como el de Óscar López (Castilla y León), Jorge Alarte (Comunidad Valenciana) o Roberto Jiménez (Navarra).

Hay también otros dirigentes socialistas a quienes algunos ya han acuñado como los nuevos “barones” del PSOE, habida cuenta de que no se estrenan en estas lides y dirigen sus respectivas federaciones desde hace años, función que en muchos casos compaginan con la presidencia de su comunidad autónoma.

Ese es el caso del catalán José Montilla, el aragonés Marcelino Iglesias o el balear Francesc Antich, sin olvidarse del gallego Emilio Pérez Touriño o del castellanomanchego José María Barreda.

Juan Fernando López Aguilar, reelegido secretario general de los socialistas canarios el pasado fin de semana, es otro ejemplo paradigmático de la nueva etapa que vive el PSOE, porque ha sido ministro, ha encabezado la candidatura de su partido en las últimas elecciones autonómicas y será el cabeza de lista para los próximos comicios europeos.

Nadie duda tampoco dentro de PSOE de la influencia del vasco Patxi López, en quien el partido además ha depositado todas sus esperanzas ante las elecciones en Euskadi del próximo año.

Todos ellos han renovado la confianza de los suyos en sus recientes congresos regionales, sin ninguna oposición interna y con un amplísimo respaldo, lo mismo que Javier Fernández en Asturias, Dolores Gorostiaga en Cantabria, Tomás Gómez en Madrid, Pedro Saura en Murcia o Francisco Martínez Aldama en La Rioja.

Únicamente Jorge Alarte, en la Comunidad Valenciana, encontró un contrincante en su lucha por la secretaría general: la del alcalde de Morella (Castellón), Joaquín Puig, a quien logró vencer por una diferencia de veinte votos.

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