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Canarias registra en mayo las máximas más altas de los últimos 20 años

La ola de calor que afectó a Canarias entre el 13 y el 16 de mayo provocó que en el sur de las islas centrales se observasen las máximas más altas de los últimos 20 años, alcanzando hasta 40,9ºC en el suroeste de Gran Canaria, según el Avance Climatológico de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) correspondiente al pasado mes de mayo.

Por lo general, las anomalías térmicas en las temperaturas medias han sido positivas, oscilando entre 1,7ºC en Santa Cruz de Tenerife y 3,2ºC en el aeropuerto de Fuerteventura. Asimismo, las mínimas --muy altas-- registraron valores récord en muchos puntos del archipiélago.

Desde 1948 han quedado registrados en mayo cuatro episodios como éste --el último en 2003--, todos de similar magnitud, evaluada en términos de extensión espacial, persistencia temporal y temperaturas alcanzadas.

Mayo ha recuperado la tendencia seca que venía presentando el año y que se había roto gracias a las precipitaciones registradas durante el pasado mes de abril.

El escenario sinóptico ha estado caracterizado por altas presiones relativas sobre el archipiélago, las cuales han impedido que afectaran a las islas varias borrascas que quedaron al noroeste de Canarias, desplazándose según un eje sudoeste-nordeste. Esta situación mantuvo durante la mayor parte del mes -exceptuando el episodio de entrada de calima en torno a los días 11 y 17- un flujo de componente norte.

Las precipitaciones fueron escasas, concentrándose en un único episodio que tuvo lugar entre los días 19 y 21, provocado por la acumulación de humedad aportada por los vientos de componente norte y que afectó a todas las islas, con excepción de Lanzarote y Fuerteventura, en las que prácticamente no se registraron precipitaciones. También se observó un episodio menor, más aislado, que afectó únicamente a la isla de la Palma durante los días 25 y 26.

En general, los volúmenes de precipitaciones recogidos permiten caracterizarlas como débiles y dispersas, llegando a moderadas sólo en algunos puntos. Las mayores cantidades registradas fueron las siguientes: 12,6 mm en Las Mercedes-Llano de los Loros, 5,6 mm en San Juan de la Rambla, ambos casos en Tenerife, así como 5,6 mm en Valleseco, Gran Canaria.

Alisio inoperante

Entre el 27 y el 29 se desarrolló un episodio de viento (alisio) fuerte, poco relevante, pero el único destacable. Dejó rachas muy fuertes en el 10% de las estaciones. La racha máxima más alta del episodio se registró en La Aldea (89 km/h, día 26); la del mes, a 2.100 metros en el Parque Nacional del Teide (93 km/h, día 18). Asimismo, hubo intrusión de calima entre los días 11 y 17.

Igual que el mes pasado, el alisio sopló con menos frecuencia y fuerza de la normal, siendo el norte la dirección predominante. El máximo del recorrido medio diario se localiza en Gando (701 km); el mínimo, casi siete veces menor, en las Cañadas del Teide (104 km).

A lo largo del pasado mes de mayo predominó el calor y el bochorno. A medianoche la sensación de fresco siguió predominando en costa, aunque el porcentaje de noches agradables se le acerca bastante. Se dieron también algunas noches frescas a principios de mes, pero más reseñable es, sin embargo, el porcentaje de noches calurosas, que asoma por primera vez en lo que va de año, y que lo hace con frecuencias de más del 10% en zonas de Fuerteventura y Gran Canaria.

La ola de calor fue la causante de estas noches tropicales (Tmin>=20ºC), 5 de media en la costa y 3 en las medianías y zonas de montaña, donde, a pesar de ello, la sensación de fresco y de frío, respectivamente, siguió prevaleciendo.

A mediodía predominó la sensación agradable en casi toda costa. Hubo, sin embargo, zonas de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma donde el calor apretó de manera considerable, con una presencia superior a la mitad de los casos. No obstante, fue la sensación de bochorno, inédita desde octubre del año pasado, la que llamó más la atención por lo frecuente de la misma, especialmente en medianías, donde se percibe en un 13% de los casos.

Este bochorno es la consecuencia lógica de la ola de calor que durante tres días consecutivos fue registrada en más de un tercio de las estaciones; en la mitad de las mismas el 14. Esto provocó que hubiera máximas y mínimas por encima de 31 y 22ºC, respectivamente, un fenómeno raro en mayo, únicamente observado en los años 1953, 1986 y 2003.

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