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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

''¿Presidente? ¿Qué presidente?''

En las cercanías del Parlamento canario, mientras el nacionalista Paulino Rivero leía su discurso para ser investido presidente del Gobierno, los ciudadanos se mostraban indiferentes cuando no ajenos al acontecimiento. “¿Presidente, qué presidente?”, preguntaba una mujer de mediana edad sentada en un terraza junto a una amiga. “¿Pero eso no estaba ya arreglado?”

A muchos de los viandantes en la calle Castillo, de la que nace la vía donde se encuentra la sede de la Cámara regional, lo que les llamaba la atención era el amplio despliegue policial en la zona, con varias decenas de agentes de la Unidad de Intervención Policial (Unipol) y de la Policía canaria protegiendo la entrada y salida de parlamentarios, sin que hubiera peligro aparente alguno, ni siquiera manifestantes del 15-M.

“Perdone, pero ¿por qué hay tanta policía?” “Es que hay sesión de investidura del presidente del Gobierno” “¡Ah, ya!..¿No había sido la semana pasada?”, preguntó un matrimonio a esta periodista.

Sin embargo, en los comercios de las inmediaciones sí parecían conocer lo que estaba sucediendo dentro del Parlamento. “Lo dicen todos los periódicos, es la elección de Rivero como presidente. Lo que me gusta menos es que haya tanta policía. ¿Para qué?, ¿no tienen nada mejor que hacer, con tanta inseguridad y tantos robos como hay por aquí?”, comentaba la encargada de una franquicia de calzado.

“Sí, es el acto este por el que Paulino volverá a ser presidente. Me da igual, pero apunte bien, lo que me tiene indignado, porque eso sí es para indignarse, es que lo haga con los socialistas, a los que había votado siempre, pero a los que ya no volveré a votar. Me siento? estafado, eso, estafado”, sostenía, en tono molesto, un hombre de unos 50 años, que acudía a una librería.

“Claro que sé lo que está pasando en el Parlamento, pero no me interesa nada. Es más de lo mismo”, respondió un joven que añadió que iba a una reunión del 15-M en la Plaza de la Candelaria. “Esta claro que con el sistema de siempre, heredado del franquismo, no hay cambio posible, es todo lo mismo”.

“Eligen presidente a Paulino Rivero, ¿no es eso lo que hay hoy en el Parlamento? Me parece bien porque es el único que ha luchado por Canarias y fíjese que es tan conocido en Madrid como en Canarias, o más”, afirmó el responsable de una tienda de ropa.

Mientras los viandantes iban a lo suyo, y los comerciantes, otro tanto, en el interior del edificio que proyectó en el XIX Manuel de Oraá, Paulino Rivero leía un discurso que fue calificado de “no muy pesado” por algunos de los diputados de CC y del PSC.

En efecto, no siquiera llegó a hora y media de alocución. Para el PP fue “vacío de contenido y con promesas difíciles de cumplir”, sostenía José Manuel Soria a una cadena de radio.

“No ha dicho nada nuevo. Ha dicho lo mismo que dijo durante el Estado de la Nacionalidad”, comentaban entre sí algunos informadores especializados. “Lo más destacable, esa mano tendida a la oposición con esa alusión a un Gobierno de integración, y lo menos creíble, algunas propuestas como la agilización del Servicio Canario de Salud”.

En sus escaños, los parlamentarios parecían leer al tiempo que escuchaban al candidato a la Presidencia, pero las apariencias engañan, porque había quienes repasaban otros documentos, quienes se entretenían con el IPad, quienes enviaban correos electrónicos y quienes ponían tanta, tanta atención, como María del Mar Julios, que parecían estar en un acto devocionario.

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