Presupuestos: nunca es suficiente

La consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias, Rosa Dávila, en el momento de entregar a la presidenta del Parlamento regional, Carolina Darias, el proyecto de Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2016. (EFE/CRISTÓBAL GARCÍA)

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

Octubre, noviembre y diciembre son los meses presupuestarios por excelencia, aunque este año el electoralismo de Mariano Rajoy haya incluido el período estival en este particular calendario. Son semanas de discursos políticos tensos y con profusión de datos porque lo que no está en las cuentas del Estado o en las de Canarias, no existe.

El Gobierno central presentó y aprobó los suyos, incluidas las partidas mermadas de inversión destinadas a las Islas y el Ejecutivo canario ha hecho lo propio, con unos Presupuestos condicionados en gran medida por los que, negro sobre blanco, ha puesto sobre la mesa el ministro Cristóbal Montoro.

Son, por tanto, 100 días en los que la práctica totalidad del enconamiento político gira en torno a los números, estatales y autonómicos, que certifican la realidad de las políticas a poner en marcha. Una realidad que en la pasada legislatura ha estado marcada por los continuos recortes y en la que se inicia por un tímido atisbo de recuperación y un aviso serio de la Comisión Europea de que el nuevo Gobierno que salga de las urnas en diciembre deberá aplicar más recortes porque las Cuentas se han sobredimensionado.

Recortes que una optimista consejera de Hacienda, Rosa Dávila, espera que no se trasladen a Canarias, que es la autonomía peor financiada y más castigada presupuestariamente por Mariano Rajoy desde que el líder del PP se aposentó en La Moncloa, lo que obligó a constreñir las cuentas canarias de los últimos años.

De Soria a Dávila

Cuando el vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda, José Manuel Soria, abandonó el Gobierno a finales de 2010, dejó la tarea hecha y con los Presupuestos elaborados para el año siguiente. De hecho, la condición que impuso al presidente Paulino Rivero fue que solo contaría con el apoyo parlamentario del PP para acabar la legislatura sin sobresaltos si no cambiaba ni una coma de las cuentas autonómicas por él elaboradas.

Esos Presupuestos, los de 2011, ascendían a 6.259 millones de euros. Los últimos de la pasada legislatura supusieron 6.084 millones, es decir, mermaron casi el 4%. Los primeros de la era Clavijo han crecido hasta los 7.071 millones, un 14% más que en 2015 y un 11% que los de Soria.

Pese a ese incremento, la mejoría económica no es tan excelente como para que pueda compensar los recortes de financiación que el Estado acomete, de nuevo, en Canarias.

No por repetidas, las cifras dejan de ser ciertas: 800 millones de euros menos cada año derivados del descenso de los ingresos y el mal sistema de financiación, que obliga a las Islas a detraerlos de otras partidas para poder mantener los servicios básicos.

Además, desde el año 2011 y hasta 2015 Canarias ha perdido 1.457 millones de capacidad de gasto por el reparto que ha hecho el Estado de los objetivos de estabilidad, a lo que hay que añadir el establecimiento de la regla de gasto.

Números que condicionan unos Presupuestos canarios que no satisfacen a nadie. Ni a los miembros del propio Gobierno ni a los diputados de la oposición. Ni un solo consejero de los dos gabinetes de la pasada y de ésta incipiente legislatura están contentos con sus cuentas. Lo han dicho en el pasado y lo han repetido en el presente.

Y la oposición ha pedido durante este tiempo (usando la taurina expresión “devolver a los corrales” en los dos últimos años) que se reelaboren porque eran insuficientes para acometer las necesidades de la Comunidad Autónoma.

Claro está que, unos y otros, enfocan de manera distinta las culpas. Desde el Gobierno se apunta a La Moncloa y las políticas de austeridad, desde la oposición se dispara contra la mala planificación y gestión de los consejeros canarios.

“En guerra”

Cuando se elaboraron los Presupuestos canarios para 2012 (que ascendían a 6.354 millones, un 1,52% más que los que hizo Soria), el portavoz nacionalista y secretario general de Coalición Canaria (CC), José Miguel Barragán, los calificó como propios de una “economía de guerra”.

“Estamos en guerra, no mueren personas pero se destrozan familias y, por tanto, los Presupuestos son de guerra y muy difíciles de hacer”, afirmó en la tribuna de oradores del Parlamento.

Un año después, cuando vino el gran hachazo, (6.032 millones, un 5,05% menos que en 2012), el dirigente de CC los calificó “de supervivencia”. Sin embargo, la consejera Dávila quiso dejar atrás esa imagen cuando presentó sus primeros Presupuestos el pasado 30 de octubre.

Los Presupuestos de 2012, los primeros de la legislatura que concluyó en mayo, contaban aún con un hándicap mayor que el resto de las cuentas autonómicas: el presidente Mariano Rajoy, que llegó a La Moncloa en diciembre de 2011, iba a prorrogar las últimas cuentas estatales de Zapatero hasta febrero, por lo que difícilmente se podría hilar fino en las previsiones de inversiones.

La realidad fue peor de la esperada. Tan mala, que el Gobierno de Canarias los recurrió ante el Tribunal Constitucional.

La inversión estatal en Canarias para ese año cayó un 46% respecto a 2011 cuando ese descenso, en el conjunto de las comunidades autónomas, fue del 29%.

Además, respecto a la inversión per cápita, el Archipiélago estaba en 2011 un total de 53 euros por debajo de la media estatal, mientras que en 2012 esa franja se situó en los 93 euros, duplicándose la diferencia negativa.

Plante y hachazo

hachazoUna realidad que no mejoró meses más tarde, cuando Montoro hizo los Presupuestos de 2013 con unos números que hicieron al Gobierno canario incumplir por primera vez la Ley de la Hacienda Pública Canaria, que obliga al Ejecutivo a presentar las cuentas autonómicas al Parlamento antes del 31 de octubre de cada año.

Fueron unos Presupuestos estatales muy dañinos para las Islas. Si en 2011 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reservó para las Islas 1.246 millones, esa cantidad pasó a 746 millones, un 40% menos, para 2013.

Asimismo, si Canarias podía contar en años anteriores con 207 millones anuales para aplicar el Convenio de Carreteras firmado con el Estado hasta 2017, Montoro lo rebajó a 57 millones. Una cantidad que ha bajado aún más en 2014 y en las previsiones para 2015.

Fueron los de 2013 los Presupuestos estatales que también asesinaron el Plan Integral de Empleo (PIEC), pues el Archipiélago pasó de tener 42 millones anuales a sólo 10 millones.

Por esos y otros motivos, el Gobierno de Canarias no remitió los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de 2013 hasta que el Congreso de los Diputados votó las enmiendas a las cuentas del Estado el 8 y 9 de noviembre con la esperanza de que en las Cortes se arreglara el desaguisado.

El plante fue en vano y, como era de prever, las cuentas estatales no se enmendaron y las canarias sufrieron recortes del 5,05% que afectaron a los servicios públicos esenciales.

Fue tal el hachazo que hubo que dar que el PSC dió una rueda de prensa para explicar a la opinión pública por qué se había tocado lo intocable.

La presidenta de los socialistas canarios y de su grupo parlamentario, Dolores Padrón, reconoció que “no son buenos”, pero que eran los de “la resistencia” ante el Gobierno del PP.

Padrón consideró los recortes inevitables, ya que el 62% del Presupuesto canario se financia con transferencias del Estado, pero afirmó que con estas cuentas el Gobierno de Canarias mantenía “el núcleo” de las políticas sociales sin aumentar la presión fiscal a las clases medias.

Por eso, la sanidad solamente se redujo un 1,2%, y el descenso del 8% en educación lo achacó a la reducción de la financiación estatal en esta área en 122 millones de euros.

Pese a todo, el proyecto de presupuestos incluía aumentos en las partidas para comedores escolares, cuando cada vez más niños dependen de la alimentación en los colegios, y se mantuvieron las becas de estudios para garantizar la igualdad de acceso a la universidad.

Y es que con los 170 millones adicionales que reclamó a través de enmiendas el PSOE en las Cortes en la tramitación del Presupuesto estatal hubiera sido suficiente para cuadrar las cuentas, pese a que para igualarse a la media de las comunidades autónomas Canarias debería haber recibido 812 millones de euros más.

Tan duros fueron que incluso hubo veto de diputados herreños y conatos de rebelión en el Cabildo de Tenerife, pues en las cuentas no se incluían partidas para los hospitales del Norte y del Sur.

Inflexión y esperanza

El panorama sombrío cambió ligeramente cuando se elaboraron los Presupuestos de 2014. Con un montante de 6.084 millones de euros suponía un ligero incremento del 0,86% respecto a los catastróficos del año anterior. Aun así, fueron insuficientes para compensar la motosierra de 2013.

Con todo, el socialista Emilio Mayoral los calificó como un “punto de inflexión” que debía ser considerado “motivo de esperanza” para la salida de la recesión económica, pues protegían el gasto social y mantenían la condición pública de los servicios esenciales, y Barragán destacó que era el “mejor Presupuesto” de los últimos cuatro años.

Y eso que las cuentas del Estado para 2014 suponían “un freno al desarrollo económico del Archipiélago, da la espalda a los canarios, se desentiende de los problemas y demandas de los más de dos millones de ciudadanos que viven en las Islas y, en consecuencia, aleja a Canarias de España”, según dictaminó el consejero González Ortiz.

Las partidas globales que recibieron las Islas se redujeron este año en cerca de 500 millones de euros con respecto a 2011, lo que representaba una minoración del 42% al pasar de 1.190 millones a los 693 para 2014.

Asimismo, Canarias, con una participación del 4% en el PIB nacional, un 4,5% de la población y un 33% de desempleo, recibió en 2014 solo el 3,2% del total de las inversiones estatales.

Una situación que no mejoró para 2015, pues pese a que creció la inversión territorializada en un 8%, Canarias fue la tercera comunidad autónoma que menos creció al elevar su dotación en torno a un 4% frente al 86% de aumento que registraron otros territorios.

Pese a esos mimbres estatales, los últimos Presupuestos de González Ortiz destinaron el 71% de los 6.195,4 millones a reforzar la Sanidad (2.900 millones), la Educación (1.493 millones) y las políticas sociales (1.328 millones).

Además de aumentar las partidas sociales, se ampliaron los fondos destinados a las políticas de empleo y hubo nuevos recursos para el empleo juvenil, sobre todo en el segmento de edad que va de los 15 a los 25 años.

“Huelen a paro, no luchan contra el fracaso escolar, son letales para los sectores productivos y cicateros con los servicios públicos”, aseguró en su momento el conservador Jorge Rodríguez.

“El Presupuesto no va a contribuir en absoluto a reactivar la economía, porque recortando no se ayuda a la economía canaria y nos oponemos a una política de derechas que hace a unos pocos más ricos y al resto más pobres”, sentenció el líder de NC, Román Rodríguez.

Ordenar las prioridades

Y lo mismo ha pasado ahora con las cuentas para 2016, pues los tres principales grupos parlamentarios de la oposición presentarán enmiendas a la totalidad al proyecto de Presupuestos con la intención de devolverlos a la cocina del Gobierno para su reelaboración.

Ni al PP ni a Podemos ni a NC les satisfacen la cuentas de Dávila porque, tomando una frase de Noemí Santana como resumen de lo que opina el resto de la oposición, “no garantizan el Estado de Bienestar ni abogan por la contribución a la recuperación económica ni por la máxima eficiencia en los servicios públicos”.

Desde el Gobierno, sin embargo se destaca el carácter socialmente comprometido y que son las primeras Cuentas que crecen en los últimos cinco años, pese a las limitaciones impuestas tanto por el Gobierno central como por la propia Comisión Europea. “No hay margen para aumentar las cantidades, solo podemos ordenar las prioridades”, ha resumido el consejero de Sanidad, Jesús Morera.

O, como dijo la nacionalista Elena Luis, “son el primer paso para poder programar las políticas que necesita esta tierra”.

Solo el tiempo lo dirá.

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